Los 30 puntos de ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez: ¿espejismo o realidad?

Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez  | Foto Archivo Cuartoscuro
Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez | Foto Archivo Cuartoscuro

En el imperfecto sistema político mexicano fueron incorporados dos instrumentos, hace relativamente poco tiempo, para “apoyar” y documentar la información con la que deben contar los ciudadanos para decidir por quién votar. El primer debate político se realizó el 12 de mayo de 1994. Hace 29 años. Las primeras encuestas electorales en México, publicadas por medios, se levantaron en 1988. Hace 35 años. Desde entonces autoridades electorales y partidos dicen que son un factor capaz de inclinar la balanza en la disputa por el poder.

En México ambos instrumentos han sido manipulados por los partidos y sus candidatos, según su conveniencia. Los debates son sometidos a acuerdos para disminuir el riesgo de que su candidato aparezca ante los electores como torpe o ignorante, cuando debate algún tema o es cuestionado.

El caso de las encuestas es otro. Su propósito es mostrar el resultado sobre la percepción que los electores tienen de los candidatos. Buscan diferentes datos entre los que destaca la preferencia electoral, pretenden que sus resultados configuran una tendencia dominante, originada en una muestra “representativa” a la que se le asigna un valor e interpretación que puede generalizarse.

Las encuestas son un instrumento complejo, por el método que se debe emplear para alcanzar resultados, que solo representan la visión del encuestado en el momento en el que responde un cuestionario. El abuso de su aplicación y la opacidad de la metodología, han contribuido a desprestigiarlas, como instrumento que aporta información “objetiva”, para transformarlas en un aparato para la manipulación y creación de falsas precepciones sobre la realidad.

Cuando las encuestas son ejecutadas por algún medio con intereses y compromisos con alguna fracción política, partido o candidato los resultados que ofrece pierden el objetivo de informar a la ciudadanía con veracidad y se transforman en instrumentos de propaganda.

Esta semana en periódico El Universal publicó los resultados de una encuesta en la que destaca algunos datos. Informa que Morena y sus aliados obtienen el 53% de las simpatías ciudadanas. El Frente Amplio por México el 21% y Movimiento Ciudadano 6%.

A la pregunta planteada a los ciudadanos sobre la intención de su voto, la respuesta favorece a Claudia Sheinbaum con 50%. Las preferencias para Xóchitl Gálvez se ubicaron en 20%. La diferencia entre las aspirantes a la candidatura presidencial fue de 30 puntos, dato destacado en primera plana por El Universal.

El resultado de la encuesta fue capitalizado de inmediato por la más adelantada en la disputa por el poder, Claudia Sheinbaum dijo al respecto: “Yo lo he dicho en todos lados, el pueblo de México está con la transformación, no quiere regresar al pasado y eso es lo que muestra la encuesta, que el movimiento va muy bien y que la gente no quiere regresiones”.

El segundo lugar en la encuesta fue para Xóchitl Gálvez. Ante el dato de 30 puntos de diferencia reaccionó con risa. “¡Me muero de la risa! No me preocupan esas mediciones que son propaganda de quien las paga. Las encuestas sólo sirven para crear una impresión y lo van a hacer y le van a meter mucho dinero…Yo vengo de abajo, siempre he venido de hasta abajo, la señora viene de arriba, trae todo el apoyo del presidente y la verdad no me espanta, esto aún no empieza.”

La sucesión presidencial adelantada por López Obrador está en marcha. Las acciones de los aspirantes al poder no corresponden con el calendario electoral, no obstante, recorren el país para presentarse ante los electores con un discurso falso en virtud de que la ley les impide plantear propuestas de gobierno. En realidad, asistimos al derroche de recursos que solo benefician a los medios que venden sus tiempos y espacios.

De otorgar credibilidad a los resultados que presenta la encuesta, que confiere ventaja de 30 puntos a favor de Sheinbaum y presenta la diferencia como si fuera una tendencia consolidada, tendríamos que plantearnos el sentido del proceso electoral, es como el resultado fuera irreversible, la competencia inútil y la victoria una realidad.

Lo que es cierto es que el proceso electoral, en su etapa de precampañas, empieza la última semana de noviembre, mientras tanto todo lo que digan y hagan los aspirantes, partidos y medios carece de validez formal, aunque abone a la propaganda de su causa, lo que no implica una ventaja definitiva para nadie. Lo importante de las campañas aún no sucede. Esa será la ocasión para conocer la realidad de cada aspirante y el valor de sus propuestas de gobierno. Aunque en realidad la gran sorpresa llegará el 30 de septiembre de 2024, día en que alguna tome el poder.

En los meses por venir los electores recibiremos diversos datos de encuestas realizadas por diferentes medios, que también tienen intereses políticos y preferencias por algún aspirante. Faltan 240 días para las elecciones. En ese momento se realizará la única y verdadera encuesta. La del sufragio de los ciudadanos que con su voto y criterio elegirán a quien gobernara en México los siguientes seis años. Para bien o para mal. Hasta entonces.

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