La liga de la salud: cinco moléculas de origen vegetal con beneficios demostrados
El estilo de vida actual, cada vez más estresante y caótico, ejerce un grave impacto en nuestra salud física y emocional. Eso explica el auge del consumo de suplementos y productos dietéticos de diversa índole, ricos en compuestos bioactivos y principios naturales de origen vegetal, para revertir los daños.
No obstante, la base científica que explica la actividad biológica de esos compuestos, ya sean tomados en la dieta en su estado natural o en forma de suplementos alimenticios, puede ser difícil de interpretar.
Aquí desentrañamos las propiedades saludables de cinco moléculas vegetales que son tendencia en la actualidad o empiezan a destacar en el mercado de la nutrición y la dietética.
1. Sulforafano: el poder de las crucíferas
El sulforafano es un compuesto rico en azufre que se encuentra en verduras crucíferas como el brócoli, la coliflor y las coles. Se ha demostrado que sus propiedades antioxidantes residen en el poder de activar la vía intracelular de Nrf2, un mecanismo de defensa celular que ayuda a neutralizar los radicales libres dañinos y a reducir el estrés oxidativo.
Además, ha sido estudiado su potencial para inhibir el crecimiento de células cancerosas, especialmente en los cánceres de mama, próstata y colorrectal. Las nuevas investigaciones también destacan el efecto del sulforafano como potencial tratamiento en enfermedades inflamatorias crónicas, como es el caso de la endometriosis.
2. Curcumina: la spice rubia
Otro miembro de esta “liga de la salud” es la curcumina, presente en la cúrcuma (Curcuma longa L) y ampliamente utilizada por sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes. Su capacidad para modular las vías inflamatorias hacen de ella un suplemento popular para combatir afecciones como la artritis, las enfermedades cardiovasculares y los problemas metabólicos.
El poder único de la curcumina para disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias –las moléculas que regulan el proceso inflamatorio– también ha despertado interés por su potencial en el tratamiento de la inflamación crónica asociada a enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, la baja biodisponibilidad de este compuesto sigue siendo un problema, por lo que aún hay que explorar nuevos métodos de preparación y administración que mejoren su absorción.
3. Withanólidos: los guerreros contra el estrés
Últimamente, los withanólidos obtenidos de la bufera, ginseng indio o ashwagandha (Withania somnifera L) han ganado popularidad por su posible efecto antiestrés: algunos de estos compuestos, concretamente el withanólido A, podrían disminuir los niveles de cortisol en sangre, la hormona natural que induce el estrés.
Además, ciertas investigaciones sugieren que los withanólidos pueden mejorar el rendimiento físico y potenciar la función inmunitaria. Sin embargo, es necesario comprender mejor estas moléculas y sus mecanismos de acción, ya que los estudios disponibles son muy recientes y aún limitados.
4. Apigenina: el flavonoide neuroprotector
La apigenina, un flavonoide que abunda en el perejil, la manzanilla (o camomila) y el apio, está llamando también la atención. Recientemente, se ha estudiado su capacidad como neuroprotector mediante la disminución de la activación de vías proinflamatorias intracelulares –como la de un complejo multiproteico llamado inflamasoma– o la atenuación de la activación de las células de la microglía (células encargadas de defender y reparar el cerebro y que son claves en la inflamación en este órgano) a nivel del sistema nervioso.
Aunque el uso de la camomila como relajante y calmante es histórico y ampliamente conocido, solo hace poco ha sido confirmada su capacidad de unión a los receptores benzodiacepínicos, convirtiéndola en una posible terapia suplementaria en casos de ansiedad e insomnio.
5. Quercetina: llegan los refuerzos
La quercetina, otro potente flavonoide, se encuentra en muchas plantas y alimentos –manzanas, cebollas, cítricos, frutos rojos o bayas– y posee una serie de propiedades beneficiosas para la salud. Es conocida por su potente acción como antioxidante, ya que elimina los radicales libres y protege a las células del daño oxidativo.
Sus propiedades antiinflamatorias han llevado a utilizarla en el tratamiento de afecciones como el asma o las enfermedades cardiovasculares y el síndrome metabólico. Además, estudios recientes han puesto de relieve el potencial de la quercetina en la inflamación crónica mediante la activación de un sensor de energía celular (AMPK) que modula la inflamación y el estrés oxidativo.
Para concluir, es importante destacar que, al igual que los superhéroes, los compuestos bioactivos muestran sinergias notables cuando actúan en grupo, es decir, cuando se encuentran combinados de manera natural en los alimentos vegetales. Esto refuerza la importancia de una alimentación equilibrada, para garantizar su aporte habitual en la dieta.
Adicionalmente, las investigaciones actuales señalan que su utilización como suplementos, siempre supervisada por profesionales de la salud y bajo una pauta adecuada, puede servir como tratamiento coadyuvante no solo en la prevención y control de diversas enfermedades crónicas, sino también en la protección frente a los efectos del estrés prolongado, tan habitual en la sociedad actual.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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