Los Marlins hacen agua y se hunden más en su racha de fracasos ante un Mike Trout que los ahoga con su poder

Si alguien duda que todavía Mike Trout es un pelotero importante en las Mayores debería ver el juego de este lunes entre Angelinos y Marlins. Se habla de que si no es el mismo, que si la espalda, que si su swing ya no es tan rápido y potente como antes, que si...

Digan lo que digan, Trout es uno de los mejores sluggers de los últimos tiempos y sus dos bambinazos contra Miami fueron vitales para que Los Angeles se impusiera por pizarra 7-4 y dejara a los de casa con verdaderas interrogantes sobre el momento y, por qué no, el futuro.

“La responsabilidad principal es mía, que debo encontrar la manera de poner a los hombres en una posición ganadora’’, reconoció el manager Skip Schumaker sobre los peces, que por primera vez en su historia empiezan una temporada con marca de 0-5.

“Tengo que ver como soluciono esto’’.

Lo cierto es que si bien el dirigente tiene su cuota de culpa, habría que buscar más responsables, desde una ofensiva que ha bateado para 10 doble plays en cinco encuentros hasta un bullpen que no sabe cómo defender una ventaja en ningún momento.

Nada ha sido fácil para los Marlins o cabría decir que ellos mismos lo han hecho más complicado de la cuenta, porque no importa cuántas carreras hagan, siempre algo viene a empatar o rebasar esa ventaja, como una vez lo demostró el choque inicial contra los Angelinos.

Miami se vino como un huracán en la primera entrada y pisó la goma en cuatro oportunidades, dando la sensación de que el juego podría abrirse de manera definitiva y segura en ruta a una victoria sin grandes sobresaltos porque los californianos venían de perder una serie en Baltimore.

Sencillos impulsores de Jake Burger y Jazz Chisholm, más un doble de dos anotaciones de Nick Gordon eran en ese momento la muestra de que los peces estaban en condiciones de tomar el control del encuentro de manera absoluta, pero la realidad sería otra.

“Tuvimos la oportunidad de poner el choque a buen respaldo’’, argumentó Schumaker.

“Tuvimos varios corredores en posición anotadora, pero nos faltó ese impulso definitivo, ese batazo necesario y es una lástima porque Max [Meyer] hizo una labor muy buena. Todo lo que pedíamos de él lo hizo’’.

Poco a poco y, en gran medida con el madero de Trout, los Angelinos se dieron a la tarea de ir rebajando la distancia y para la sexta entrada, entre jonrones y amenazas, lograron igualar el encuentro a cuatro carreras para enmudecer a los 9,411 humanos que trajeron unos 151 perros al loanDepot park.

Una jugada de selección sobre batazo de Aaron Hicks trajo la primera de Los Angeles, pero en el cuarto llegó el primero de dos cuadranguales de Trout que cayó a 412 pies y en ese momento parecía enorme, o al menos superior al cuadrangular de Nola Schanuel en la sexta y que puso a los visitantes a una del empate.

El segundo jonrón salido de las manos de Trout será recordado como uno de los grandes batazos -de hecho el quinto- jamás producidos en el parque de La Pequeña Habana, pues fue a caer a 473 pies, igualó el marcador y fijó el tono para que los angelinos tomaran el mando en el octavo.

Miami pudo haber salido mucho peor cuando los visitantes llenaron las almohadillas en la octava, pero el equipo del manager Ron Washington solo pudo anotar una sola, cuando Luis Arráez no pudo controlar del todo una conexión de Taylor Ward y tuvo que contentarse con sacar un out en la inicial en vez de hacerlo en el plato.

La carrera que sellaría el fracaso llegaría en la novena cuando Nick Gordon hizo una pésima lectura sobre un elevado de Logan O’Hoppe que se se convirtió en triple, antes de que Jo Adel le remolcara con un imparable al jardín central.

El abridor de los Marlins Max Meyer lanza en el primer inning del partido ante los Angelinos de Los Angeles, celebrado el 1ro de abril de 2024 en Miami.
El abridor de los Marlins Max Meyer lanza en el primer inning del partido ante los Angelinos de Los Angeles, celebrado el 1ro de abril de 2024 en Miami.

Una última anotación llegaría casi como insulto con un imperdonable balk del relevista Burch Smith.

Había mucha expectativa por ver cómo le iba a Meyer en su retorno a las Grandes Ligas, luego de una cirugía Tommy John y el chico no lo hizo nada mal durante cinco entradas en las que permitió dos carreras y dos imparables, incluido el primer batacazo de Trout.

Para los Marlins es imperativo que Meyer y el resto de los lanzadores de la rotación den un paso adelante mientras Edward Cabrera y Eury Pérez realizan sus rehabilitaciones en las Menores, pero que sobre todo el bullpen haga un mejor trabajo, porque este lunes no todo fue color de rosa.

Baste decir que en los cinco juegos de temporada el pitcheo de los floridanos ha permitido al menos seis anotaciones y cualquier ventaja que se haya tenido, por mucha o poca, se ha esfumado como agua entre las manos.