Mark Rutte muestra su entusiasmo a las puertas de ser confirmado como secretario general de la OTAN
El camino ha quedado despejado para Rutte, después de que el presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, se retirara el jueves de la carrera por el puesto civil más alto de la alianza militar, dejando al neerlandés como el único contendiente y ofreciendo su respaldo a su candidatura.
En declaraciones a la prensa, Rutte explicó sus razones para ponerse al frente de la OTAN. "Realmente no lo había buscado al principio, pero con todo lo que está sucediendo en Ucrania y la inestabilidad en el mundo, y con algunas personas pensando que podía hacerlo, pensé que no se podía dejar de lado así sin más. Por supuesto, es una posición increíblemente interesante", dijo ante los periodistas.
“Tomó mucho tiempo, es un proceso complicado. Pero me parece extremadamente honorable que las cosas parezcan ir bien", añadió Rutte en referencia a su encarrilado nombramiento, que podría sellarse con una reunión de embajadores de la OTAN en los próximos días, o cuando el presidente Joe Biden y sus homólogos de la Alianza Atlántica se reúnan para una cumbre en Washington en julio.
Rumanía retira el último obstáculo
Rumanía era el último país que ofrecía resistencias después del levantamiento del veto húngaro, que llevó al actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a asegurar el martes que se encontraban "muy cerca" de poder alcanzar una decisión.
Mark Rutte se enfrentó a una serie de escándalos durante su gestión como primer ministro en los Países Bajos. Su tercer Gobierno de coalición dimitió a principios de 2021 por un escándalo relacionado con investigaciones sobre pagos de asistencia social infantil que etiquetaron erróneamente a miles de padres como estafadores.
Pero apenas unos meses después, Rutte logró reponerse, al llevar a su conservador Partido Popular por la Libertad y la Democracia a la victoria en las elecciones nacionales y crear su cuarta y última coalición con los mismos partidos que dimitieron para desencadenar esa votación. El Gobierno acabaría por disolverse en 2023 ante las "diferencias insalvables" sobre política migratoria entre los socios de coalición.