Manolo Saiz tira por tierra al Movistar en La Vuelta a España

Gap, FRANCE:  (FILES) - This file picture taken 15 July 2003 shows Manolo Saiz, manager of the Spanish Once team answering journalists' questions before the 10th stage of the 90th Tour de France cycling race. Manolo Saiz, implicated in a Spanish cycling doping scandal, announced he left temporarily his place as team manager of Astana-Wurth cycling team 09 June 2006. The Astana team has been asked to withdraw from the Tour de France cycling race, organisers said 26 June 2006, in the wake of the doping scandal in Spain. AFP PHOTO FRANCK FIFE  (Photo credit should read FRANCK FIFE/AFP via Getty Images)
Manolo Saiz en sus días como director del equipo ONCE en 2003. Foto: FIFE/AFP via Getty Images.

Llegaron los Lagos de Covadonga a La Vuelta a España y la etapa no decepcionó. Fue, de hecho, una de las carreras más míticas de los últimos años. Sin duda, una de esas jornadas que establecen mitos del ciclismo. Primoz Roglic, gran dominador de la ronda española en los últimos años, recuperó el maillot Rojo con una actuación épica. De las que se recuerdan en años.

El esloveno demostró que es el ciclista más fuerte del pelotón. Tan simple como eso. Lo hizo desde lejos, a 60 kilómetros de meta, cuando salió al paso tras un ataque de Egan Bernal. No necesitó gregarios ni que el equipo le hiciese el trabajo sucio, en cuanto el colombiano saltó del grupo de favoritos no se lo pensó dos veces y se unió a él, emprendiendo una aventura emocionante.

Juntos coronaron Llomena y llegaron a los Lagos, donde el esloveno impuso la ley del más fuerte. A 7,8 kilómetros de meta, en la 'Huesera', la zona más dura del puerto, dejó atrás a su acompañante y, ya solo, caminó con marcha imperial hasta la línea de meta bajo la lluvia y niebla.

¿Y qué hizo el Movistar ante tal demostración de fuerza? Nada. Literalmente nada. El único equipo español de La Vuelta, con dos corredores en sus filas, a priori, capacitados para dar batalla por la General -otra cosa es ganarla-, se quedó esperando como si la cosa no fuese con ellos. Como si la batalla por el maillot rojo estuviera perdida de antemano.

De hecho, tanto Miguel Ángel López como Enric Mas iban solos en el grupo de favoritos. Sin ningún compañero que pudiese ayudarles a tirar para intentar recortar distancias con Roglic. Tampoco ellos se pusieron. De hecho, le dejaron la responsabilidad al Bahrain, sin entrar al relevo, sin importarse que la Vuelta se les escapase de manera clara.

Los aficionados no lo entendieron, tampoco los especialistas. Manolo Saiz, mítico director del equipo ONCE, lo expresaba en Twitter de forma clara: "Si tiran líderes, tienen que tirar líderes".

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Por si alguien lo cogía la indirecta, Michael Rasmussen dirigía el palo: "Espero que el equipo Movistar escuche a Manolo".

Lo cierto es que, haciendo de abogado del diablo, el Movistar consiguió terminar la etapa con Mas y Superman en el segundo y tercer puesto de la clasificación respectivamente. Ocupar dos de las tres posiciones del podio probablemente sea, dentro de lo realizable, el objetivo más ambicioso. El problema reside en el cómo, y no tanto en el resultado final.

Cuando dentro de unos años se recuerde esta etapa, y ha sido una de esas míticas que definen carreras, se recordará la exhibición de Roglic y, también, el coraje de Bernal, que agitó el avispero y dejó para los aficionados un día memorable. Nadie recordará los tímidos ataques de Mas para asegurar el podio, y que evdenciaron que tenía piernas para más, o la intentona anterior de Superman.

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