Los compañeros del león Cecil están muriendo de causas no naturales
Hace un año, mucha gente descubrió que los leones de los Parques Nacionales tienen nombres. El de Cecil se hizo famoso, ya que era un símbolo de la conservación que acabó abatido como trofeo de caza. Esta historia indignó a gran parte del público, que no entendió cómo podía ocurrir algo así.
Pero también despertó curiosidad entre los investigadores. Un equipo de especialistas en Biología de la Conservación decidió analizar todos los datos disponibles para ver si lo que ocurrió con Cecil fue un caso aislado, o en caso contrario cómo se podían evitar otros similares.
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Lo que han encontrado es sorprendente, y preocupante. Empezando por lo más sencillo: el Parque Nacional de Hwange, donde vivía Cecil, sigue sin tener una valla. Un cercado que evite que otros leones puedan ser atraídos fuera del límite del espacio protegido, y por tanto cazados con impunidad.
Este detalle ya deja intuir con qué resultados se han encontrado los investigadores. Después de analizar quince años de datos de todo tipo sobre la conservación del león en este parque, las malas noticias no han dejado de aparecer.
La principal, que casi 69 de cada cien machos de león mueren jóvenes. Mueren antes de llegar a la vejez, en la mayoría de los casos como resultado de “interferencias con humanos”. Una forma elegante de decir que son cazados como trofeos, atraídos hacia espacios abiertos tal como lo fue Cecil.
Es cierto, e importante decirlo, que no son todos los casos. También ocurre que los leones campan fuera del parque y se acercan a asentamientos humanos. En estos casos, los animales pueden suponer un problema y deben ser abatidos. Pero son escasas excepciones, y no siempre está claro que pase de manera accidental.
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Los investigadores van un paso más allá, y han realizado modelos predictivos. Basándose en los datos que tienen, en el tamaño de la población y en el crecimiento de los asentamientos humanos, han estimado que la presión sobre la población, el peligro que corren los leones en este parque, no va a disminuir. Con esfuerzo y concienciación se podría conseguir, pero no en las condiciones actuales.
Y estas son sólo las muertes directas. Cuando un macho de león muere, la estructura social se resquebraja. Su posición dentro del grupo queda vacante, y el resto de machos luchan por conseguirla. Esto lleva a que otros, más jóvenes, acaben muriendo como resultado de las peleas entre ellos. Es decir, que la muerte de un macho suele significar la muerte de varios leones.
Aún hay más. Una vez que se ha establecido la nueva jerarquía, el nuevo macho dominante ataca a las crías de su predecesor. Muchas mueren, pero no sin que sus madres las defiendan, lo que se traduce en hembras y machos heridos, o incluso muertos, en todo este proceso. Con lo que la cascada de efectos continúa.
Ahora sólo queda que, sabiendo todo esto y recordando cómo fue la historia de Cecil, hagamos algo para solucionarlo.