Una marcha de clases medias

Víctor Gamboa y Antonio López

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 14 (EL UNIVERSAL).- Una ola rosa y blanca desbordó ayer Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución para expresar su respaldo al Instituto Nacional Electoral (INE) y su rechazo a la iniciativa de reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Con banderas de México, banderines, mantas, pancartas y playeras con leyendas en defensa del INE y hasta pendones con la imagen de la Virgen de Guadalupe, miles de personas marcharon de manera pacífica y ordenada, coreando consignas en favor del órgano electoral y en repudio a lo que llamaron "pretensión de López Obrador de controlar y apoderarse del INE".

Desde antes de las 9:00 horas comenzaron a concentrarse en la glorieta del Ángel de la Independencia familias completas que llegaron por sus medios, incluso acompañadas de mascotas.

Llamó la atención la presencia de una gran cantidad de adultos mayores, algunos con bastón y hasta en silla de ruedas. También hicieron su arribo algunos autobuses que transportaron a manifestantes y contingentes de partidos como el PRD, que portaron playeras amarillas.

El empresario y activista Claudio X. González, uno de los convocantes de la movilización, supervisaba desde temprano que todo estuviera en orden. Poco a poco, Paseo de la Reforma fue llenándose de gente que, entusiasta, se incorporó al contingente que partió a las 10:30 horas.

En la marcha participaron políticos de oposición de todos los colores: desde el expresidente Vicente Fox; el diputado de MC, Salomón Chertorivski; Emilio Álvarez Icaza y Germán Martínez Cázares, senadores del grupo plural, el dirigente del PAN, Marko Cortés; el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel; el líder del PRD, Jesús Zambrano; la diputada y exprimera dama Margarita Zavala; el coordinador del PRI en el Senado, Miguel Ángel Osorio; la senadora priista Beatriz Paredes en silla de ruedas.

De igual forma, el alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe; el exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles; el exsecretario de Turismo y aspirante a la candidatura presidencial, Enrique de la Madrid, quien no paró de tomarse selfies con simpatizantes, y el presidente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, a quien no le fue nada bien, pues al menos en cuatro ocasiones le gritaron: "vendido" y "traidor".

En punto de las 10:50 horas, la vanguardia de la marcha llegó a la explanada del Monumento a la Revolución, donde ya estaba instalado un escenario con la leyenda "Marcha por la democracia. El INE no se toca".

Dio inicio al evento conducido por Fernando Belaunzarán, quien comenzó con un grito: "¡Dame una I, dame una N, dame una E, ¿qué dice?... INE!".

Belaunzarán afirmó: "Aquí ya somos un chingo y todavía sigue saliendo gente del Ángel de la Independencia", y llamó al gobierno de la Ciudad de México: "Que nos cuenten bien, porque somos un chingo".

Era tan grande el contingente que cuando José Woldenberg Karakowsky finalizó su discurso, la retaguardia de la marcha no terminaba de salir de la glorieta del Ángel de la Independencia.

¿Qué dijo en el discurso el expresidente del IFE?, —preguntaban varias personas.

"No escuché, pero estoy de acuerdo en todo lo que dijo", respondió entre risas el expriista y experredista Demetrio Sodi de la Tijera, quien consideró que fue exitosa esa marcha "de clases medias, popular, no fifí", en la que se envió un mensaje muy claro al Presidente de que "más allá de preferencias políticas, el INE es una garantía de estabilidad y de paz nacional".

La fiesta de los manifestantes en favor del INE duró muchos minutos más en el Monumento a la Revolución, que no sólo se llenó sino también las calles que comunican a la Plaza de la República como Lafragua e Ignacio Ramírez, entre otras.

Por eso, cuando algunos se enteraron de que el gobierno de la Ciudad de México calculó en "unas 12 mil personas" la participación, gritaron a coro la clásica consigna de movimientos sindicales y de izquierda: "No somos uno, no somos 100, pinche gobierno, cuéntanos bien".

Decenas de manifestantes ocuparon el espacio de las famosas "fuentes" en el Monumento a la Revolución, las cuales no fueron desactivadas, cosa que poco les importó. Así, mojados, gritaban a coro: "No somos acarreados, somos ciudadanos".