Lula cerró el G20 con logros en la agenda social y volvió a proyectar a Brasil en política exterior
RÍO DE JANEIRO.- Lula da Silva entregó este martes en Río de Janeiro la presidencia del G20 a Sudáfrica, poniendo fin a una cumbre de líderes en la que el presidente y la diplomacia brasileña surgen como grandes vencedores.
En el pase de martillo, que concretó simbólicamente cambio de mando durante una ceremonia de clausura en el Museo de Arte Moderno (MAM), le deseó suerte a su par sudafricano, Cyril Ramaphosa, y mostró su expectativa de que las contribuciones brasileñas sean adoptadas por el grupo, que en 2026 tendrá a los Estados Unidos de Donald Trump en la presidencia.
“Volvimos a adoptar declaraciones de consenso en casi todos los temas. Dejamos la lección de que, cuanto mayor es la interacción entre los sherpas y ministros de Hacienda, mayores y más significativos serán los resultados de nuestros trabajos”, dijo Lula.
“Sudáfrica puede contar con Brasil para que tenga una presidencia que concrete más de lo que pudimos”, le dijo Lula a Ramaphosa, quien inmediatamente citó palabras del sudafricano Nobel de la Paz Nelson Mandela. “Es fácil demoler, destruir. Los héroes son aquellos que construyen. Vamos a seguir construyendo un mundo justo y sostenible”, dijo como cierre.
La diplomacia brasileña había conseguido, ya tras el primero de los dos días de reunión, aprobar el documento final de líderes con todos los puntos defendidos por la agenda brasileña, pese a los embates europeos y del presidente argentino, Javier Milei, que amenazaban con complicar la salida de un documento de consenso.
Reformas
Pese a que la cumbre había comenzado el lunes bajo un manto de incertidumbre, la mayor nación sudamericana consiguió lo que quería: una declaración de líderes que refleja el compromiso de trabajar en las agendas de reforma de las instituciones internacionales, combate al hambre y la pobreza, y transición energética, los tres temas definidos como prioritarios, incluida una propuesta para avanzar en la tributación de los súper ricos.
Brasil presentó como su principal bandera, en dos días de cumbre, el lanzamiento de una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, con la adhesión de 82 países, incluida la Argentina.
El profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, Robertou Goulart, dijo a LA NACION que el G20 marca una recuperación del “prestigio” internacional de Brasil, de la mano del texto de consenso y de la presencia casi perfecta de jefes de Estado, incluyendo a los de Estados Unidos, Joe Biden, y Xi Jinping, de China.
“El texto final contempló los grandes temas y desafíos mundiales y politizó la desigualdad. El saldo principal fue la proyección internacional de la política exterior y la marca principal fue el retorno de la lucha contra el hambre como tema de política internacional “, dijo el profesor de la UNB.
Itamaraty contuvo con éxito la presión de países europeos para reabrir el documento e incluir una condena más enfática a Rusia por la guerra en Ucrania. Los ataques masivos de Rusia en Ucrania, que afectaron infraestructura eléctrica durante el fin de semana, amenazaban con romper un principio de acuerdo sobre el texto que se había cerrado.
El comunicado final dio un peso mayor para el conflicto en Medio Oriente que para la guerra en Europa. Tampoco hubo una condena explícita a Rusia, pero sí, de forma genérica, a la amenaza en el uso de armas nucleares. Fueron incluidas a último momento dos palabras que reclamaban los europeos: “infraestructura” y “específicamente”, ambas para referirse al conflicto en Ucrania y los recientes ataques del Ejército de Vladimir Putin.
Al mismo tiempo, Brasil consiguió contener y aislar los arrebatos de Milei, que amenazaba con abrir una disidencia en el documento final. El presidente argentino se ausentó este martes de la foto oficial del evento.
Este martes, en la tercera y última sesión de la cumbre destinada al desarrollo sostenible, Lula instó a los países desarrollados a adelantar las metas de neutralidad climática de 2050 para 2040 o 2045, con un mensaje alarmante sobre la crisis ambiental.
“El Acuerdo de París está llegando a Belén (Cop30) con diez años y sus resultados todavía están lejos de lo necesario”, justificó en la tercera y última sesión de la reunión de jefes de Estado, dedicada a tema desarrollo sostenible. Al mismo tiempo, en un mensaje velado al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que no hay “espacio para el negacionismo y la desinformación” climática.
“La declaración final reconoce las dificultades que se avecinan con Trump y los líderes trabajarán para mantener en el horizonte el entendimiento de que es necesario actuar, porque el tiempo se acaba en relación con la crisis climática”, explicó Goulart.
La agenda climática y de transición energética tiene especial interés para el gobierno brasileño. El discurso de clausura de Lula fue, al mismo tiempo, un anticipo de lo que podrá ser la apertura de la conferencia climática COP30 en la ciudad amazónica de Belén, prevista para noviembre de 2025.
“Sin asumir sus responsabilidades históricas, las naciones ricas no tendrán credibilidad para exigir ambición a los demás”, agregó Lula, quien tildó la próxima conferencia climática en Brasil como “la última chance de evitar una ruptura irreversible en el sistema climático”. “Cuento con todos ustedes para hacer la COP del cambio”, concluyó.