Los perros con la cara aplastada se han puesto de moda, e igual no es una buena idea

Las modas llegan a todas partes. O al menos eso es lo que se deduce de un artículo reciente, que explica que cada vez son más comunes los perros de ciertas razas. En concreto los de talla pequeña, y con la cabeza reducida. Y aunque el estudio se ha realizado en Australia, se trata de una tendencia mundial.

Lo que han podido demostrar estos investigadores es que las razas de perro que presentan braquicefalia son cada vez más comunes. La braquicefalia, explicado de una manera sencilla, son las caras achatadas, con la nariz muy corta, que presentan perros como el pug o carlino.

Antes de seguir explicando la noticia, hace falta una aclaración. La braquicefalia es una mutación respecto a la norma. Biológicamente, los lobos y los perros son la misma especie, y el aspecto “natural” de un perro debería ser similar al de un lobo.

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Pero como en cualquier organismo, aparecen mutaciones, alternativas genéticas. Que de manera natural pueden tener sus ventajas o sus inconvenientes. Por ejemplo, la braquicefalia provoca grandes problemas respiratorios, ya que las vías son más cortas. Por eso los perros que la presentan jadean y roncan de manera tan notable.

En un entorno natural, estos perros verían su supervivencia muy reducida. Pero desde que estos animales se domesticaron, se comenzaron a realizar cruces dirigidos. Estas prácticas han conseguido que aspectos que, de manera natural, estarían muy reducidos – algunos incluso habrían desaparecido – se vean muy habitualmente.

Así que tenemos variedades de perros, razas, que se crían para que tengan un aspecto concreto. Y algunas de ellas tienen más popularidad que otras. Tampoco parece una gran noticia. Salvo que tengamos en cuenta el aspecto veterinario.

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Los perros con la cara achatada tienen varios problemas. El más notable, el de la respiración. Ya lo hemos comentado antes, son perros que jadean y roncan. Claro, que la cosa no se queda ahí. No sólo hacen “ruiditos”, los perros sufren al no poder respirar bien, se cansan al correr, y un largo etcétera que nos podemos imaginar.

Si sólo fuera eso… pero hay otro factor. La cara de estos perros es más pequeña. Pero los ojos no lo son, o al menos no en la misma proporción. Las órbitas no los recogen bien, y quedan “saltones”. Esto expone más la córnea, lo que termina en muchas ocasiones en problemas de ceguera, bien parcial o incluso total.

También se traduce en muchas más infecciones. Al estar más expuestos al exterior, resulta más sencillo que las bacterias y otros patógenos infecten los ojos. Se puede tratar con colirios o con antibióticos. Pero eso sólo trata los síntomas y no el problema real. Y los perros sufren.

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En cuanto a los motivos de esta moda, los investigadores no se atreven a dar una explicación única. Por una parte, como las casas son cada vez más pequeñas los dueños de mascotas tienden a escoger razas de menor tamaño. La braquicefalia les da un aspecto curioso, que puede llevar a algunas personas a sentirse más protectores hacia ellos. También es cierto que hoy en día los perros son animales de compañía, y no colaboran con el trabajo – como los perros cazadores o pastores – y eso se refleja en los gustos de las personas. O incluso, que se trate de un contagio social, una moda sin más.

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