Es lamentable que Florida, hogar de muchos Proud Boys, sea un semillero de supremacía blanca | Editorial

Los supremacistas y extremistas blancos no siempre llevan túnicas blancas y queman cruces. No se reúnen necesariamente en cuarteles sucios alejados de la sociedad civilizada

Se manifiestan en el Capitolio. Enarbolan banderas nazis en los pasos elevados de las autopistas de la Florida. Han distribuido volantes antisemitas en Miami Beach, hogar de una gran población judía. Se han manifestado a las puertas de Disney World, un faro para las guerras culturales después de que la empresa se opusiera a una ley estatal de derechos de los padres que los críticos apodaron “No digas gay”.

Grupos con nombres como la red “White Lives Matter”, la “Goyim Defense League” y la “New Jersey European Heritage Association” estuvieron en su día relegados a los rincones oscuros de la web. Cada vez más, se sienten con derecho a hacer públicos sus pensamientos y creencias más oscuros.

Quienes han dado la voz de alarma sobre el aumento del extremismo en el Estado del Sol han sido a menudo tachados de liberales histéricos. Incluso cuando nos enteramos de los estrechos vínculos de los Proud Boys con la política republicana de Miami, además de su destacado papel en los atentados del 6 de enero, muchos líderes estatales permanecieron en silencio. La Anti-Defamation League describe a los Proud Boys como un “grupo de extrema derecha con una agenda violenta” y “algunos miembros adoptan ideologías de supremacía blanca y antisemitismo”, por lo que fue muy inquietante verlos aparecer con fuerza en una reciente reunión de la Junta Escolar de Miami-Dade.

Un nuevo reporte de la Anti-Defamation League (ADL) muestra que en la Florida se ha producido un aumento espectacular de incidentes antisemitas –un incremento del 50% en 2021 en comparación con el año anterior– y de los delitos de odio. A nivel nacional, los actos antisemitas también aumentaron, pero a un ritmo más lento, con un incremento del 34%. La organización también encontró que entre 2020 y 2022, hubo 400 casos de distribución de propaganda de supremacía blanca –el 95% de ellos antisemita– en el estado.

Muchos llegarán fácilmente a la conclusión de que estamos echando la culpa a Donald Trump y al gobernador Ron DeSantis, quienes se han centrado en los mismos temas elementales que también aglutinan a los extremistas, como la inmigración, el resentimiento racial (a través de discursos en código como la “teoría crítica de la raza”) y una agenda anti-LGBTQ. Pero ni Trump ni DeSantis inventaron el antisemitismo y la ideología extrema.

Se escribirán muchos libros y disertaciones sobre si Trump reavivó la historia de animosidad racial del país, o si él es solo un síntoma de la misma. Que el antisemitismo esté en aumento en gran parte del mundo occidental, como descubrió un estudio de la Universidad de Tel Aviv este año, insinúa algo más profundo que MAGA. Trump y DeSantis han sido firmes partidarios de Israel. DeSantis firmó leyes que exigen que las escuelas certifiquen ante el estado que enseñan sobre el Holocausto y que protejan a los estudiantes del antisemitismo.

Al mismo tiempo, no podemos ignorar que los republicanos tienen un problema de extremismo, y un problema aún mayor para repudiarlo dentro de sus filas. Según la ADL, la Florida tiene el mayor número de personas arrestadas en relación con los atentados del 6 de enero. Hubo un “aumento significativo de la retórica violenta en los espacios en línea de la derecha” tras el registro del FBI en la propiedad de Trump en Mar-a-Lago, según el informe.

El llamamiento de Trump a los Proud Boys para que “se mantuvieran al margen” durante un debate en 2020 fue celebrado en los círculos de las redes sociales del grupo. Habla por sí solo del hecho de que algunos prominentes funcionarios electos del Partido Republicano, como la representante de Georgia Marjorie Taylor Greene, asistieron a la America First Political Action Conference. El evento supremacista blanco coincidió a propósito con una reunión popular de conservadores que se celebraba cerca de allí, en Orlando. El hecho de que la conferencia America First lleve el nombre de un famoso eslogan de la campaña de Trump no es casualidad. Cuando en enero se produjeron una serie de manifestaciones neonazis en Orlando, DeSantis desvió las preguntas al respecto, acusando a los demócratas de intentar “desprestigiarlo” con la comunidad judía y llamando a los manifestantes “imbéciles” y “descontentos”.

La creciente prominencia de los Proud Boys dentro del Partido Republicano del Condado Miami-Dade hizo que la Junta Editorial del Herald preguntara a los candidatos republicanos, durante nuestro proceso de recomendación electoral, qué opinan de la influencia del grupo. Una de ellos respondió torpemente, y no repudió enérgicamente el extremismo, por lo que cambiamos de opinión a la hora de recomendarla en las primarias para la Cámara de Representantes de la Florida.

No olvidemos que algunos demócratas han coqueteado abiertamente con el antisemitismo, y que el odio no siempre proviene de la derecha política. El reporte de la ADL también destaca la actividad en la Florida de grupos nacionalistas negros como Nation of Islam, cuyo líder “abrazó el fanatismo anti-LGBTQ+ y antiblanco”. La representante demócrata de Minnesota Ilhan Omar utilizó un viejo recurso antisemita cuando insinuó que había dinero detrás del apoyo de Estados Unidos a Israel. Muchos legisladores de su propio partido la condenaron públicamente.

“Con ese fin, los funcionarios y líderes comunitarios deben denunciar el odio especialmente cuando emana de un grupo o partido político con el que se identifican”, señala el reporte de la ADL. “Denunciar la intolerancia de un oponente es sencillo; hacerlo cuando proviene de un aliado requiere valor; y ahora más que nunca, necesitamos líderes valientes”.

Las palabras que repudian el odio y el extremismo importan tanto como los propios actos extremistas. Es hora de que los líderes de la Florida –en todo el estado y aquí en el Gran Miami– se expresen.