En la lucha contra la viruela del mono, las clínicas de salud sexual carecen de fondos suficientes y están mal equipadas

Las clínicas que tratan las enfermedades de transmisión sexual —que ya están luchando para contener un aumento explosivo de infecciones como la sífilis y la gonorrea— se encuentran ahora en la primera fila de la lucha nacional para controlar el brote de viruela del mono, que está creciendo rápidamente.

Tras décadas de falta de financiación y dos años y medio después de una pandemia que interrumpió gravemente la atención, el personal de las clínicas y los funcionarios de salud pública dicen que las clínicas están mal equipadas para otra epidemia.

"Estados Unidos no tiene lo que necesita para luchar adecuada y totalmente contra la viruela del mono", dijo David Harvey, director ejecutivo de la Coalición Nacional de Directores de ETS. "Ya estamos al límite de nuestra capacidad".

La viruela del mono —prima de la viruela— no se considera técnicamente una infección de transmisión sexual. Pero se propaga a través del contacto cercano y ahora se está transmitiendo en gran medida a través de redes de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres.

Dado que el actual brote de viruela del mono provoca ampollas o granos en los genitales, muchos pacientes buscan atención por lo que parece ser un herpes, una sífilis u otra infección de transmisión sexual. Los pacientes a menudo prefieren buscar atención de forma anónima en las clínicas públicas, en lugar de visitar a sus médicos de atención primaria, debido al estigma de las infecciones de transmisión sexual.

Aunque la mayoría de las personas con viruela del mono se recuperan por sí solas en un plazo de dos a cuatro semanas, alrededor del 10 por ciento necesitan atención hospitalaria, afirma el doctor Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College of Medicine.

El grado de complicaciones de la viruela del mono "ha sido mucho mayor de lo que cualquiera de nosotros esperaba", dijo la doctora Mary Foote, experta en enfermedades infecciosas del Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York, que habló el 14 de julio durante un webinar presentado por la Infectious Diseases Society of America. Además del dolor intenso, algunas personas con viruela del mono corren el riesgo de sufrir cicatrices permanentes. Foote dijo que el dolor puede ser insoportable, lo que hace que los pacientes tengan dificultades para tragar, orinar o defecar.

Las clínicas de salud sexual están tan saturadas que muchas carecen de personal para realizar tareas tan básicas como contactar y tratar a las parejas de los pacientes infectados.

Estas clínicas son algunas de las redes de seguridad más descuidadas del deteriorado sistema de salud pública del país, que tiene menos autoridad y flexibilidad para luchar contra los brotes hoy que antes de la pandemia de COVID-19.

Con 1,971 casos de viruela del mono registrados desde mayo en Estados Unidos —y unos 13,340 en todo el mundo—, los médicos advierten que la epidemia puede haber crecido demasiado y ser demasiado difusa como para poder contenerla.

La doctora Shira Heisler, directora médica de la Clínica de ETS de Salud Pública de Detroit, dijo que está orgullosa de la calidad de la atención que proporciona, pero que simplemente no tiene tiempo para ver a todos los pacientes que necesitan atención. "Simplemente no contamos con personas", dijo. "Hay un colapso total de la infraestructura".

La financiación de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) para prevenir las infecciones de transmisión sexual disminuyó casi un 10 por ciento desde 2003, hasta los 152.5 millones de dólares de este año, a pesar de que tan solo los casos de sífilis se han cuadruplicado en ese tiempo. Teniendo en cuenta la inflación, esa financiación ha caído un 41 por ciento desde 2003, según un análisis de la Coalición Nacional de Directores de ETS.

Mientras tanto, cientos de profesionales de la salud locales y estatales que rastrean los orígenes, siguen la trayectoria y detienen la propagación de los casos notificados por las clínicas de salud sexual han renunciado o han sido sustituidos desde que comenzó la pandemia. Algunos se fueron por agotamiento, y otros fueron expulsados de sus puestos de trabajo por los críticos que protestaban por las impopulares políticas de cubrebocas y los cierres. Algunas subvenciones federales para reforzar el personal de salud pública acaban de ponerse en marcha.

Los sistemas de notificación de datos no se han actualizado durante la pandemia, a pesar de las evidentes deficiencias que esta ayudó a revelar. Los trabajadores de la salud pública todavía utilizan máquinas de fax para tratar los casos de viruela del mono en Florida y Missouri, según dijeron los funcionarios de salud pública a KHN.

"Incluso con las ventajas de tener una prueba y una vacuna, todavía no hemos invertido lo suficiente en el sistema de salud pública para que podamos responder con la suficiente rapidez", dijo el doctor Tao Kwan-Gett, director científico del estado de Washington. Mucha gente "te dirá que tenemos el mejor sistema de salud del mundo. Pero creo que la pandemia de COVID-19, así como el brote (de viruela del mono), demuestran que el sistema está roto y necesita ser arreglado".

