Massa, el ministro peronista que batalla contra la crisis económica para ser presidente de Argentina

Por Nicolás Misculin

BUENOS AIRES, 18 nov (Reuters) -El ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, está cerca de culminar una tarea titánica: convencer al electorado de que lo vote a presidente pese a una crisis financiera con una inflación de casi el 143% anual.

Para lograrlo, el peronista moderado aplicó en los últimos meses rebajas de impuestos y beneficios sociales que pretenden revertir el malhumor de la población por la situación económica, de cara a un balotaje extremadamente reñido el próximo domingo con el ultraliberal Javier Milei.

En la primera ronda electoral de octubre, el ministro se impuso con el 36,7% de los votos frente al 30% de Milei, aunque se espera que una mayoría de votantes de la fuerza conservadora que alcanzó el tercer lugar se incline ahora por el postulante libertario, lo que tiñó de incertidumbre el balotaje.

Si logra la presidencia, Massa -uno de los funcionarios más liberales del oficialismo de centroizquierda- culminará una larga carrera política que se aceleró a mitad de 2022, cuando asumió como ministro en momentos en que las finanzas de Argentina parecían a punto de colapsar.

"Es un trabajador incansable, de diálogo con todos, que conoce el Estado como pocos y por eso es el más capacitado para gobernar la nueva etapa de la Argentina", dijo a Reuters Malena Galmarini, presidenta de la firma estatal Agua y Saneamiento Argentinos (AySA) y esposa de Massa.

Una pobreza del 40% impulsada por la alta inflación, una grave escasez de dólares y una deuda de 44.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) heredada de la gestión anterior son algunos de los desafíos que enfrenta el ministro en un año en que el país agroexportador sufrió la peor sequía de su historia.

La delicada situación permitió al abogado de 51 años conseguir algo impensable a comienzos de año: que la alianza Unión por la Patria dejara atrás las peleas entre el presidente Alberto Fernández y su poderosa vice, Cristina Fernández de Kirchner, para tener posibilidades de ganar los comicios.

Junto a la crisis, algunos resonantes casos de corrupción han profundizado el hastío de los argentinos con la política y con el peronismo, lo que impulsó a un candidato antisistema como Milei y volvió aún más ardua la tarea de Massa.

En medio de las dificultades, los sectores de izquierda critican al ministro por aplicar recortes de gastos sociales, mientras que los más conservadores consideran que no hace lo suficiente para reducir el déficit fiscal.

Sin embargo, la aparente unidad del poderoso peronismo le ha dado bríos inesperados tras cuatro años de disputas internas.

"El liderazgo de Massa es el típico liderazgo del peronismo, que suele alinearse de cara a las elecciones", señaló a Reuters el canciller argentino, Santiago Cafiero, quien consideró que el ministro de Economía dirigirá Unión por la Patria si se impone en los comicios.

El ministro de fluidos contactos con el mundo empresarial prometió que, de ganar el balotaje, convocará a dirigentes de distintos partidos políticos a participar de un Gobierno de "unidad nacional".

¿EL CANDIDATO DESEADO?

Tras ser jefe de Gabinete en el primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2007-15), Massa abandonó el Gobierno enfrentado con la entonces presidenta para fundar su propio partido político.

Pero el ministro regresó a la coalición oficialista en 2019 para postularse como diputado nacional, una decisión que sus detractores consideraron inconsecuente. Desde entonces intenta hacer equilibrio entre las distintas facciones peronistas gracias a su conocido carácter dialoguista.

Con la baja popularidad que registran actualmente el presidente Fernández y Cristina Fernández de Kirchner -quien sigue manejando importantes hilos del peronismo-, Massa era quien contaba a la vez con mejor intención de voto y mayor respaldo de gobernadores y líderes sindicales para postularse.

"Massa es el menos peronista de los peronistas, y eso lo pone en tensión con el 'núcleo duro' de ese electorado, pero es una ventaja en una segunda vuelta", explicó el analista Julio Burdman, de la firma Observatorio Electoral.

"El punto fuerte de Massa es su plasticidad para ser votado por todos estos sectores (de la oposición) en un balotaje. El nivel de apoyo es bajo, pero así y todo lo van a preferir antes que a Milei", añadió.

La desconfianza, sin embargo, no se ha evaporado por completo: el ala "kirchnerista" de la alianza (de inclinación más izquierdista) suele mirar de reojo al actual ministro por los recortes de gastos y su cercanía estratégica con Estados Unidos.

"Adentro de una coalición no todos pensamos igual de todos los temas, pero sí tenemos muy en claro qué queremos y hacia dónde vamos, y eso se ha hablado muchísimo con Massa y su equipo", afirmó una fuente "kirchnerista" que pidió no ser identificada.

"Creo que aprendimos de la experiencia de estos años (por los errores de la gestión actual) y desde ahí vamos a poder construir una coalición, un programa de Gobierno mucho más consistente", añadió.

PRAGMATISMO

Hijo de inmigrantes italianos, Massa estudió en una escuela católica de los suburbios de Buenos Aires, donde comenzó a militar en el peronismo tras su paso por un partido de vertiente conservadora.

Antes de casarse con su pareja y socia política, Malena Galmarini, fue elegido diputado provincial con solo 27 años y, entre otros cargos, fue luego alcalde de Tigre, un importante suburbio al norte de Buenos Aires.

Aunque ha sido criticado por sus cambios de alianzas políticas, quienes lo conocen destacan su capacidad para lograr consensos.

"Es una persona que trabaja mucho el sistema de relaciones. No habla solo con los suyos, sino también con los que piensan diferente, habla prácticamente con toda la oposición", destacó un asesor que trabaja hace décadas con él. "Está orgulloso de ser pragmático, de resolver problemas", acotó.

Por falta de respaldo político, Massa no aplicó como ministro algunas recetas cercanas a la ortodoxia que podría impulsar como presidente, de las que solo dio pistas al reducir impuestos, bajar en términos reales partidas del gasto público e intentar incrementar las escasas reservas del banco central.

La feroz sequía que castigó al país, una potencia agroexportadora, también limitó sus movimientos.

Para lograr la presidencia, Massa debe terminar de convencer al electorado de que es un político confiable y capaz de aplicar una receta económica que no implique un ajuste doloroso para la población -como promete el opositor Milei- pero que, a la vez, estabilice la economía de una vez por todas.

(Reporte de Nicolás MisculinEditado por Lucila Sigal)