Mary Anning: La olvidada buscadora de fósiles que sobrevivió a un rayo y marcó el camino de la paleontología moderna

La paleontóloga pionera Mary Anning realizó extraordinarios descubrimientos geológicos, desafiando las barreras de género de la sociedad inglesa del siglo XIX.

Una mujer vestida como Mary Anning posa junto a su estatua desvelada el 21 de mayo de 2022 en Lyme Regis, Inglaterra. (Photo by Finnbarr Webster/Getty Images)
Una mujer vestida como Mary Anning posa junto a su estatua desvelada el 21 de mayo de 2022 en Lyme Regis, Inglaterra. (Photo by Finnbarr Webster/Getty Images)

Mary Anning realizó algunos de los descubrimientos geológicos más importantes de la historia pero su vida y su obra ha pasado desapercibida por la mayoría debido a la discriminación de género reinante en la Inglaterra del siglo XIX. Ella escudriñó las playas de Dorset, en la costa suroeste de Inglaterra, y encontró evidencias de la existencia de reptiles marinos que conmocionaron el conocimiento científico existente hasta el momento

Se cree que los fósiles encontrados por Anning tuvieron un gran impacto en el desarrollo de la teoría de la evolución de Charles Darwin. Pero cómo era una mujer pobre y sin educación formal nunca fue tomada en serio por la sociedad inglesa.

La zona donde Mary realizó sus investigaciones ahora es conocida como la Costa Jurásica, un tramo de unos 152 kilómetros de los condados de Dorset y Davon, que fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por sus excepcionales rocas, fósiles y accidentes geográficos.

La niñez de Mary

Mary Anning nació el 21 de mayo de 1799 en Lyme Regis en el seno de una familia muy humilde que profesaba el protestantismo. Se cree que su madre, Mary Moore, tuvo nueve o diez hijos, pero sólo Mary y su hermano mayor Joseph sobrevivieron hasta la adultez.

Su padre, Richard, era carpintero aunque completaba los ingresos familiares recolectando fósiles en la playa y vendiéndolos en su modesta tienda, así que para Mary las conchas y las piedras curiosas le resultaban tan familiares como los muebles de roble fabricados en la carpintería.

Un episodio extraordinario ocurrió cuando Mary tenía tan sólo 15 meses. En 1800, un circo ambulante visitaba la ciudad y tres niñas que cuidaban a Mary fueron a ver el espectáculo. Una tormenta se desató en plena función y las chicas corrieron a refugiarse bajo un árbol, con la mala suerte de que les cayó un rayo encima.

Las tres chiquillas que cuidaban a Mary murieron en el acto, pero la pequeña sobrevivió. Se dice que sus padres actuaron con rapidez y la reanimaron sumergiéndola en un balde de agua.

Richard enseñó a Mary desde los cuatro o cinco años a identificar y limpiar los fósiles que encontraban en la playa, aunque era una actividad impropia para una chica durante el reinado de Jorge III. Para el momento en que Richard muere de tuberculosis en 1810, Mary era una niña de 11 años que amaba la paleontología y la convertiría en la fuerza impulsora de su vida.

Los grandes hallazgos

Mary se aventuraba a lo largo de los acantilados de Lyme Regis, observando cada detalle de las rocas y buscando pacientemente entre los estratos. Un día de 1811, Joseph le comentó que había encontrado un extraño cráneo fosilizado. Mary lo buscó y se dedicó a excavar minuciosamente el esqueleto durante meses, que resultó tener 5,2 metros de largo.

Los habitantes del pueblo comentaban que los chicos habían encontrado a un monstruo, mientras que la comunidad científica especulaba que se trataba de un cocodrilo.

El hallazgo ocurrió justo cuando Georges Cuvier, conocido como el padre de la paleontología, estaba formulando su “Ensayo sobre la teoría de la Tierra”, en el que no sólo demostró que muchos fósiles eran restos de animales extintos, sino que también postuló que habían ocurrido muchos eventos catastróficos en la historia de la Tierra que habían causado extinciones.

Se trataban de una idea innovadora que se enfrentaba a los principios religiosos de la época. Hasta entonces se pensaba que si Dios creó la naturaleza según un plan divino, parecía irracional que permitiera la desaparición de algunas partes de esa creación .

Los científicos estudiaron durante años el misterioso espécimen encontrado por los Anning y con el tiempo lo llamaron Ictiosauro, o "pez lagarto", aunque ahora sabemos que no era ni pez ni lagarto, sino un reptil marino que vivió hace unos 200 millones de años.

Otro polémico y excepcional descubrimiento de Mary ocurrió en 1823, cuando encontró el primer esqueleto completo de un plesiosaurio, un reptil marino superdepredador con poderosas aletas y un cuello largo que lo hacía un excelente cazador. El fósil era tan sorprendente que algunos creyeron que era falso.

Hasta Cuvier, de quien se decía que era capaz de reconstruir la anatomía completa de una especie hasta entonces desconocida con asombrosa precisión con tan sólo unos pocos fragmentos de huesos, llegó a dudar de su autenticidad.

Aunque al final la Sociedad Geológica de Londres se retractó de sus dudas y confirmó la grandeza del hallazgo, aunque sin el debido reconocimiento a Mary.

Mary también descubrió el primer pterosaurio fuera del territorio alemán. “Los pterosaurios fueron un extenso grupo de reptiles que evolucionó hasta adquirir una anatomía especializada en el vuelo, comparable a la de las aves modernas, y que llegaron a ser los animales voladores más grandes que han existido en el planeta”, describió la National Geographic.

También se le atribuye ser pionera en el estudio de los coprolitos, que son heces fosilizadas por desecación o mineralización.

Una mujer brillante en una disciplina de hombres

A pesar de sus logros excepcionales, Mary Anning enfrentó una discriminación sistemática debido a su género. En el siglo XIX, las mujeres tenían un acceso limitado a la educación científica y eran excluidas de las instituciones académicas. A pesar de estas barreras, Mary perseveró, fue autodidacta y estableció una red de contactos con científicos que reconocieron su valía.

Sus descubrimientos inspiraron a Henry De la Beche, quien era un amigo de la infancia que se convirtió en un famoso geólogo, a pintar en 1830 la obra Duria Antiquior - Un Dorset más antiguo. Los grabados fueron vendidos para recaudar dinero para Mary, quien a pesar de sus grandes descubrimientos nunca salió de la pobreza.

Mary nunca fue admitida formalmente en la Sociedad Geológica de Londres por ser mujer, institución que solo reconoció su talento y contribuciones muchos años después de que muriera de cáncer de mamas en 1847, a los 47 años

De lo que no cabe duda es que Mary Anning fue una pionera en un mundo dominado por hombres, que allanó el camino para las futuras generaciones de mujeres científicas.

Fuentes: Natural History Museum, Discovery Wildlife, Discover Magazine, Evolution Berkeley, National Geographic

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