Martha Debayle y el capítulo que la convirtió en meme nacional

Martha Debayle puede estar feliz. Ha pasado la historia. Sí, ya es una inmortal del museo del meme mexicano. Sus sentidas condolencias por la muerte de la reina Isabel II han desatado un sinfín de chistes que, de hecho, excedieron ya la temática inicial. Porque en un inicio todo tuvo que ver con divertida (por decir lo menos) despedida que Martha dedicó a la reina en su programa de radio.

Pero ese fue solo el comienzo. Por ejemplo, el anuncio del retiro del tenista Roger Federer provocó que el chiste de Debayle y su hija (que veía a Isabel II, como si fuera su abuelita, según el relato de Martha) se replicara, ahora aplicado al contexto del suizo. Y podemos decirlo con toda seguridad: esto es únicamente el comienzo. Que nadie lo dude.

Así nacen los memes. Quizá hasta hay que sentirse afortunados que ver, en vivo, en tiempo real, la gestación de uno nuevo. Eso no se puede contar todos los días. Porque si hacemos un repaso rápido de memoria nos daremos cuenta de que no sabemos a ciencia cierta cuándo fue la primera vez que escuchamos chistes que, pasados los años, integran nuestro repertorio nacional de versos cómicos.

Vamos a ver: el tren de Chabelo ya estaba en las redes cuando llegamos. ¿Alguien sabe quién lo inventó? No es difícil suponer que, como tal, el chiste local llevaba ya mucho tiempo en las calles y sobremesas. Incluso cabe la posibilidad de que lo hayamos escuchado muchas veces antes de abrir una cuenta de Facebook o Twitter.

Pero queda claro que la inmortalidad de Chabelo solo alcanzó verdadera popularidad cuando aterrizó en la esfera virtual cientos, miles, de memes comenzaron a atiborrar nuestros inicios. Ahora, cada vez que una celebridad de avanzada edad muere, ya se sabe qué es lo que pasará: bromas referentes a que Xavier López nos enterrará a todos. Y vaya que la teoría cobra más sentido con el paso de los años y con toda la colección de personas aparentemente eternas que han perecido mientras el Amigo de todos los niños sigue ahí, esperando que el mundo de quede sin nadie y él pueda disfrutarlo a su antojo.

Pues bueno, todos sabíamos, en el fondo, que Martha Debayle era especialista en decir ridiculeces. Así fue durante todos estos años. No lo vimos por dos motivos: no merecería la suficiente atención o, qué pena, tenía los suficientes fans como para limitar cualquier intento de criticarla.

Al final, todo cae por su propio peso. Pasa siempre y en todos los ámbitos. Si durante tanto tiempo su clasismo interno y su altanería habían pasado de noche (o eran vistos con admiración y aspiracionismo, para no variar), ella misma se ha puesto el pie para evidenciarse como la próxima reina de los memes. Siendo generosos, hemos de decir que esa condecoración no es para cualquiera (y tal vez sea la más alta que Debayle alcance en su carrera). Se requiere de una comicidad a prueba de clases sociales: no hay Target inmune a la risa provocada por la vergüenza ajena. Su programa seguirá siendo un éxito, porque nunca faltan personas ávidas de estatus y un pretendido refinamiento que, obvio, sólo está al alcance de quienes escuchan todos los días a Debayle.

Ahora, Martha tendrá que soportar el perenne meme en el que se convirtió y más cuando se va a mantener presente en cada suceso donde llegue a fallecer alguien de la farándula a tan avanzada edad, pues la gente de las redes no olvida tan fácilmente y tan rápido. Solo el tiempo sabrá por cuánto tiempo será de esa manera.

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