México a 200 años de su nacimiento

Virgilio Rincón Salas

EL UNIVERSAL

Justo un día como hoy en 1824 los delegados de 19 Estados firmaron el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana origen de los Estados Unidos Mexicanos. Más que analizar el evento histórico, por cierto, inadvertido por el gobierno, es momento de recapacitar sobre el tránsito del país durante estos primeros 200 años de existencia.

México surge convulso, producto de una larga guerra de independencia, somos fruto de la violencia, no del pacto político. Terminando la conflagración emancipadora la reyerta no paró, el reparto del mando nos dividió entre liberales y conservadores, para todos el diálogo no era el método. Las luchas internas tuvieron su efecto, el costo fue cuantioso, la separación de los mexicanos fue aprovechada por otros y perdimos más de la mitad del territorio, la humillación es la constante, nos derrota el extraño enemigo, pero se tunde al connacional, la moral militar está comprometida, son entrenados para liquidar al invasor, pero son usados para aniquilar al paisano.

Para los mexicanos, la paz es una quimera, la realidad es el terror, es sello nacional que intenta desplazar al águila. La muerte no es el único distintivo, hay que sumar un Estado de Derecho débil, muy pocos respetan la ley, a los jueces o los fiscales, la sombra del influyentísimo y la corrupción los opaca. Inventar acusaciones es lo de diario, casos denigrantes como el de Israel Vallarta, Alejandra Cuevas o los torturados por lo de Ayotzinapa, revelan que el quehacer policiaco está al servicio de grupos gansteriles, la condición es constatada por la comunidad internacional, nos sitúan en los últimos lugares en legalidad.

La salud luce desarticulada. El Seguro Social orgullo de los 60s, está rebasado, hay desabasto de medicamentos, los hospitales en absoluto descuido, los médicos desincentivados atienden a pacientes desesperados, no hay opción, es eso o nada.

En educación salimos reprobados, el sistema básico en terribles condiciones, las escuelas urbanas en su mayoría sin equipos, en abandono, que decir de las rurales. Tratándose de la media y superior hay avances, pero no generalizados, son excepciones notables como la UNAM, la UdeG, UNL, UAM, el resto de las universidades son botín de los ejecutivos en turno, no se les respeta autonomía, mucho menos como centro de conocimiento, el resultado lo vemos en las habilidades de sus egresados, son ajenas a la realidad.

Si bien en infraestructura hemos prosperado, aún estamos muy por detrás de nuestros socios comerciales, tan sólo los condados de San Diego y Los Ángeles en California tienen más aeropuertos que todo México. La administración no comprende que hay que apoyar a las empresas concesionarias que con habilidad engrandecen sus instalaciones, al final del día es patrimonio de todos y en esa medida seremos mejor opción a la inversión.

La opinión pública se practica con apertura gracias a las redes sociales, se critica, señala, objeta; ahora la censura viene del crimen organizado, matan a periodistas por decir lo que observan o piensan, la autoridad no ha sido capaz de frenar la mordaza de la bala, no le interesa, los datos son brutales, del 2000 al 2024 se han asesinado 163 compañeros, cantidad que dista mucho de los 10 acaecidos entre 1860 a 1900. Estamos peor.

Un verdadero foco rojo es el ejercicio del poder, está latente la intención permanente de centralizarlo, desaparecer los equilibrios, la línea política es no hacer política, se rompen acuerdos y se vilipendia a quien piensa diferente. Se prefiere la imposición que el debate, se habla de democracia, pero en los hechos se le desprecia, la República está en riesgo y con ello los derechos de todos.

A 200 años ¿estamos para festejar? No, quizá por eso el régimen silenció las campanas.