Nuevo libro cuenta la vida del líder opositor Oswaldo Payá y su lucha por la libertad en Cuba

Cuando miles de personas salieron a las calles el año pasado gritando ‘¡Libertad!’ en Cuba, fue uno de esos raros momentos en los que los ciudadanos de la isla se convirtieron en protagonistas de su propia historia, cumpliendo las esperanzas del líder de la oposición Oswaldo Payá, quien animó a los cubanos a hacer lo mismo en una octavilla de 1987 en la que criticaba la falta de libertades en el país comunista.

Payá pasó décadas trabajando y movilizando a otros para llegar a ese momento, incluida la recolección de firmas en apoyo a una petición ciudadana para cambiar el sistema político a través de un referéndum, el Proyecto Varela. Pero no vivió para ver las protestas del 11 de julio.

El 22 de julio de 2012, Payá, entonces de 60 años y el miembro más destacado de la oposición cubana, murió en un accidente automovilístico que su familia y otros sospechan fue provocado por agentes de seguridad del estado cubano.

Lo que llevó a Payá a su inquebrantable búsqueda de la causa de la libertad en Cuba, atreviéndose a desafiar el monopolio del poder de Fidel Castro, es el núcleo de una biografía en inglés del líder de la oposición publicada esta semana Simon and Schuster con el título “’Give Me Liberty’. The True Story of Oswaldo Payá and his Daring Quest for a Free Cuba”, del periodista ganador del premio Pulitzer David E. Hoffman.

‘Give me Liberty’ retrata el viaje de Payá de un adolescente rebelde que fue enviado a un campo de trabajo por sus creencias católicas a convertirse en un miembro del laicado que trató de presionar a la iglesia para que se volviera más activa en la defensa de los derechos de los cubanos. Eventualmente se dio cuenta de que necesitaba entrar en la política, incluso si eso significaba ir en contra de la maquinaria represiva del estado cubano, y pagar un alto precio por ello.

El libro “ha sido un sueño de mucho tiempo”, dijo la hija de Oswaldo, Rosa María Payá, una destacada defensora de las libertades políticas en Cuba después de verse obligada a exiliarse tras la muerte de su padre.

“El libro sale a la luz en el décimo aniversario de su asesinato, pero también después de un cambio paradigmático en la historia de Cuba y de cómo los cubanos como pueblo, como ciudadanos, enfrentamos ese poder opresor”, dijo en una entrevista en referencia a las protestas del 11J. “El camino que abrió mi padre, lo estamos viendo hacerse realidad”.

Hoffman, miembro del consejo editorial del Washington Post y experto en la Guerra Fría, ofrece un relato meticuloso de la vida y creencias de Payá, que también puede leerse como un relato histórico del movimiento de oposición cubano y cómo llegó a ser a pesar de la falta de espacio político en la isla comunista.

La pregunta que guía la escritura de Hoffman es: “¿cómo alguien que es técnico en tecnología médica en un hospital decide enfrentarse al mundo de esta manera? ¿Dónde encuentra alguien la inspiración y el coraje?” dijo en una entrevista con el Herald.

En su búsqueda encontró que una simple convicción guiaba la lucha por la libertad de Payá: “que toda persona nace con derechos, que los derechos te los da Dios, no Fidel”, dijo Hoffman. “Era un hombre motivado por las lecciones de la vida en Cuba y no por libros de texto elaborados”.

Payá organizó lo que probablemente fue el mayor desafío a la legitimidad de Castro en muchas décadas con el Proyecto Varela, un intento de utilizar la constitución de Cuba para promover las libertades civiles y políticas en la isla. Él y muchos miembros de su Movimiento Cristiano de Liberación recolectaron y verificaron minuciosamente y luego enviaron a la Asamblea Nacional 11,020 firmas que respaldaban la petición de referéndum en 2002.

Aunque Castro aplastó la iniciativa al presentar su propia enmienda constitucional para hacer el socialismo “irreversible” y encarceló a 75 disidentes, incluyendo a muchos miembros del movimiento de Payá, fue un momento decisivo que inspiró a los cubanos en todas partes.

