Las personas con más testosterona son más proclives a abusar de su poder y ser corruptos

Un estudio afirma que las personas que disfrutan de situaciones de poder y poseen altos niveles de testosterona son más proclives a abusar, a ser narcisista y convertirse en corruptos | imagen Pixabay
Un estudio afirma que las personas que disfrutan de situaciones de poder y poseen altos niveles de testosterona son más proclives a abusar, a ser narcisista y convertirse en corruptos | imagen Pixabay

El historiador inglés John Emerich Acton acuñó una frase que se ha hecho tan popular que se conoce como el “Dictum de Acton” y que dice: “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Hoy sabemos que existen infinidad de elementos que determinan nuestros actos y comportamientos. Es una idea inquietante que señala que no somos totalmente libres puesto que un enorme abanico de factores externos puede influir directamente en lo que hacemos, lo que pensamos o lo que sentimos.

Hace una semana hablábamos de cómo la Microbiota, esos abundantes microbios que pueblan nuestro organismo, son capaces de influir en nuestros actos y hoy vamos a analizar un artículo publicado en el Journal of Experimental Psychology donde apuntan a que nuestras hormonas son determinantes en algunas de las conductas inapropiadas y antisociales que mostramos.

El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad australiana de Melbourne y las conclusiones parecen bastante claras: si ostentas alguna situación de poder y tienes una alta cantidad de testosterona es más probable que termines abusando de tu posición.

En el estudio participaron 206 voluntarios, tanto hombres como mujeres, encontró que aquellos con niveles más altos de testosterona dentro de su género, tendían a volverse más narcisistas y a ser más corruptos cuando se les ponía en una posición de poder.

Los investigadores dividieron aleatoriamente a los participantes en dos grupos con situaciones diferentes. En uno de los grupos los participantes se convertirían en el jefe que lideraría una tarea conjunta. En el otro grupo se les dijo a los participantes que todos los miembros de ese grupo tendrían igual poder y control sobre la tarea a realizar.

Tras estas actividades, el estudio continuó midiendo los porcentajes de testosterona y realizando un completo cuestionario a todos los participantes. Curiosamente, las personas con mayor nivel de testosterona que habían ocupado la posición de jefe en las actividades, tuvieron más probabilidades de estar de acuerdo con afirmaciones como “insisto en obtener el respeto que me corresponde” o “no hay nada malo en apropiarme de vez en cuando de las ideas de uno de mis subordinados”.

Para Nicolle Mead, autora principal del estudio, “cuando las personas con altos niveles de testosterona adquieren cierto poder social, son más proclives a creer que tienen derecho a un tratamiento especial y existen más posibilidades de que exploten esa situación para sus propios fines”.

Si los resultados de este estudio se confirman, al célebre “Dictum de Acton” quizá habría que añadir el factor hormonal y afirmar que el poder es más proclive a corromper si además se suman altos niveles de testosterona.

Referencias científicas y más información:

Mead, N. L., Baumeister, R. F., Stuppy, A. & Vohs, K. D. (2018). Power increases the socially toxic component of narcissism among individuals with high baseline testosterone. Journal of Experimental Psychology: General, 147(4), 591-596. http://dx.doi.org/10.1037/xge0000427

Eric W. Dolan “Testosterone increases narcissism and corruption among those with power, study suggests” PsyPost