Marco Rubio: El objetivo del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei es dominar el mercado mundial | Opinión

“Las soluciones de productos ópticos de Huawei han establecido una posición de liderazgo en el sector gubernamental y en diversas industrias”. Esto lo resaltó el presidente de Huawei Latin America Enterprise en una cumbre reciente en Río de Janeiro, ante una multitud de “más de 300 consumidores y socios de la industria de Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y otros países”.

Según lo que dice Pekín, la compañía de telecomunicaciones china se está fortaleciendo y los esfuerzos del presidente Donald Trump por paralizarla con sanciones han fracasado.

Pero sería imprudente creerle a una dictadura totalitaria. Huawei solo “se está fortaleciendo”porque está recibiendo subsidios masivos del Estado chino.

Esto simplemente resalta la razón por la cual el presidente Trump les impuso sanciones en primer lugar: Huawei no es solo una empresa de telecomunicaciones, es más bien un activo geopolítico del Partido Comunista Chino (PCCh, por sus siglas en español) y, por lo tanto, representa una gran amenaza para la soberanía y la seguridad nacional de cualquier país que adopta sus tecnologías.

La primera vez que hice énfasis sobre la amenaza de Huawei fue en el 2018. En ese momento, la compañía estaba incursionando en EEUU y países aliados en nuestra región a través de la venta de su tecnología de 5G a un bajo precio. Pero la realidad es que el comercio era tan sólo su objetivo secundario.

Su meta principal era, y sigue siendo, el dominio del mercado inalámbrico a nivel mundial en nombre de Pekín, combinado con la expansión de la capacidad del PCCh para espiar e interrumpir las comunicaciones de otros países.

Este no es tan solo un simple tema de conversación: Huawei ha expuesto a EEUU a posibles interferencias del comando nuclear y le ha robado tecnología al menos seis empresas norteamericanas.

El presidente Trump fue el primer líder mundial en reconocer esta grave amenaza y optó por cortar los lazos comerciales con Huawei. Australia, Canadá, Francia, Japón, Nueva Zelanda y el Reino Unido pronto siguieron nuestros pasos.

Hoy en día, 60 países y más de 200 empresas de telecomunicaciones se han unido al Clean Network. Esta es una alianza para detener los esfuerzos de monopolización de la empresa Huawei. Y, sin embargo, Huawei sigue creciendo. El Wall Street Journal informó que Huawei “se ha expandido a nuevos negocios, ha aumentado su rentabilidad y... ha mantenido su posición de liderazgo en el mercado mundial de equipos de telecomunicaciones”.

Este crecimiento no es un reflejo del ingenio o del buen sentido comercial de Huawei; es un reflejo de los fuertes subsidios por parte del Estado chino.

Keith Krach y Jonathan Pelson indicaron que “el gigante de los equipos de telecomunicaciones perdió abruptamente unos $30,000 millones de dólares al año... tras los esfuerzos de EEUU y sus aliados de bloquear equipos de alto riesgo”, lo que significa que la empresa está ampliando sus operaciones con solo dos tercios de sus ingresos antes de las medidas impuestas por Trump.

Leyendo entre líneas, la mano oculta de Pekín es la que impide a Huawei una contracción segura o incluso que lleguen a la quiebra con una deuda de decenas de miles de millones de dólares

Esto reafirma lo peligrosa que es la empresa. “Si el gobierno chino decide salvar a Huawei a toda costa”, escriben Krach y Pelson, “eso es consistente con el pensamiento que Huawei es mucho más que una ‘empresa nacional’ para China”. Más bien, ambos concluyen que la empresa de telecomunicaciones.

“[E]s una herramienta de política exterior e influencia geopolítica. El dinero gastado en apoyar a Huawei se puede comparar mejor con los presupuestos de Defensa e Inteligencia” de Pekín.

En otras palabras, la trayectoria actual de la empresa confirma las preocupaciones que tenemos sobre la grave amenaza que representa Huawei a la seguridad nacional de cualquier país soberano.

Sin embargo, un análisis de este tipo por sí solo no impedirá que los países de nuestra región, quienes desesperadamente buscan una red de telecomunicaciones 5G, hagan negocios con Huawei.

Como mencioné a principios de este año: “Existe una necesidad urgente que otros proveedo

res de red 5G (como Ericsson de Suecia, Nokia de Finlandia y Samsung de Corea del Sur) estén disponibles en América Latina y el Caribe”.

Es clave que EEUU insté a empresas fuertes y confiables a ayudar a los socios regionales a desarrollar alternativas reales a Huawei y protegerlos de las políticas predatorias de dicha empresa.

Los fundamentalistas del libre mercado pueden oponerse a estos esfuerzos por parecerse a los propios subsidios de Pekín.

Pero la alternativa a implementar una política industrial es permitir que la política industrial de nuestro adversario manipule la economía global sin ningún control y,en última instancia, que pueda atacar la seguridad y la soberanía de nuestros aliados regionales.

Mientras tanto, insto a los líderes latinoamericanos a no prestarle atención al canto de sirena que les vende Huawei.

Ningún acuerdo para una red 5G vale la pena cuando termina permitiéndole a una dictadura totalitaria que espíe e interfiera en los asuntos de un país soberano.

Marco Rubio es un senador Republicano de la Florida