La disposición constitucional que permitía la recolección de firmas para cambiar las leyes provino de la constitución de 1940 e inexplicablemente sobrevivió a las muchas reformas y cambios introducidos posteriormente por el gobierno socialista. Hoffman rastrea cómo surgió esta idea en un capítulo que arroja luz sobre un personaje menos conocido, Gustavo Gutiérrez, el abogado y político que propuso ese artículo inicialmente.

Hoffman también proporciona una pista importante sobre cómo Paya y sus amigos lograron mantener las firmas fuera del alcance de los agentes de seguridad del estado: las monjas las escondían en los conventos. Su retrato de la relación conflictiva entre Payá, un ferviente católico, y el fallecido cardenal cubano Jaime Ortega, quien censuró las críticas al gobierno entre los fieles para buscar un acercamiento a Castro, es uno de los pasajes de lectura más interesantes.

Pero el libro no es solo la historia del proyecto Varela o incluso el hombre detrás de él. Es también la historia de su familia y de su país y de cómo Castro desmanteló las libertades individuales bajo la promesa incumplida de una sociedad más igualitaria. Castro tiene su propio capítulo y es descrito como un “político oportunista” más preocupado por el poder que por la ideología.

“El libro es exhaustivo al describir la presión, el acoso, la ansiedad, la angustia que vivimos como familia”, dijo Payá, recordando, sin embargo, que tuvo una infancia feliz porque sus padres fueron los más afectados por la represión gubernamental.

Pero esto afectó personalmente a Payá, quien tenía “una personalidad muy suave”, dijo Hoffman. “Estaba tan intensamente presionado y vigilado que después de un tiempo, se endureció”.

Con una mirada perspicaz, Hoffman explica cómo funciona la seguridad del Estado cubano: el constante acoso y vigilancia, el desprestigio, la siembra de divisiones, la infiltración de grupos contestatarios y el intentos de detectar la disidencia antes de que se arraigue, lecciones aprendidas, literalmente, de la Stasi, la temida policía secreta de la extinta Alemania Oriental.

En un pasaje revelador, Hoffman proporciona extractos de un manual secreto de la Stasi sobre cómo aplastar la “el diversionismo ideológico”, estrategias que Jacinto Valdés-Dapena, un teniente cubano de la contrainteligencia del Ministerio del Interior, aprendió de primera mano en la Universidad de Derecho de Potsdam dirigida por la Stasi.

El libro también incluye información reveladora sobre la muerte de Payá y Harold Cepero, un miembro de su movimiento que estaba en el automóvil el día del accidente cerca de la ciudad oriental de Bayamo, junto con los jóvenes políticos Ángel Carromero de España y Aron Modig de Suecia. Hoffman obtuvo copias de los mensajes de texto que Modig envió a una amiga ese día. Modig había hablado previamente sobre los mensajes en 2013.

“Ángel está diciendo que alguien trató de sacarnos de la carretera”, decía uno de los mensajes de texto.

Modig todavía dice que no recuerda mucho de lo que sucedió ya que perdió el conocimiento después del accidente. Y hay algunas “incógnitas”, dijo Hoffman, pero él cree que el accidente automovilístico no fue tal, contrario a la versión oficial.

Carromero fue culpado por el accidente y sentenciado a cuatro años de cárcel, pero luego fue liberado a España. Él le dijo a el Nuevo Herald en 2014 que los funcionarios del gobierno lo obligaron a confesar y que el accidente automovilístico fue el resultado de un “asalto” probablemente organizado por agentes de seguridad del estado.

“Sabemos que el automóvil que conducía Carromero fue embestido por detrás, y esto hizo que Carromero perdiera el control”, dijo Hoffman. “Creo que ese es un hecho conocido e incontrovertible. Fue una decisión deliberada”.

Una investigación independiente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre las muertes sospechosas de Payá y Cepero está pendiente desde 2013.

David E. Hoffman y Rosa María Payá presentarán Give Me Liberty el miércoles a las 7:30 pm en Books & Books: 265 Aragon Ave, Coral Gables, FL 33134.