Coronavirus: los médicos siguen descubriendo daños del Covid-19 sobre otros órganos del cuerpo

Deborah Coughlin no tenía tos y tampoco le faltaba el aire. Durante los primeros días después de contagiarse el nuevo coronavirus, nunca tuvo más de 37,7 grados de temperatura. Fueron los vómitos y la diarrea los que la llevaron a la sala de guardia de su localidad, en Hartford, Connecticut, el 1° de mayo.

"Parecía un virus estomacal", dice su hija, Catherina Coleman. "Caminaba y hablaba lo más bien."

Y aunque Deborah, de 67 años, charlaba animadamente con sus hijas por celular, sus niveles de oxígeno en sangre eran tan bajos que cualquier otro paciente habría estado al borde de la muerte. Ahora está conectado al respirador y en estado crítico en el Hospital St. Francis, otro de los pacientes con covid-19 que presenta una extraña constelación de síntomas que los médicos se apresuran a tratar de identificar, explicar y tratar.

"Al principio no entendíamos lo que pasaba. Los pacientes se caían muertos delante de nosotros", dice Valentin Fuster, médico en jefe del Hospital Mount Sinai, de la ciudad de Nueva York, epicentro del brote en Estados Unidos y actualmente también del mundo. "De repente, nos cambiaron las reglas del juego, y no sabíamos por qué."

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Ahora ya todos entienden que el nuevo coronavirus es mucho más impredecible que un simple virus respiratorio. Suele atacar los pulmones, pero también en cualquier otra parte, del cerebro a los dedos de los pies. Muchos médicos ahora se enfocan en tratar las reacciones inflamatorias y los trastornos de coagulación de la sangre, mientras intentan al mismo tiempo ayudar a sus pacientes a respirar.

Más de cuatro meses de experiencia clínica en Asia, Europa y América del Norte han demostrado que el patógeno hace mucho más que invadir los pulmones. "Nadie esperaba una enfermedad que se saliera del patrón de neumonía y cuadro respiratorio", dijo David Reich, anestesiólogo cardíaco y presidente del Hospital Mount Sinai, en la ciudad de Nueva York.

Ataca el corazón, debilita sus músculos e interrumpe el ritmo crítico. Causa tal estrago en los riñones que algunos hospitales se quedan cortos con los equipos de diálisis. Avanza a través del sistema nervioso, destruyendo el gusto y el olfato, llegando incluso a veces al cerebro. Fabrica coágulos de sangre que pueden matar con eficiencia repentina y genera inflamación en los vasos sanguíneos de todo el cuerpo.

Puede comenzar con algunos síntomas o ninguno en absoluto, y varios días después, vaciar de aire de los pulmones sin previo aviso. Se mete con los ancianos, las personas debilitadas por patologías previas y, en un número elevado con los obesos. Ataca más a los hombres que a las mujeres, pero también hay señales de que complica los embarazos.

Qué pasa con los niños

El covid-19 parece no atacar mayormente a los niños, hasta que lo hace: la semana pasada, los médicos advirtieron entre los pacientes niños una rara reacción inflamatoria con complicaciones cardíacas que podría atribuirse al virus. El viernes, el gobernador del estado de Nueva York, el demócrata Andrew Cuomo, anunció que 73 niños habían caído gravemente enfermos, y que un niño de 5 años se había convertido en el primer niño fallecido en la ciudad de Nueva York. Al día siguiente fallecieron dos niños más.

El Hospital Mount Sinai ha tratado a cinco niños con la enfermedad. Reich dice que todos comenzaron con síntomas gastrointestinales que derivaron en complicaciones inflamatorias y causaron presión arterial muy baja con dilatación de los vasos sanguíneos. En el caso del primer niño que murió, eso produjo insuficiencia cardíaca.

"El patrón que presentó la enfermedad fue diferente al de cualquier otro caso de covid", dijo.

De los millones, quizás miles de millones, de coronavirus que existen, se conocían seis que infectan a los humanos. Cuatro causan gripes que se propagan fácilmente cada invierno y pasan prácticamente desapercibidas. Otro fue responsable del brote del síndrome respiratorio agudo severo que mató a 774 personas en 2003. Otro más provocó el brote del síndrome respiratorio del Medio Oriente en 2012, que mata al 34 por ciento de las personas que lo contraen. Pero es poco contagioso.

