Las cesáreas tienen su 'efecto' en la evolución humana

Este año en Naukas Bilbao, Xurxo Mariño y Vicente Mohedano escenificaron magistralmente el dilema del nacimiento en humanos. Básicamente consiste en esto: la evolución nos ha dado una ventaja intelectual que se mide en un elevado volumen craneal. Sin embargo, las dimensiones del conducto pélvico de las hembras tienen un límite. Debido a ello, para sobrevivir los bebés deben nacer “a medio cocer” cuando su cabeza aún cabe por el hueco existente entre las caderas de su madre. De no ser así, ambos (madre y bebé) morirían en el parto.

La selección natural ha realizado esta cruel criba a lo largo de miles de años, pero algo ha cambiado ahora. Y es que la práctica de la cesárea ha permitido que millones de bebés que hace apenas un siglo ni siquiera habrían nacido, pasen hoy sus genes a la próxima generación. ¿Resultado? El índice de nacimientos que precisan de cesárea va en aumento. Los datos no mienten, en la década de 1960 se requería esta intervención en 30 de cada 1000 nacimientos. En la actualidad sucede en 36 de cada 1000 partos.

Investigadores austriacos creen que esta tendencia probablemente siga al alza, aunque no hasta el punto en que los partos naturales se conviertan en obsoletos. Para el doctor Philipp Mitteroecker, del departamento de biología teórica de la Universidad de Viena, aún queda por aclarar un viejo problema relacionado con la comprensión de la evolución humana.

“¿Por qué es tan alto el porcentaje de problemas asociados al nacimiento, en particular los que llamamos de ‘desproporción fetopélvica’? Antes de la intervención médica moderna, los problemas de este tipo eran letales a menudo, y esto es desde una perspectiva evolutiva: selección”.

Esta pregunta sobre la evolución lleva sobrevolando el mundo académico desde hace años. ¿Por qué no se ha ensanchado la pelvis humana con el paso de las generaciones? Mientras que los chimpancés dan a luz con una facilidad relativa, la cabeza de un bebé humano es muy grande en comparación.

Cicatriz post cesárea
Cicatriz post cesárea

Para encontrar una explicación, el equipo de la Universidad de Viena ideó un modelo matemántico empleando datos de la Organización Mundial de la Salud, así como otros estudios a gran escala. Lo que encontraron en su estudio teórico, fue una especie de “duelo” entre fuerzas evolutivas contrarias. Una de esas fuerzas hace que los recién nacidos tiendan cada vez a ser más grandes, lo cual les hace más saludables.

Sin embargo si crecen demasiado, y su cabeza se queda atascada durante el parto, esto hacía que tradicionalmente madre y bebé murieran, de modo que sus genes no se traspasaban a la siguiente generación.

En la lucha entre estas fuerzas, ha habido un bando (el de la tendencia al nacimiento de niños más grandes) que se ha beneficiado del empleo de la cesárea.

Como explica el profesor Mitteroecker: “con este estudio no intentamos criticar el uso de esta intervención médica, simplemente constatamos que ha tenido un efecto evolutivo”.

El modelo matemático ha además dado cifras pasadas, anteriores a la irrupción de la intervención médica. En su opinión, la cifra natural de desproporciones fetopélvicas existente antes del desarrollo de la cesárea era del 3%, es decir 30 de cada 1000 nacimientos. Durante los últimos 50 o 60 años se ha elevado hasta el 3,6%, lo que implica un aumento entre el 10 y el 20%.

La tendencia seguirá al alza, pero no hasta el punto de que la cesárea se convierta en el modo habitual de traer niños al mundo.

El trabajo de este equipo científico acaba de publicarse en PNAS.

Me enteré leyendo BBC news.