María Elena Ríos, la música y el saxofón para exigir justicia

CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 22 (EL UNIVERSAL).- Con un estuche negro en la espalda, un largo vestido con pequeñas flores café y pasos firmes enfundados en unos huaraches tejidos de Yalálag, María Elena Ríos llega al palacio de Bellas Artes. Originaria de Tonalá, un pueblo perteneciente a la región Mixteca de Oaxaca, la joven saxofonista cuenta que tocar su instrumento la hace "sentir viva", cada que digita una nota o emite un sonido a través de su aliento.

Mientras arma su instrumento de color dorado, la joven rememora que pasaron dos años para que pudiera volver a pisar un escenario, tiempo que le ha tomado reconstruirse tras sobrevivir a un intento de feminicidio perpetrado en septiembre de 2019 mediante un ataque con ácido.

Actualmente, mientras sigue una lucha por justicia que no parece cercana a terminar, María Elena Ríos también ha retomado su exploración en la música y es reconocida por la lista Forbes como una de las 100 mujeres más poderosas de México en 2022, esto por su defensa a los derechos de la mujer. Pero la joven mixteca reconoce que llegar a este punto no ha sido fácil, sino un proceso de altas y bajas, en el cual sus grandes impulsos son la música y la interpretación de su saxofón alto.

Los inicios

María Elena Ríos aún recuerda con un brillo en los ojos aquella invitación a través de los altavoces de su pueblo en la que se llamaba a inscribir a los niños de Tonalá a clases de música. Entonces tenía ocho años y fue así como inició un camino que se ha convertido en su vehículo de expresión para buscar justicia y que ella ha denominado "artivismo".

Luego de iniciar con los fundamentos musicales junto con 150 niños que poco a poco fueron abandonando las clases, María Elena se integró a la banda de la comunidad, que nació tras 50 años de silencio. La joven recuerda que desde pequeña observaba en las fiestas a los músicos que tocaban un instrumento curvo dorado, del cual poco después se enteró de su nombre: saxofón.

Malena dice que tal vez hartó al maestro con su insistencia, pero tras un larga espera, cuando llegó el momento de asignar instrumentos, sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción al escuchar "María Elena Ríos, saxofón alto". Había sido seleccionada para tocar el instrumento con el que había soñado, y recuerda que su primer "sax" fue marca Júpiter, que atesoró siempre con el miedo de que cuando abriera el estuche negro estuviera vacío, que alguien le hubiera arrancado su saxofón, que se lo hubieran llevado.

Su miedo se concretó años después, cuando luego de sufrir discriminación, acoso y lograr salir de una relación violenta, retomó su preparación profesional en la música con un curso sobre directores para bandas sinfónicas en Oaxaca. Era septiembre de 2019, sólo una semana antes de que dos sujetos desconocidos le rociaran el rostro con ácido por órdenes del exdiputado Juan Antonio Vera Carrizal, según la investigación policial.

La joven no volvió a tocar por un año, le habían arrancado la música y el saxofón.

"Tal vez es mi misión"

"Mejor me hubieran matado" y que la música "era su maldición" fueron pensamientos recurrentes en María Elena. A tres años del ataque, recuerda que al salir del hospital su hermana pensó que le haría bien ver su saxofón.

Tras abrirlo, sopló la boquilla y sonó, así que decidió interpretar entre lágrimas la Canción Mixteca. Así fue como retomó sus estudios y un día, revisando sus redes sociales, vio un mensaje de integrantes de la Maldita Vecindad, quienes la han arropado en la continuación musical .

Fue durante la pandemia por Covid-19 que los integrantes de la Maldita Vecindad la invitaron primero a grabar "Chacahua" con la agrupación, pieza en la que tocó un solo que realizó para la melodía, misma que se estrenó en Spotify. "Nunca imaginé volver a tocar, me hace sentir viva. Ellos revivieron esa parte de mí", dice.

"Quizá mi misión sea visibilizar toda la violencia contra las músicas por ser mujeres, pues nos acosan y limitan. Yo, por ejemplo, no soy la musa, quiero ser la artista", cuenta la joven.

Regreso a los escenarios

"Cuando vuelva a tocar tiene que ser con mujeres, porque se tiene que visibilizar que también podemos", era uno de los pensamientos que rondaban en la mente de Elena antes de volver a pisar los escenarios.

Fue entonces que la maestra Leticia Gallardo, directora de la Banda Femenil "Mujeres del Viento Florido", la contactó para invitarla al concierto que tendrían en el Teatro Esperanza Iris. Fue así, tras horas de ensayos, que María Elena concretó el ansiado regreso a los escenarios a principios de marzo pasado, acompañada de Vivir Quintana, Regina Orozco, Alejandra Robles y las "Mujeres del Viento Florido".

Ese fue el inicio de una racha que le ha permitido retomar su camino en la música y explorar su potencial como vehículo de denuncia, pues sólo una semana después la saxofonista mixteca pudo volver a colaborar con la Maldita Vecindad, ahora durante la presentación del grupo durante el festival Vive Latino.

Ataviada con un vestido que describe como "verde ácido", la joven acaparó la mirada de los presentes y se apoderó del escenario; sin embargo, su decisión de retomar su recorrido en la música no fue bien visto por todos y tras el show, Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos decidió quitarle la protección con la que contaba tras el ataque, pues a su juicio retomar su carrera musical es sinónimo de ya no estar en peligro.

La música y la lucha convertida en Artivismo

Para María Elena Ríos la música significa vivir y aprender, pero sobre todo, confiesa, una plataforma para denunciar, pues lamenta que los ataques con ácido contra mujeres son cada vez más frecuentes y todos los casos están en la impunidad. "Son agresiones que nunca se van a quitar, vulneran tu vida, son cosas que deben ser visibles, pues daña tu entorno familiar. Mis papás, por ejemplo, no están tranquilos", reflexiona.

Ha sido esa inquietud por seguir su lucha por justicia a través del arte la que ha llevado a María Elena a acuñar un término que ella define como "artivismo", donde su música y su activismo convergen.

Fue con esa convicción que la joven decidió retomar su preparación profesional en la música y comenzar a estudiar la Licenciatura en Saxofón en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un camino que sabe no será sencillo, pues se suma a los tratamientos médicos a los que sigue sometiéndose tras el ataque, a los procesos legales que debe vigilar para que no se imponga la impunidad en su caso. Y a la exigencia de justicia que la ha llevado a protestar en distintos lugares púbicos, lo mismo a las afueras de Palacio Nacional que en el auditoría Guelaguetza.

Es por ello que Malena reconoce que aunque ha retomado el camino de la música, lo mismo con sus estudios que con sus presentaciones en distintos escenarios, en realidad no será dueña ni de su presente ni de su futuro hasta que detengan al quinto sujeto identificado como artífice de su agresión.

"No puedes hacer planes si sientes que puedes morirte mañana, si no sabes si alguien va a seguirte o pueden hacer algo, pues mi agresor sigue libre", finaliza.