El séptimo es el recién llegado SARS-CoV-2, la oveja negra de la familia de los coronavirus, que se las ha arreglado para combinar la contagiosidad de sus primos causantes de la gripe común con algo de la letalidad del SARS y el MERS. Se puede propagar antes de que las personas muestren síntomas de enfermedad, lo que dificulta su control, especialmente sin pruebas generalizadas y precisas. Por el momento, el distanciamiento social es la única contramedida que ha demostrado su efectividad.

El nuevo coronavirus ha infectado a 4 millones de personas en todo el mundo, matando a más de 280,000, según el Centro de Recursos de Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins. En los Estados Unidos, 1.3 millones han sido infectados y la cifra de muertos supera los 80.000.

Angela Rasmussen, viróloga del Centro de Inmunidad e Infecciones de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, dice que si el SARS o el MERS se hubieran extendido tanto como este virus, tal vez habrían demostrado la misma capacidad para atacar más allá de los pulmones. Pero se extinguieron rápidamente, dejando solo una pequeña estela de enfermedad y muerte.

Tratar de definir un patógeno en medio de una epidemia en constante expansión entraña enormes dificultades. Los expertos dicen que pasarán años hasta que entendamos el daño de enfermedad sobre los órganos y los efectos de los medicamentos, la genética, las dietas, los estilos de vida y el distanciamiento social en la evolución de cada cuadro.

"Es un virus que hace apenas seis meses literalmente no existía en humanos", dice Geoffrey Barnes, profesor adjunto de la Universidad de Michigan y experto en medicina cardiovascular. "Tuvimos que aprender sobre la marcha el impacto del virus en el cuerpo humano y la forma de tratarlo. Con otras enfermedades, tuvimos décadas de tiempo para aprenderlo."

En los primeros días del brote, la mayoría de los esfuerzos médicos se centraron en los pulmones. El SARS-CoV-2 infecta tanto el tracto respiratorio superior como el inferior, llegando a veces a penetrar profundamente en los pulmones, llenando los pequeños alvéolos con células y líquido que obstruyen el flujo de oxígeno.

Dos causas interconectadas

Pero muchos científicos ahora creen que gran parte de los estragos de la enfermedad proviene de dos causas interconectadas.

La primera es el daño del virus sobre los vasos sanguíneos, con la fabricación de coágulos que pueden ser de microscópicos a importantes. Hay pacientes que han sufrido accidentes cerebrovasculares y tromboembolismo pulmonar por desprendimiento de coágulos que migran al cerebro y los pulmones. Un estudio de la revista médica británica The Lancet reveló que esto puede deberse a que el virus se dirige directamente a las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos.

La segunda es una respuesta exagerada del propio sistema inmunitario del cuerpo, una tormenta de "citocinas" asesinas que atacan tanto el virus como las células del cuerpo, en su intento por defenderse de un invasor.

La investigación y las terapias se centran en estos fenómenos. Algunos hospitales están utilizando anticoagulantes de manera generalizada. Una revisión de 2.733 casos publicada el miércoles en el Journal of the American College of Cardiology, indica que los anticoagulantes pueden ayudar a los enfermos más graves.

"En la ciencia, las cosas cambian todo el tiempo. Las teorías se escriben y luego se desechan. Las hipótesis son modificadas. Y eso no significa que no sepamos lo que hacemos. Significa que estamos aprendiendo", dice Deepak Bhatt, director ejecutivo de cardiología intervencionista del Hospital Brigham and Women en Boston.

La inflamación de esas células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos puede ayudar a explicar por qué el virus daña tantas partes del cuerpo, dice Mandeep Mehra, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y uno de los autores del estudio de Lancet sobre cómo el covid-19 ataca los vasos sanguíneos.

Según Mehra, eso significa que derrotar a covid-19 requerirá más que terapia antiviral.

"Este virus comienza como una infección viral y se convierte en una alteración más global del sistema inmunológico y los vasos sanguíneos, y lo que mata es precisamente eso", dice Mehra. "Nuestra hipótesis es que covid-19 comienza como un virus respiratorio y mata como un virus cardiovascular".

