Las Médulas: Desentrañando la historia de un Tesoro Natural
La fiebre del oro aún perdura en la fantasía de la sociedad. Fue popular en la California del siglo diecinueve, cuando los buscadores de las preciadas pepitas se establecían en cualquier zona con “tierra dorada”. Sin embargo, no es tan conocido que en el siglo I a.d.C. los romanos ya explotaban unas minas de oro a cielo abierto localizadas en la comarca de El Bierzo, un territorio de la provincia de León, en el noroeste de España.
Habíamos oído hablar de las extraordinarias formaciones rocosas existentes en estas tierras, junto a los Montes Aquilianos e inmediaciones de los cañones del río Sil, pero no esperábamos encontrar en Las Médulas un paisaje fuera de este mundo: montañas erosionadas y colores de fuego, imponente testimonio del legado de la minería de oro romana.
Hoy sabemos por las investigaciones arqueológicas que los pueblos prerromanos explotaron estos yacimientos; pero fue durante el imperio de Octavio Augusto que la capacidad de la ingeniería de la época quedaría como evidencia, de lo que es capaz de hacer la mano del hombre.
La minería dorada
Los ingenieros romanos, hábiles en la canalización del agua y la construcción de acueductos, diseñaron un intrincado sistema hidráulico para extraer el preciado metal de las montañas. La técnica conocida como “ruina montium” consistía en canalizar agua a presión hacia las galerías montañosas, para provocar desprendimientos y exponer las vetas de oro.
Aún existe oro en el área, según el análisis realizado al terreno por una empresa especializada. Pero hoy este es un espacio protegido donde está prohibida cualquier intervención. Se tiene por cierto que en tiempos de la administración de Plinio el Viejo, se sacaban hasta 20 mil libras de oro (1.635.000 kilos). Según estudios realizados, se supone que para ese volumen de extracción, entre 10 a 20 mil hombres escarbaban un volumen de 500 millones de metros cúbicos de tierra aurífera.
El resultado que apreciamos hoy, es un paisaje surrealista de colinas erosionadas y cuevas en forma de embudos, que han sido colonizadas por la vegetación, creando una combinación única de colores y texturas. Es sorprendente el contraste entre el verde exuberante y los tonos ocres y dorados de las formaciones rocosas.
La visita a Ponferrada
La ciudad es conocida por el impresionante Castillo de los Templarios, una fortaleza medieval que se alza sobre la ciudad y que data del siglo XII. Además del castillo, que culmina la colina donde confluyen los ríos Boeza y Sil, Ponferrada presume de un centro histórico con encanto, calles empedradas y edificios muy antiguos como la Casa Consistorial, (sede del Ayuntamiento y uno de los ejemplares de la arquitectura de los Austrias); la Torre del Reloj, la Iglesia de San Andrés y la Basílica de Nuestra señora de la Encina, entre otros.
La ciudad es un importante centro cultural y turístico de la región leonesa, y el caudal del río Sil favoreció la construcción de los muchos y hermosos puentes que la embellecen, como el famoso Ponsferrata (que dio nombre a la población), el Mascarón, el del Ferrocarril o el del Centenario. Es famosa por su gastronomía, especialmente sus platos a base de embutidos y carnes, pero el contundente “botillo” es su especialidad culinaria, por su extraordinario y delicioso sabor. Además, el Camino de Santiago atraviesa Ponferrada, lo que la convierte en un punto de parada significativo para los peregrinos que realizan esta mítica ruta.
El botillo está protegido bajo la marca “Botillo de El Bierzo”. Se elabora con piezas de carne de cerdo y costillar, que se condimentan y embuten en la tripa del puerco, la cual se ahúma y cura posteriormente. Se acompaña de verduras, patatas, garbanzos y una deliciosa sopa, en compañía de vino tinto.
Regreso al origen
Para los viajeros que desean conocer Las Médulas, existen diversas rutas de senderismo que serpentean a través de este paisaje mágico. Desde estratégicos miradores, se pueden contemplar vistas panorámicas que quitan el aliento y brindan la oportunidad de capturar la esencia de este lugar en fotografías impresionantes. Puedes caminar por senderos entre colinas, admirando las excavaciones romanas y los canales que aún resisten el paso de los siglos. La perspectiva desde el mirador de Orellán (el pueblo vecino del mismo nombre) es sublime, ofreciendo vistas panorámicas de este laberinto geológico.
Además de su importancia histórica, Las Médulas son un regalo de la naturaleza. En 1997, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y en 2002 recibieron el reconocimiento de Monumento Natural. La flora y fauna autóctonas de la zona, crean un equilibrio ecológico único en esta región.
Para los viajeros amantes de la originalidad, Las Médulas ofrecen una experiencia que combina el atractivo de la historia con la maravilla de la naturaleza. Es un destino que no solo satisface la curiosidad, sino que también nutre el espíritu aventurero, invitándote a explorar un mundo que alguna vez fue dominado por la ambición humana y que ahora provoca la admiración y el asombro de quienes se sienten exploradores.
Lugares de interés
Aula Arqueológica
Centro de recepción de visitantes (organiza rutas)
Sendas que pueden andarse libremente: De los Coventos, de las Valiñas, o las sendas Perimetral y la del Lago Sumido.