Luis Malagón, el portero que en solo un año ya hizo historia con el América. Y todo lo que falta

Luis Malagón celebrando la obtención del título de Liga MX con el América. (Héctor Vivas/Getty Images)
Luis Malagón celebrando la obtención del título de Liga MX con el América. (Héctor Vivas/Getty Images)

Luis Ángel Malagón necesitó de un año para entrar por la puerta grande del americanismo. Hoy es el único portero bicampeón en la historia de los torneos cortos. Ya parece un recuerdo nebuloso su arribo. Era el suplente de Óscar Jiménez. La salida de Guillermo Ochoa dejó desprotegido el arco de Coapa, el más exigido del país. Y ahí entró al quite Jiménez, que había demostrado ser un suplente apto, pero como titular el puesto lo desbordó. Sus errores abrieron pie a una certeza: el América necesitaba otro portero.

Desde Necaxa, habían firmado ese semestre, el primero de 2023, a Malagón. Debía competir por la titularidad y cumplió su misión porque terminó por ganarla, aunque el desenlace de aquel torneo no pudo ser más doloroso para los azulcrema: se fueron eliminados del Apertura 2023 en Semifinales por las Chivas. Sin embargo, una semilla había sido sembrada: la de un portero capaz de resolver partidos con sus atajadas.

Hoy Malagón está en otra categoría histórica por ese mero hecho: demostró sus cualidades en los momentos de apremio. Fue clave ante Tigres en la final del Apertura 2023 y ayer, ante Cruz Azul, tuvo dos atajadas medulares cuando partido estaba empatado en el global. El campeonato quince en la vitrina águila sería imposible de imaginar sin las providencial atajadas de este portero de 27 años. En un año, consiguió lo que, por ejemplo, no pudo hacer Guillermo Ochoa en su segunda etapa como americanista (ser campeón). Y en general, tiene más títulos que él (dos contra uno, pero Ochoa jugó diez años en el América y Malagón apenas lleva uno y medio).

¿Cómo entenderlo ahora? Para el americanismo los sentimientos cuentan, pero valen más los campeonatos. Es así. Por ello hay añoranza de aquellas "Águilas Africanas" de los 90 con Kalusha y Biyik, y de Salvador Cabañas, el delantero al que le tocó vivir los peores días del americanismo y siempre cargó con el equipo al hombro. Pero los consagrados, los que entran al salón de la fama, son los que llevan oro a las arcas del club. Malagón lo ha hecho por partida doble y ni siquiera es lo que más debería entusiasmar a los americanistas: tienen un portero en plenitud, que ya ha demostrado estar hecho para los momentos grandes, y al que le sobra mucho tiempo para establecer su dimensión histórica.

Además, su destino parece imantado por el de Guillermo Ochoa también en la Selección Mexicana. El veterano arquero no fue llamado por Jaime Lozano para la Copa América. Su lugar, con seguridad, será ocupado por Malagón. Tanto en el Nido como en el Tri, las partidas de Ochoa han dado las oportunidades a Malagón para mostrarse. Ese será otro reto ahora: confirmar que tiene los blasones para ocupar la portería nacional y darle la razón a Lozano por llevar a cabo este recambio generacional tan drástico (hace sólo dos meses todavía era el portero suplente y hace un año ni siquiera era convocado).

Los equipos nacen desde la portería propia hasta la contraria. Ninguna oncena exitosa puede empezar su camino a la gloria sin un guardián capaz de aparecer cuando más le necesitan. América iniciará ahora la odisea a la estrella número 16. Hoy es una posibilidad tangible. Las Águilas partirán el siguiente torneo como favorito y, por lo tanto, el tricampeonato luce no como un sueño, sino hasta como una obligación. Y para alcanzarlo, cuentan con un portero que ya sabe hacer exactamente eso: ganar campeonatos.

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