El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó a Etiopía para participar como invitado de la cumbre anual de la Unión Africana. Allí, ante la prensa mundial, apuntó directamente al conflicto que tiene lugar desde octubre entre Israel y Palestina, y acusó al gobierno de Benjamín Netanyahu de “cometer un genocidio contra los civiles en Gaza”.

“Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza no es una guerra”, declaró durante una conferencia en Adís Abeba, y agregó: “No es una guerra de soldados contra soldados, es una guerra entre un ejército muy preparado y mujeres y niños. Lo que está ocurriendo con el pueblo palestino no ocurrió en ningún otro momento de la historia, es un castigo colectivo. En realidad, ocurrió cuando Hitler decidió matar a los judíos”.

El mandatario de izquierda es un importante representante de los países del sur global, y sus declaraciones fueron las más contundentes emitidas hasta ahora sobre el conflicto. Anteriormente, había afirmado que el grupo terrorista Hamas había “cometido un acto de terrorismo” durante el ataque del pasado 7 de octubre en Israel, que dio inicio a la guerra que continua hasta el día de hoy. Esa primera intervención dejó 1160 muertos, en su mayoría civiles, y aproximadamente 250 rehenes, de los cuales 130 siguen retenidos en Gaza.

Por su parte, el gobierno israelí no tardó en contestar. A través de su cuenta en la red social X, el ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, aseguró que las declaraciones de Lula eran “vergonzosas y graves”, y ratificó que “nadie dañará el derecho de Israel a defenderse”. Al mismo tiempo, anunció que el embajador brasileño en Israel, Frederico Salomao Duque Estrada Meyer, será citado este lunes para una “amonestación”.

Durante su conferencia en Egipto, Lula afirmó que “el Estado de Israel también está cometiendo varios actos de terrorismo, al no tener en cuenta que ni los niños ni las mujeres están en guerra”. Las declaraciones se produjeron en respuesta a una pregunta sobre la decisión de su gobierno de conceder nuevas contribuciones financieras a la Agencia de las Naciones Unidas para la Asistencia a los Refugiados Palestinos en Oriente Medio (UNRWA), a pesar de que algunos de sus empleados están acusados de haber ayudado a Hamás a llevar a cabo los atentados terroristas de octubre en Israel.

Ante estas acusaciones, el jefe de Estado brasileño explicó: “Si hubo un error en esa institución que recauda el dinero, debemos descubrir quién cometió el error. Pero no se debe suspender la ayuda humanitaria a las poblaciones que han estado tratando de construir su Estado durante décadas”.

“¿Quién ayudará a reconstruir esas casas que fueron destruidas?¿Quién devolverá la vida a las 30 mil personas que ya murieron? Hay 170 mil heridos. ¿Quién devolverá la vida a los niños que murieron sin saber por qué morían? ¿Esto no es suficiente como para perturbar el sentido humanitario de los líderes políticos del planeta?”, concluyó.

En su momento, el mandatario había criticado duramente la ofensiva israelí en respuesta, que dejó aproximadamente 28.985 muertos, en su mayoría mujeres y menores, según el Ministerio de Salud de Gaza, un territorio palestino gobernado por Hamás desde 2007.

El alto al fuego fallido de la ONU

Mientras tanto, Brasil ocupa la presidencia temporal del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante el cual presentó una moción de “alto el fuego humanitario inmediato”, firmado por el secretario general, António Guterres.

El proyecto de resolución exigía también el cumplimiento del derecho internacional y la protección de la población civil, la liberación de todos los rehenes y el acceso de ayuda humanitaria.

Sin embargo, y por más de que fue aprobada por 12 países, finalmente fue vetada por Estados Unidos, principal aliado de Israel y uno de los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo (junto con Rusia, China, Francia y Reino Unido). Según declaró el representante adjunto de EU.UU. en la ONU, Robert Wood, la resolución estaba disociada de la “realidad” y “no hubiera movido ni una aguja en el terreno”.

Además de EE.UU., Israel, Austria, República Checa, Guatemala y Paraguay, entre otros, son algunos de los países que votaron en contra del cese al fuego. Por su parte, Argentina cambió su voto. De apoyar el alto al fuego, ahora los representantes argentinos se abstuvieron.