Lo que revelan las notas que Trump llevó a su reunión con sobrevivientes de tiroteos

Prepararse y tener a la mano notas para lograr una interacción informada, respetuosa y productiva en una reunión de trabajo es una práctica común de políticos, ejecutivos, profesionales, académicos, vendedores y en general toda clase de personas que participan en juntas y actos públicos.

Y es de suponer que la relevancia del tema a tratar, la magnitud de la atención que sobre ella tiene la opinión pública y el peso humano de la historia y el contexto de los interlocutores amerita contar con notas de poderosa lógica, sustancial empatía e ideas que lleven a políticas y acciones efectivas para encarar auspiciosamente el tema a tratar.

Pero eso no pareció ser el caso de las notas que el presidente Donald Trump portaba durante su reciente reunión con sobrevivientes y familiares de víctimas de algunos de los más atroces tiroteos masivos sufridos recientemente en EEUU. Esas notas, como se aprecia en varias curiosas fotos tomadas dentro de la Casa Blanca, tienen apariencia improvisada, lucen áridas en materia de acciones y respuestas y, al parecer, más apropiadas para hacer quedar bien, o menos mal, al presidente ante sus interlocutores que para propiciar un diálogo abierto, específico y propositivo.

De las fotos publicadas al respecto puede apreciarse que las notas fueron escritas a mano en papel con el membrete de la Casa Blanca, incluyeron cinco puntos, de los que cuatro son claros (la mano de Trump no deja comprender a cabalidad el texto del tercero de ellos):

1. ¿Qué es lo que ustedes más desean que yo sepa sobre su experiencia?

2. ¿Qué podemos hacer para ayudar a que se sientan seguros?

4. ¿Recursos? ¿Ideas?

5. Yo los escucho.

Ciertamente el problema con estas notas es mucho más lo que no son que lo que son, lo que habrían podido ser y no fueron y lo que dejan entrever del presidente y su actitud.

Es su costo de oportunidad: ¿qué habría pasado en el afán de mejorar la seguridad general del país y dar respuesta y solidaridad a sus interlocutores si Trump hubiese planteado y anotado palabras y acciones robustas, focalizadas, propositivas y decisivas en el tema de las armas de fuego, la violencia armada en el país, la atención a personas con problemas mentales y demás temas relacionados?

Otros podrán decir que la simplicidad de esas notas sugieren que el presidente estaba allí para escuchar, lo cual es pertinente, pero era de esperar una respuesta mucho más amplia y vigorosa teniendo en cuenta la severidad del contexto.

Y es desde luego curioso que Trump haya portado y expuesto esas notas de modo tan público, lo que revela un candor especial o una suerte de descuido. O quizá una transparencia tan amplia que muestra al presidente en los puros huesos, lo que ciertamente ha sido poco frecuente en el pasado y es una más de las singulares peculiaridades del actual mandatario.

Las notas suscitaron variadas reacciones en las redes sociales.

Y, a fin de cuentas, se ha comentado que Trump no usó o mencionó durante su encuentro con sobrevivientes y familiares de víctimas de tiroteos el contenido de esas notas. Quizá porque al final el propio presidente se dio cuenta de que no le eran útiles o apropiadas ante la inmensidad de las historias de sus interlocutores.

No hay modo directo de saberlo pero su tono fue ciertamente afable y empático ante la tragedia y el dolor de quienes lo visitaron. Y ciertamente escuchó lo que ellos le dijeron, aunque luego elaboró sobre opciones que resultan especialmente punzantes e intolerables para vastos grupos sociales, como la noción de armar a profesores en las escuelas.

Las notas al final quedan en la anécdota. Lo importante es lo que Trump y el resto de los políticos realmente harán en materia de políticas públicas, legislación y acción para frenar la violencia armada que sufre el país y para restringir, como la inmensa mayoría de los estadounidenses desean, la proliferación de armas de inmenso poder destructivo.

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