Marcelo Ebrard y su polémico plan de seguridad que, más bien, da miedo en lugar de confianza

Marcelo Ebrard durante un acto de campaña en Ixtapaluca, Estado de México, la semana pasada. (CLAUDIO CRUZ/AFP via Getty Images)
Marcelo Ebrard durante un acto de campaña en Ixtapaluca, Estado de México, la semana pasada. (CLAUDIO CRUZ/AFP via Getty Images)

Marcelo Ebrard, uno de los aspirantes a contender por la presidencia de la República el próximo año, ha hecho público su plan de seguridad. Y la controversia estuvo a la orden del día para el morenista. El proyecto, Plan Ángel, tiene como intención, según Ebrard, entregar el México "más seguro de la historia". Durante un acto político en el Auditorio BlackBerry de la Ciudad de México, el excanciller presentó le esbozo de lo que sería su política de seguridad (aunque no esté permitido todavía hacer promesas políticas).

Apelando a su pasado como jefe de gobierno de la Ciudad de México, Ebrard presentó las que supuestamente serán sus credenciales para combatir la violencia e inseguridad que ha azotado a México por más de 16 años. En principio de cuentas, Ebrard quiere implementar un reconocimiento facial en las calles del país. Dijo que este sistema ya existe, pero que no tiene ni el apoyo ni la eficacia necesaria. “Necesitamos darles el respaldo y la tecnología para que cumplan su misión cabalmente”.

Del mismo modo, piensa en implementar un identificador de disparos, con el que supuestamente se tendría conocimiento del lugar exacto en el que se realizó una detonación. Quizá el punto menos controversial fue el de la detección de armas, una medida que se ha implementado en Aeropuertos y, aisladamente, en el Metro de la Ciudad de México. Pero el siguiente aspecto dinamitó por completo cualquier rasgo de coherencia que pudiera existir en el proyecto: el reconocimiento de un potencial delincuente por el modo en que camina (detección morfológica).

Ebrard también habló de la utilización de drones para perseguir vehículos de delincuentes y de que todos los integrantes de la Guardia Nacional porten una cámara de video que vigile sus acciones en cuaqluier momento —con la intención de que no hagan nada que contravenga sus funciones—. Los planes de Ebrard generaron un revuelo unánime, pero no por brillantes o novedosos (que novedosos sí son, al menos), sino por los riesgos que entraña su aplicación. Así lo expresó en Twitter Jan-Albert Hootsen, delegado para México del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).

“Las implicaciones de este plan para la libertad de expresión en México, considerando todo el espionaje ilegal por parte del Estado durante las últimas décadas, son bastante preocupantes. Mientras el gobierno ilegalmente espía, niega que espía, no investiga el espionaje y no pasa ninguna legislación para establecer criterios claros sobre la limitación del espionaje, no debe proponer aumentar su capacidad de espiar”, expresó.

El aspirante a la candidatura escudó su estrategia en la supuesta capacidad no sólo de combatir los delitos, sino de prevenirlos. "Eficacia y eficiencia se multiplicaría por diez o bien, si somos muy capaces de organizarnos, por 100". El excanciller destacó también que se utilizaría una base de datos en la que, con labor de una Inteligencia Artificial, se podría cruzar información para prevenir los delitos. Y según él, eso sería infalible: “Todos los sistemas estarían conectados a las bases de datos que operarán con Inteligencia Artificial, por lo que no pueden ser corrompidas ni cometer errores humanos”.

Es claro que juzgar a alguien por el modo en el que camina ya dice mucho de la poca seriedad al menos de esa propuesta. Pero el plan en general se parece tanto a una obra distópica al estilo de 1984 en el que todo estará controlado. Asusta, más que generar certidumbre. Además, aunque él pueda defenderse diciendo que no habrá fallas, el hipotético Plan Ángel entregaría información a humanos, a políticos, a los de toda la vida. Y ahí los peligros estarían a la orden del día: espionaje, manejo de información privada y datos personales. Sería el sueño de una película distópica, pero no una estrategia real para acabar con la violencia en México.

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