“Mamás del Neonatal”: las 13 mujeres que luchan para conseguir justicia por sus bebés
CÓRDOBA.– “Lo mataron muchas veces: el 18 de marzo, cuando me enteré en agosto y cuando lo tuvimos que volver a enterrar”. Varias veces a lo largo de estos poco más de dos años repitió esta frase Vanessa Cáceres Bruno, madre de Francisco, el primero de los cinco bebés asesinados entre el 18 de marzo y el 6 de junio de 2022 en el Hospital Materno Neonatal de Córdoba. Otros ocho pudieron sobrevivir. Las madres de los 13 se conocieron en este camino de horror, cuando descubrieron que el desgarro que sufrieron se podría haber evitado y que las descompensaciones de sus hijos no habían sido naturales. Todas esperan el juicio oral que comienza mañana con mucha expectativa, con fuerte angustia y con esperanza de que “haya justicia”.
Para la Argentina el juicio es histórico e inédito. Los testimonios de las 13 “mamás del Neonatal” se escucharán en este primer mes de proceso ante un jurado popular; luego, en febrero, empezarán a desfilar los testigos. En el banquillo de los acusados estará Brenda Agüero, la enfermera imputada por homicidio calificado por procedimiento insidioso reiterado en cinco casos, a la que también se le atribuyen otros ocho casos con la misma calificación legal, aunque en grado de tentativa.
Entre los otros diez acusados están el exministro de Salud de Córdoba, Diego Cardozo; Pablo Carvajal, exsecretario de Salud, y Liliana Asís, exdirectora del hospital; los tres enfrentan el cargo de encubrimiento doblemente calificado por la gravedad del hecho y por la calidad de funcionario público. Su destino está en manos de los jueces de la Cámara Séptima del Crimen y de ocho jurados populares.
Según la acusación, la enfermera Agüero le habría suministrado a los recién nacidos –presumiblemente mediante una inyección no endovenosa– dosis de potasio, insulina u otra sustancia no compatible con la vida, a sabiendas por sus conocimientos profesionales de que su administración podría causar la muerte de los bebés.
Francisco nació a las 11.46 del viernes 18 de marzo de 2022. Era el tercer hijo de Vanessa y Raúl. Llegó por cesárea y, por rutina, lo derivaron a la incubadora. Casi dos horas después se descompensó y lo llevaron a terapia intensiva. Allí murió. “En agosto, cuando me entero por televisión de que estaban investigando la muerte de mi hijo, se me vino el mundo abajo”, contó Vanessa a este diario hace un tiempo. En noviembre de 2022, “Fran” fue exhumado para realizarle la autopsia correspondiente.
Uma también nació el sábado 18 de marzo; Natalí Martínez, su madre, había tenido un embarazo complejo, pero el parto fue normal. A las dos horas la criatura se descompensó, pero “milagrosamente” se recuperó a los cuatro días. Según la investigación judicial, este caso fue el primero en el que habría actuado Agüero.
Damaris Bustamante tuvo a Benjamín 40 minutos en brazos; nació el sábado 23 de abril de 2022 por la mañana y vivió solo diez horas. La beba de Justine Bustamante se descompensó a la hora y media de nacer y murió a los nueve días. El 26 de abril Magalí Hermosilla tuvo a Luna, que empezó a tener problemas, por lo que quedó internada ocho días; fue la primera que apareció con un pinchazo extraño. Isabella, la hija de Gabriela González, fue la segunda a la que le detectaron pinchazos; sobrevivió después de dar pelea 11 días.
Gino es el hijo de Yasmín Barrionuevo. Tenía dos pinchazos y le dijeron que lo había “picado un bicho”; estuvo en terapia intensiva y sobrevivió. Brenda Leiva parió a Bruno, que a las pocas horas hizo un pico de insulina imposible de que se produjera sin inoculación externa; estuvo 12 días internado. Ibrahim falleció a las pocas horas de nacer: a su madre, Julieta Guardia, le dijeron que fue “muerte súbita”.
Brisa Molina es la madre de Melody, quien nació a las 4.28 del 6 de junio y falleció a las 22.30. Pasaron todo el día juntas, hasta que la criatura se descompensó. Ese mismo día nació otra Melody, hija de Ludmila Torres, quien tiene retraso madurativo como consecuencia de las convulsiones que le habría provocado la administración de insulina.
Angeline es la cuarta víctima fatal de esta historia; hija de Yoselín Rojas, se descompensó el 6 de junio a menos de una hora de nacer. Fue la primera autopsia judicial que se hizo de inmediato y determinó un colapso por exceso de potasio. La bebé número 13 es hija de María Martín, logró sobrevivir porque unas médicas detectaron que le habían inyectado “algo”, supusieron que era potasio y la trataron de inmediato.
Líneas claves
El patrón común de todos los casos es la presencia de Agüero cerca de las madres, su contacto con los bebés, su posibilidad como enfermera de tener libre acceso a los medicamentos. La hipótesis es que actuó en la sala de recuperación, donde estaba casi siempre sola. Las mujeres la identificaron por haberles hablado o “ayudado” con sus criaturas.
Para la causa fueron claves las dos autopsias realizadas antes del inicio de la investigación judicial, las de Angeline y Melody Luz Molina, nacidas el 6 de junio. Ambas muestran una “hiperpotasemia” o exceso de potasio en el cuerpo, que fue “inyectado de manera intencional”. Los estudios realizados en los ocho sobrevivientes también informan del mismo problema.
En mayo pasado, el juez de Control Juan Manuel Fernández López confirmó la elevación a juicio de la enfermera con la acusación realizada por el fiscal Raúl Garzón. La imputación se fundamenta en el resultado del peritaje multi e inter disciplinario que determinó que hubo asesinatos en serie y que “el o la” persona que los realizó pudo actuar en soledad; también destacó el “conocimiento específico” que se necesitó para la mecánica utilizada para matar.
La sustancia que le habría sido administrada a las criaturas es potasio y en cantidades que son “letales para todo ser humano, más aún para bebés de horas de vida”, señala la elevación a juicio de la causa y subraya que las víctimas estaban “absolutamente indefensas, vulnerables y que no tuvieron ninguna oportunidad de resistirse”.
Los peritajes también dieron cuenta de que “se observaron eventos, lesiones y análisis de laboratorio que no tienen sustento médico justificado para que sean de causa natural y sin participación de un tercero”.