La Casa Blanca está distribuyendo cientos de miles de vacunas contra la viruela del mono ahora, liberando dosis adicionales a medida que estén disponibles, para un total de casi siete millones de dosis en el próximo año.

Pero Hotez dijo que esos envíos de vacunas "pueden no ser suficientes".

Algunas ciudades se están quedando sin dosis poco después de abrir sus puertas. En la ciudad de Nueva York, donde los casos de viruela del mono se han triplicado en la última semana, el despliegue de la vacuna ha estado plagado de fallos técnicos; el sitio web de la vacuna se ha caído al menos dos veces. Las autoridades de San Francisco dijeron que su ciudad también se está quedando sin suministro de vacunas.

Las vacunas contra la viruela del mono pueden prevenir eficazmente la infección en las personas antes de que se expongan al virus.

Los expertos creen que las vacunas también pueden ayudar a prevenir la infección después de la exposición. Pero son más efectivas si se administran dentro de los cuatro días posteriores al contacto cercano con un paciente con viruela del mono, dijo el doctor Trini Mathew, director médico de administración antimicrobiana y prevención y control de infecciones en el Hospital Beaumont en Taylor, Michigan. Las vacunas administradas entre cuatro y 14 días después de la exposición pueden reducir los síntomas, pero no prevenir la enfermedad.

Sin embargo, el deteriorado sistema de salud pública no está hecho para la rapidez.

Aunque el acceso a las pruebas de la viruela del mono se ha hecho más fácil en los últimos días, algunos sistemas de salud pública no tienen suficiente personal para localizar rápidamente a las parejas de los pacientes y hacerles las pruebas. Y como la mayoría de los profesionales de la salud nunca han manejado un caso de viruela del mono, los pacientes a menudo deben hacer múltiples visitas antes de ser diagnosticados con precisión.

Ponerse en contacto con las personas expuestas se complica si viven al otro lado del condado o del estado, lo que puede requerir la coordinación de una respuesta al brote con otros departamentos de salud, dijo Shawn Kiernan, jefe de la sección de enfermedades transmisibles del Departamento de Salud del Condado Fairfax, en Virginia.

Décadas de recortes presupuestarios han llevado a muchas clínicas de salud sexual a limitar su horario de funcionamiento, lo que dificulta la atención de los pacientes.

Los departamentos de salud pública han perdido miembros clave de sus equipos en los últimos años, incluyendo enfermeras y especialistas en asistencia altamente capacitados.

Un análisis de KHN-AP de 2020 encontró que al menos 38 mil puestos de trabajo de salud pública estatales y locales desaparecieron desde la recesión de 2008, dejando una fuerza de trabajo gastada para hacer frente a las necesidades de salud pública de Estados Unidos, y eso fue antes de que el COVID-19 atacara. Esa investigación reveló que solo el 28 por ciento de los departamentos de salud pública locales cuentan con estadistas o epidemiólogos, los detectives de enfermedades que investigan el origen y la trayectoria de los brotes infecciosos.

En 2020 se registraron más de 2.4 millones de infecciones de transmisión sexual, según los CDC.

"No creo que ningún departamento de salud en Estados Unidos pueda manejar todas las infecciones de transmisión sexual (ITS) que se les reportan", dijo Kiernan.

El gobierno federal ha gastado miles de millones de dólares en la lucha contra la pandemia del COVID-19, y algunas subvenciones relacionadas con el COVID se utilizarán para ampliar el personal de salud pública en general.

Pero los CDC y el Congreso suelen designar fondos para fines específicos, dijo Lori Tremmel Freeman, directora de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de Condados y Ciudades. "Si tienes a alguien trabajando en COVID, no puedes reasignarlo a la viruela del mono utilizando el mismo cubo de dinero", dijo Freeman.

Y en algunos estados, ese dinero aún no ha llegado a los departamentos de salud pública o a las clínicas de salud sexual.

Los CDC dieron a Michigan millones de dólares para reforzar su personal de salud pública, pero la legislatura de Michigan solo asignó una parte del dinero. Heisler escribió a varios legisladores estatales rogándoles que liberaran los fondos restantes. Ninguno le respondió.

Los trabajadores de la salud pública dicen que esperan que la viruela del mono sea una llamada de atención.

"Espero que esto haga ver la necesidad de invertir más en la infraestructura de salud pública", dijo Kwan-Gett, del departamento de salud del estado de Washington, "porque sin esa inversión, esto solo va a suceder una y otra vez".

KHN (Kaiser Health News) es una redacción nacional que produce periodismo en profundidad sobre temas de salud. Junto con Policy Analysis and Polling, KHN es uno de los tres principales programas operativos de KFF (Kaiser Family Foundation). KFF es una organización sin fines de lucro que proporciona información sobre temas de salud a la nación).