Malestar de los disidentes cubanos por las declaraciones del Papa sobre su “relación humana” con Raúl Castro

El Papa Francisco es recibido por el Presidente de Cuba Raul Castro en el aeropuerto internacional de la Havana
Francisco, recibido por Raúl Castro en el aeropuerto internacional de La Habana, en 2015

BOGOTÁ.- “Lo confieso, con Raúl Castro tengo una relación humana”. La confesión del papa Francisco suscitó este martes el júbilo de la revolución y la decepción de los demócratas, conocedores previamente de la amistad que une a ambos, pero sorprendidos por el calado político de unas declaraciones a pocas horas del primer aniversario del 11-J, el estallido social que hizo temblar a la dictadura cubana.

El Papa sorprendió incluso a sus entrevistadoras, María Antonieta Collins, de Univisión, y Valentina Alazraki, de Televisa, quienes esperaban su valoración por el 11-J. El Pontífice evitó criticar la acción represiva del gobierno castrista contra el pueblo cubano y contra sacerdotes católicos, quienes se unieron entonces a la gran protesta nacional y quienes también han sufrido represión en distintos momentos del año.

Entre ellos se destacan el padre Rolando Montes de Oca, de la archidiócesis de Camagüey, que ha llegado a sufrir actos de repudio, el padre Alberto Reyes y la monja sor Nadieska Almeida.

“Papa Francisco: Cuba es un símbolo y tiene una historia grande”, tituló de inmediato Granma, boletín oficial del Partido Comunista de Cuba, a la vez que destacaba que “las respuestas de Francisco (a Univisión) fueron de apoyo al gobierno y al pueblo cubanos”. Hasta ahora el gobierno de La Habana se había conformado con el apoyo de dirigentes comunistas europeos y de algunos de sus aliados revolucionarios.

Medios castristas, dirigentes y seguidores multiplicaron las frases de Francisco, tan “perfectas” para sus intereses que el canciller Bruno Rodríguez se limitó a retuitearlas y traducirlas al inglés.

“‘Cuba es un símbolo’, dice el Papa, y los odiadores rabian”, se ufanó Gerardo Hernández, coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y uno de los llamados cinco héroes de la revolución, que también destacó que “el mundo necesita muchos hombres como el Papa Francisco. ¡Qué cristiano y ser humano tan excepcional! Siempre con la verdad y la paz por delante”.

Ya hace siete años el propio Raúl había aireado el buen clima existente entre el Vaticano y La Habana, al afirmar que “si el Papa sigue así, volveré a la Iglesia Católica”.

Las palabras del Papa llegan en el mejor momento posible para el gobierno de Miguel Díaz-Canel, quien no permitió ni un solo movimiento a opositores durante la celebración del primer aniversario. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos contabilizó más de 100 acciones represivas contra disidentes y periodistas independientes, que se suman a las realizadas durante todo el año transcurrido, que ha roto récords continentales: en las mazmorras de la revolución permanecen 999 presos políticos, según Prisoners Defenders, de los cuales 880 son manifestantes pacíficos del 11J.

El Papa Francisco y el ex presidente cubano Fidel Castro en La Habana, Cuba, 20 de septiembre de 2015.
El Papa Francisco y el ex presidente cubano Fidel Castro en La Habana, Cuba, 20 de septiembre de 2015. - Créditos: @Alex Castro/AIN/Handout

Santidad: hay palabras y declaraciones que duelen más que la represión. Escuche a las madres de los jóvenes presos del 11-J y no a los poderosos, se lo debemos al evangelio. Recuerde el Magnificat. Dígame padre qué hago con el sufrimiento de las familias del 11-J”, reaccionó el historiador Leonardo Fernández Otaño, disidente católico.

El Papa siempre ha estado cerca de Dios y lejos de Cuba, al menos de la Cuba terrenal que, por la notoria y notable incapacidad de sus amigos, está cada vez más cerca del infierno. La sensibilidad con los humanos reales no ha sido lo propio de este Papa, al menos con los que no pertenecen al universo de su propia cosmovisión. Cientos de cubanos y cubanas presos, curiosamente muchos de ellos afrodescendientes para los que el Papa no ha tenido una palabra pública y no se ha dignado de tener en sus oraciones”, criticó para LA NACION el disidente socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa, vicepresidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, detenido el sábado durante horas y quien desde entonces sufre el acoso de la Seguridad del Estado.

Quienes cuestionan la política del Vaticano hacia la isla, incluido Cuesta Morúa, están convencidos de que una de las razones por las que el catolicismo institucional ha perdido seguidores en Cuba tiene que ver con esa distancia eclesial “con los verdaderos pobres en Cuba”.

Ya el año pasado, al Papa, amparado en su papel de mediador secreto entre Cuba y Estados Unidos, le costó reaccionar ante la salvaje represión de la Seguridad del Estado y no fue más allá de pedir diálogo y de encomendarse a la “protección maternal de la Virgen de la Caridad del Cobre”, patrona de Cuba.

En círculos disidentes también disgustó la prohibición del Vaticano a que peregrinos cubanos manifestaran su repulsa ante los procesos ilegales y condenas injustos sufridas en estos meses por quienes se atrevieron a protestar el año pasado.

En cambio, la Conferencia Cubana de Religiosos (Concur), que reúne a distintas congregaciones católicas, reclamó el sábado, una vez más, el sobreseimiento definitivo de los acusados por el 11-J.

“Este Papa refleja la corriente antiliberal y con disposición hacia los autoritarismos de sectores del clero argentino y latinoamericano, que apoyó a la dictadura militar y ven con buenos ojos dictaduras de signos ideológicos opuestos. Adoran los mesianismos”, puntualizó el historiador y activista cubano Óscar Grandío