Los beneficios económicos de la inmigración hispana en EEUU: las cifras que Trump prefiere ignorar

La economía estadounidense le debe, y será así de modo creciente en el futuro, una parte sustantiva de su crecimiento y dinamismo a la actividad laboral y empresarial de los hispanos, con una porción importante de ello originada en los inmigrantes latinos en Estados Unidos.

En algunos ámbitos, los hispanos –tanto los nacidos en el país como los inmigrantes- son un motor económico más relevante que el general de la población estadounidense.

En un reporte reciente de la Peterson Institution for International Economics (PIIE), se detalla que “la comunidad hispana en EEUU ha contribuido significativamente al crecimiento económico de Estados Unidos en las décadas recientes y continuará haciéndolo por los próximos 10 a 20 años”.

Smiling young woman with credit card and laptop paying bills online in dining room
Getty Creative

Esta afirmación puede resultar obvia o de sentido común, pues ciertamente la comunidad latina, con los inmigrantes como un componente destacado, realizan labores económicas cruciales en el país y su mano de obra es clave en muchos sectores económicos.

Ello se debe, en una medida sustantiva, a la vitalidad demográfica de los hispanos: la población latina es más joven que otros grupos (28.7 de edad media en 2017, frente a 38.1 años del promedio estadounidense), es la minoría más numerosa del país (con natalidad y fertilidad mayores) y tiene un flujo migratorio positivo y una proporción creciente en la fuerza laboral del país.

Pero ese dinamismo no se restringe a trabajadores poco cualificados o a empleos de bajos salarios y fuertes cargas físicas, sino que también se ha proyectado en niveles educativos mayores y en el dinamismo en la creación de empresas. Los inmigrantes latinos están, además, ocupados en mayor proporción: el 83% de los latinos en edad laboral trabajan (86% entre los inmigrantes mexicanos), cifra que está por debajo del 60% en la población general y muestra la laboriosidad de la comunidad hispana.

En paralelo, un informe de Latino Donor Collaborative de 2017 situó en 2.13 billones de dólares (2.13 trillions, en inglés) el PIB de la población hispana en EEUU, una suma que si se tratase de un país correspondería a la séptima mayor economía del mundo. Y el PIB de los latinos en Estados Unidos crece 70% más rápido que el de la población no latina.

Esas cifras, si se unen a las del PIEE, muestran un panorama detallado del empuje económico hispano, y el de los inmigrantes latinos en EEUU y de la creciente influencia de ello en la economía del país.

La población latina es más joven y de crecimiento mayor que otros grupos poblacionales en EEUU. (AP Photo/Rick Bowmer)
La población latina es más joven y de crecimiento mayor que otros grupos poblacionales en EEUU. (AP Photo/Rick Bowmer)

Emprendedores dinámicos

Mientras que en comparación a décadas pasadas la cantidad de nuevas empresas creadas en EEUU ha decrecido (de medio millón antes de la Gran Recesión a 400,000 en años posteriores con una recuperación paulatina a partir de 2016), la actividad de los emprendedores latinos se ha incrementado constantemente en las últimas dos décadas.

En 2016, por ejemplo, la proporción de latinos de 20 a 64 años que crearon un negocio ese año (0.48%) fue superior a la de la población anglosajona (0.34%) y al del promedio de la población no latina en el país (0.28%), de acuerdo al reporte del PIIE.

Y aunque a escala de toda la población la proporción de hispanos mayores de 18 años que poseen un negocio es menor (0.8%) al promedio general (2%), la dinámica citada muestra que los latinos son actualmente más proclives a crear sus propias empresas que otros grupos, lo que añade a su actividad económica y reduce esa brecha paulatinamente.

El acceso a capital resulta por ello clave para potenciar esa dinámica, pues los empresarios hispanos con frecuencia sufren más que otros en el acceso a crédito y opciones de financiamiento para crear y ampliar sus negocios.

Avances en la educación

Aunque es lugar común acotar a los inmigrantes hispanos a trabajos físicos en áreas agrícolas, de construcción o de servicios, lo que es ciertamente un componente cuantitativamente de gran calado en la población que aporta de modo relevante a la economía estadounidense, los latinos son, también, muy dinámicos en aspectos educativos y de creación de empresas.

Actualmente, la población hispana ha reducido la desventaja en nivel educativo con el resto de la población y la tasa de graduación de escuela secundaria que tiene un peso singular en la definición de las capacidades económicas de una población, se ha casi acercado al promedio estadounidense, luego de haberse encontrado significativamente detrás: ha pasado de 60% a mediado de la década de los 90 a 89% en 2016.

La fuerza laboral latina mayor de 16 años que cuenta con certificados educativos de grado menor al de licenciatura (‘high school’ y programas técnicos) ha también aumentado su proporción: era 8% en 1991, 13% en 2007 y 16% en 2017. Y poco a poco la proporción de latinos entre 20 y 40 años, por ejemplo, que cuenta con grados de ‘high school’ o técnicos se ha homologado con la del país, si bien aún hay un trecho por andar en el ámbito de licenciaturas y posgrados (la población latina en su totalidad aún tiene menor nivel educativo que otros grupos demográficos).

En todo caso, el alza de la educación latina a un paso sostenido e importante en décadas recientes ha potenciado su capacidad económica y su aportación al PIB. Propiciar más oportunidades de acceso a la universidad para los hispanos es, en este contexto, un paso necesario y de gran perspectiva para potenciar esta mejora creciente de la comunidad latina.

El futuro

Las peculiaridades demográficas de la población hispana (juventud, natalidad y aumento a través de la inmigración), su creciente nivel educativo y su tasa de emprendimiento también en alza presuponen que el ímpetu económico hispano y su aportación, tanto en términos cuantitativos como proporcionales, a la economía estadounidense crecerán en las próximas décadas, incrementando la relevancia y el valor de la comunidad latina e inmigrante de origen hispano en el país.

Así, el reporte del PIIE calcula que entre 2020 y 2048, la contribución de la fuerza laboral latina a causa de sus cambios (su continuo crecimiento y de la reducción de su tasa de desempleo) al crecimiento del PIB de Estados Unidos será del orden de 0.21 puntos porcentuales y superará la aportación de la población no hispana.

Y dado que la población latina en edad laboral (y su proporción en la fuerza laboral general) se incrementará en las próximas décadas y que la fertilidad y la longevidad de los hispanos tienden también a ser mayores que la del resto de la población, la relevancia de los latinos en Estados Unidos se incrementará en lo económico (y posiblemente en lo político) en próximas décadas. El motor hispano, así, será cada vez más dinámico en el país.

Y, poco a poco, las diferencias entre la población latina y otros grupos demográficos en el país se irán reduciendo, en lo educativo, lo laboral, lo empresarial, y en ese sentido se incrementarán las aportaciones hispanas en esos mismos ámbitos. Un elemento clave en ello es que mientras la fuerza laboral de la población no hispana irá decreciendo en las próximas décadas, la latina (más joven) tendrá un crecimiento y en ese sentido la proporción de su aportación económica al país será también muy relevante.

En ese sentido, políticas que restrinjan la inmigración a Estados Unidos tendrán un efecto negativo en el crecimiento económico del país, indicó el PIIE.

Para 2030, los latinos en Estados Unidos sumarán 71 millones y 105 millones en 2060, según el PIIE, cantidades que, en el contexto citado, supondrán que gran parte de la riqueza y de la capacidad productiva estadounidense dependerá de los trabajadores y empresarios hispanos.