El loco de la ruta: mitos y verdades detrás de una serie de asesinatos

Habría atacado otra vez un asesino serial”. El titular se repetía en todos los diarios y noticieros. Era el mes de enero de 1998 y la desaparición de una joven de 25 años volvía a poner en escena a un hasta entonces misterioso asesino serial, que mataba mujeres y las abandonaba a la vera de la ruta.

La historia había comenzado dos años antes, en julio de 1996, cuando el cuerpo de Adriana Jaqueline Fernández, una artesana uruguaya de 27 años fue hallado bajo un puente, al costado de la ruta 226.

A ese crimen le siguieron varios: todas mujeres que desaparecían y luego eran encontradas muertas a la vera del camino, en los alrededores de la ciudad de Mar del Plata. Entre 1996 y 1999 fueron en total 14 las víctimas cuyos asesinatos correspondían al modus operandi de quien entonces fue llamado “El loco de la ruta”: habían sido estranguladas (por lo general con un lazo), sus cuerpos eran abandonados desnudos cerca de la ruta y en algunos casos habían sufrido mutilaciones.

El caso generaba innumerables titulares, pero pocas pistas concretas. Todos abonaban la teoría de un asesino serial. A tal punto que en mayo de 1999, aún sin poder dar respuesta a los crímenes, se anunció que se sumaba a la causa “ayuda francesa”. Un artículo publicado por LA NACION detallaba que Alain Pérez, agregado de la embajada de Francia en la Argentina, llevaba casi 20 años en la policía de su país y colaboraría en la investigación de diez crímenes y desapariciones de prostitutas, todos ocurridos en Mar del Plata y atribuidos al “loco de la ruta”.

Optimista, el francés aseguraba: “No existe el crimen perfecto; apenas asesinos a los que resulta más difícil encontrar”. Y se dirigía al supuesto asesino con una advertencia: “Le aseguro que vamos a poner todos los medios, experiencia y obstinación para encontrarlo, esté donde esté. Si me escucha, es el momento de que se arrepienta”.

En total fueron 14 las víctimas asociadas al "loco de la ruta" que atemorizó Mar del Plata entre 1996 y 1999
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En total fueron 14 las víctimas asociadas al "loco de la ruta" que atemorizó Mar del Plata entre 1996 y 1999 (Shutterstock/)

También se recurrió al FBI, pero nada parecía ser concluyente. Para el año 2002, los investigadores coincidían en que las mujeres desaparecidas o asesinadas tenían, en su mayoría, algo en común: habían sido extorsionadas por la policía.

La causa logró comprobar que a algunas de estas mujeres unos efectivos policiales les cobraban 100 pesos por semana a modo de protección, para dejarlas ejercer la prostitución.

Estos elementos pusieron en duda la existencia de un asesino serial. Una persona con acceso al expediente le confiaba al cronista policial de LA NACION lo siguiente: “Nunca creímos que el autor de los homicidios de por lo menos cinco mujeres fuera un psicópata. En este caso, el asesino serial no existe y nunca existió. La aparición del denominado “loco de la ruta” como responsable de los asesinatos y las desapariciones le vino muy bien a la policía para desviar la atención hacia otro lado, para cubrir con una nube humo el sistema de recaudación ilegal que había montado en los distintos prostíbulos de Mar del Plata”.

Había evidencia circunstancial que abonada esa hipótesis, pero no para todos los casos. Incluso la información de las autopsias daba cuenta de que no todas las mujeres habían sido asesinadas por la misma persona. O al menos la metodología no era exactamente igual.

Con todos los componentes para convertirse en un relato de fantasía, la historia del Loco de la ruta fue llevada a la novela policial de manos del periodista y escritor Carlos Balmaceda. Su libro La plegaria del vidente se inspiró en los crímenes reales para narrar desde la ficción una posible respuesta. La obra también tuvo su versión en la pantalla grande.

Entonces ¿existió el asesino serial que mataba a prostitutas? ¿o el Loco de la ruta fue solo un invento para apartar la atención de los investigadores de una red de policías corruptos? No hay, al día de hoy, una respuesta certera. Hay quienes creen que el criminal fue real y que algunos aprovecharon sus homicidios para intentar adjudicarle otras muertes. Asesino serial o no, quienes sí existieron fueron todas esas mujeres, que fueron asesinadas, abandonadas y olvidadas.

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