Los ingeniosos trabajos informales que se crean en Perú para sobrevivir

Un mototaxita lleva pasajeros por las calles de Lima, Perú. (Martín García/Flickr)
Un mototaxita lleva pasajeros por las calles de Lima, Perú. (Martín García/Flickr)

Por Marbella – Lima, Perú

El ingenio peruano para crear empleos informales no tiene límites, en un país donde estos trabajos fuera de la ley son la principal forma de subsistencia. Rosa Tapia, es una joven madre que todas los días se levanta a las 5 de la mañana para preparar sus marcianos (helados caseros) de diferentes frutas (fresa, lúcuma, mango, coco, entre otros) y venderlos entre los cruces de la Av. Canadá y Guardia Civil en el distrito limeño de San Borja.

Desde las 11 de la mañana, hora en la que el sol limeño se encuentra en su máximo esplendor, Rosa se pasea entre los autos y buses de transporte público, golpeando los parabrisas de los vehículos con una moneda, que cubre la caja en la que carga sus helados. Una vez que cambia el semáforo a color verde, corre hacia la vereda para esperar a que nuevamente los autos se detengan cuando la luz cambie a rojo.

Esta fuente de trabajo informal es sólo uno de los ejemplos que día a día se viven en el Perú con el objetivo de buscar una forma de ganarse la vida y salir adelante. También están los que venden gaseosas y golosinas al paso. Es usual que mientras viajas en el transporte público, en cada esquina suban vendedores a ofrecerte sus diversos productos.

También están los famosos “dateros”, personas que controlan el tiempo entre cada bus de transporte público y quienes les comunican a los choferes si el bus va vacío o lleno. De igual forma, existe el trabajo de mototaxista, es decir, aquella persona que maneja una motocicleta de tres ruedas y con techo que se usa como medio de transporte popular para trechos cortos, similar a un taxi.

Un “datero” le informa a los vehículos de transporte cuando hay pasajeros esperando. (Surtr/Flickr)
Un “datero” le informa a los vehículos de transporte cuando hay pasajeros esperando. (Surtr/Flickr)

No hay que olvidar a los “jaladores”, personas que se encuentran en las afueras de una galería y llevan a la gente hacia una tienda para que compre un producto determinado.

Estos empleos informales demuestran que el 73% de la Población Económicamente Activa (PEA) en el país es informal, según datos del Instituto Peruano de Economía (IPE).

El campo es menos productivo

La última entrega de propuestas de políticas públicas del IPE revela que el sector agropecuario, que concentra el porcentaje más alto de la población ocupada, es de lejos el menos productivo. Esta baja productividad del agro se relaciona estrechamente con el mayor empleo informal.

“El sector agropecuario concentra la cuarta parte de los trabajadores del país, es uno muy informal, con datos del INEI solo el 3% es formal, también el sector de transportes, solo el 20% es formal, de restaurantes y alojamiento (solo el 14% es formal)”, señala el documento. Además, destaca que incluso el propio gobierno tiene el 23% de informalidad dentro del Estado.

La investigación muestra que a menor tamaño de la empresa, la productividad cae de manera drástica.

Un medio de transporte más en las calles de Lima, Perú. (Pierre Pouliquin/Flickr)
Un medio de transporte más en las calles de Lima, Perú. (Pierre Pouliquin/Flickr)

“Solo el 9% de empresas de 1 a 5 trabajadores son productivas, solo el 16% de empresas de 6 a 10 personas, en contraste a compañías con más de 31 trabajadores, donde la productividad es de 73%”, revela el estudio.

Si bien la informalidad laboral se ha reducido a nivel de regiones en entre el 2007 y el 2014, algunas regiones mantienen este porcentaje muy elevado.

“Las regiones Amazonas, Cajamarca, Huánuco, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Puno registran empleo informal de más del 90%; mientras que Áncash, Loreto, La Libertad, Lambayeque, Piura, Tumbes, San Martín, Ucayali, Junín y Cusco entre el 80% y 90%; en tanto Madre de Dios, Pasco, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna entre el 70% y el 80%”, dice la investigación.