Pocos llegan y apenas se mantienen, ¿es mediocre el pitcheo abridor cubano hoy en Grandes Ligas?

Cuba es la tierra donde nacieron decenas de lanzadores abridores estrellas y en estos momentos no existe ni uno solo proveniente de la isla que tenga un nivel parecido a figuras como José de la Caridad Méndez, Martín Dihigo, Luis Tiant, Camilo Pascual, Adolfo Luque, Miguel Cuéllar, Rogelio García, Braudilio Vinent, José Antonio Huelga, Jorge Luis Valdés, Lázaro Valle, Pedro Luis Lazo, Liván Hernández, José Contreras y José Fernández, por mencionar sólo a 15 de ellos que ubicaron en etapas diferentes al pitcheo cubano como el segundo mejor del mundo solo superado por Estados Unidos.

Para nadie es un secreto que el béisbol en esta isla ha sido a lo largo de la historia mucho más que ver a un lanzador tirando bolas hacia el plato en busca de ponchar a un rival.

Es mucho más que ver a un bateador pegarle con fuerza a la pelota para enviarla de jonrón por encima de las vallas. El béisbol ha sido para el cubano, sin dudas, un signo de identidad nacional.

Desde principios del siglo XX centenares de figuras han ubicado sus nombres con letras de oro en los torneos profesionales de Estados Unidos, lo mismo en las Ligas Negras, en Grandes Ligas y en Ligas Menores donde los cubanos tuvieron hasta sus propios equipos con propietarios cubanos.

En la etapa cuando existía en Cuba el profesionalismo su pitcheo superaba en calidad y en cantidad al del resto de los países latinos. Dicho nivel comenzó a disminuir dentro de los torneos de Estados Unidos cuando se detuvo el ingreso de los antillanos por la eliminación en 1961 del deporte rentado.

Una vez erradicada la Liga Profesional Cubana se organizó en 1962 un nuevo campeonato que se llamó Serie Nacional donde surgieron decenas de peloteros que reunían un talento excepcional para convertirse en luminarias de Grandes Ligas.

Pero el camino hacia este nivel fue cerrado para aquellas nuevas estrellas que supieron recoger la antorcha de un béisbol con un inmenso prestigio y supieron mantenerla encendida entre los exigentes fanáticos cubanos.

José Fernández ha sido el último lanzador abridor cubano estrella de Grandes Ligas.

Es bueno indicar que Joseíto desarrolló su talento en Miami (no jugó en Series Nacionales) y que luego de tener una marca de 38 victorias, 17 derrotas, efectividad de 2.86 con 589 ponches en 471.1 entradas con los Marlins, con sólo 23 años vio interrumpida su carrera al sufrir un accidente que le costó la vida.

En las últimas temporadas un reducido grupo de serpentineros cubanos han actuado en Grandes Ligas, pero la presencia de abridores estelares ha sido casi nula. Y aunque algunos llegaron con credenciales para tener éxito, no han logrado impactar.

Reducido grupo en las Mayores

Casi todos los abridores suben y luego bajan a Ligas Menores.

Los que se mantienen lo hacen de manera mediocre, pues al llegar a Norteamérica tienen que renovar el aprendizaje al no estar preparados mental y técnicamente para ser estelares en este torneo.

“El Maestro’’ y “El Inmortal’’. ¿Quién fue este pelotero cubano para muchos el más versátil de la historia?

¿Cuáles son las razones de la mediocridad actual del pitcheo abridor cubano?

En el aspecto deportivo podemos decir que la pelota dentro de la isla se encuentra desde hace tiempo en una crisis cualitativa donde la mayoría de sus lanzadores no tiran por encima de las 92 millas por hora (muchos por debajo de las 90), no poseen un amplio repertorio de envíos y el nivel técnico está atrasado con relación al béisbol profesional de los restantes países que tienen desde hace años un convenio beisbolero con Estados Unidos, acuerdo que facilita a sus jugadores el desarrollo desde etapas juveniles.

Pero el problema no sólo se centra en lo técnico y mental, pues existen otras razones profundas que guardan relación con el aspecto social y económico del país.

Y sobre ello, el profesor de Educación Física, entrenador, mánager y pelotero guireño que actuó en una Serie Nacional con el equipo Habana, Agustín Márquez, nos explica:

“Considero que las situaciones creadas a través de varias generaciones que han sido afectadas por el problema económico del país y la falta de alimentos en las primeras edades del ser humano cuando más lo necesitan, han contribuido a que la estructura física (ósea y muscular) haya ido degenerando y hoy en día sea muy difícil encontrarse con jugadores que puedan alcanzar resultados superiores en lo que se refiere a velocidad en los envíos de los lanzadores y fortaleza en sentido general’’.

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Todos estos factores acumulados durante años dentro y fuera del terreno de juego han llevado a que la otrora segunda potencia beisbolera del mundo en estos momentos y desde hace más de una década, en términos de torneo interno ocupe un sexto o séptimo lugar en nivel de calidad.

La raíz de este colapso estuvo en el gran error de eliminar el béisbol profesional en 1961. Un torneo que se debió mantener y solamente convertir la llamada Serie Nacional en un sólido campeonato amateur a lo largo y ancho de la nación.