La idea que tienen ahora los especialistas en riñón va por el mismo lado. Daniel Batlle, profesor de medicina en la Facultad de medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, dice que inicialmente atribuyeron la enfermedad renal grave al daño causado por los respiradores y ciertos medicamentos administrados a pacientes de cuidados intensivos.

Luego notaron daños en las células renales que filtran la sangre de los pacientes, incluso antes de que necesitaran cuidados intensivos. Y los estudios de Wuhan encontraron el patógeno en los riñones, lo que lleva a especular que el virus también daña directamente ese órgano.

"Al principio no parecía haber nada distinto, pero la nueva información muestra que esto va más allá de la lesión renal aguda habitual que vemos normalmente ".

Un virus con púas

Al igual que otros coronavirus, el SARS-Cov-2 se infiltra en el cuerpo al unirse a un receptor, ACE2, que se encuentra en algunas células. Pero la composición de las "púas" que sobresalen de este virus es diferente, lo que le permite adherirse con más fuerza. Como resultado, se requieren menos partículas de virus para infectar al huésped. Esto también puede ayudar a explicar por qué este virus es mucho más infeccioso que el SARS, dice Rasmussen.

Rasmussen aclara que tampoco pueden descartarse otros factores que intervengan en el contagio, incluida la cantidad de virus que expulsan las personas y cuán estrictamente observan las reglas de distanciamiento social.

Una vez dentro de una célula, el virus se replica, causando caos. Los receptores ACE2, que ayudan a regular la presión sanguínea, son abundantes en los pulmones, los riñones y los intestinos, órganos que el patógeno golpea fuertemente en muchos pacientes. Esa también puede ser la razón por la cual la presión arterial alta se ha convertido en una de las afecciones previas más comunes en personas que se enferman gravemente de covid-19.

Los receptores difieren de una persona a otra, lo que lleva a especular que la genética puede explicar parte de la variabilidad en los síntomas y cuánto se enferman algunas personas.

Esas células "están en casi todas partes, por lo que tiene sentido que el virus cause daños en todo el cuerpo", dijo Mitchell Elkind, profesor de neurología en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia y flamante presidente de la American Heart Association.

La inflamación estimula la coagulación, a medida que los glóbulos blancos luchan contra la infección. Los glóbulos blancos interactúan con las plaquetas y las activan, aumentando la posibilidad de la formación de coágulos, dice Elkind.

Tales reacciones se han visto en infecciones graves, como en casos de septicemia. Pero ahora está pasando en un gran número de pacientes con covid-19, "y llama mucho la atención", dice Elkind.

"El virus puede atacar muchas partes diferentes del cuerpo, y no entendemos por qué causa ciertos problemas en algunas personas, problemas diferentes en otras, y ningún problema en una gran proporción de los casos", dice Elkind.

Coughlin, internado en estado crítico en un hospital de Connecticut, se deterioró rápidamente después de llegar a la sala de emergencias. La fiebre se le disparó a 40,5 grados y desarrolló neumonía.

El miércoles, llamó a sus seis hijas en FaceTime, diciéndoles que los médicos le aconsejaron el uso del respirador.

"Si me pasa algo y no me salvo, quiero que sepan que estoy en paz", les dijo.

Los síntomas del covid1-19 parecen incluir

Cerebro: Embolias y problemas neurológicosOjos: ConjuntivitisNariz: Pérdida de olor y sabor (anosmia)Sangre: Fabricación inesperada de trombos, ataque contra el recubrimiento de los vasos sanguíneosAparato digestivo: Vómitos y diarreas en algunos casosPulmones: Obstrucción e inflamación de los alvéolos, problemas para respirar; tromboembolismo pulmonar por desprendimiento de coágulos y microtrombos.Corazón: Debilildad del músculo cardíaco; arritmias e infartos por coágulos.Riñones: Daños a las estructuras que filtran los desechos de la sangre; los pacientes suelen necesitar diálisis.Piel: "pies de covid", un enrojecimiento debido al ataque contra los vasos sanguíneosSistema inmunológico: Impacto generalizado, incluida la respuesta inmunológica excesiva como respuesta al ataque al resto de los tejidos.

(Traducción de Jaime Arrambide)

The Washington Post