El laberinto sin salida de las pensiones en México

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El sistema de pensiones de retiro de la seguridad social es desigual e insostenible.

1) Se limita a trabajadores asalariados y urbanos. No cubre al sector informal, incluyendo el rural. En 2024 la cobertura no llega a 40% de la PEA. De la población total de 65 y más, menos de la tercera parte tiene una pensión de la SS; son 40% de los hombres y 25% de las mujeres. La mayor parte de las pensiones en los hombres son por retiro o incapacidad, mientras que en las mujeres es por retiro o viudez.

2) La jubilación debe ser la protección económica ante incapacidad para generar ingresos en la vejez. Pero hay gran desigualdad en las pensiones, la mayoría son de baja cantidad, al mismo tiempo que minorías con capacidades de presión sindical y política lograron privilegios corporativos, con retiros a temprana edad, en plena capacidad, y pensiones de alto monto.

3) No es solidario ni redistributivo. Los recursos no fluyen de pudientes hacia necesitados, de sanos a enfermos, de la juventud y madurez hacia la vejez, y además es regresivo entre clases sociales.

4) En razón de las desigualdades, el sistema de pensiones está desordenado y fragmentado en muchas instituciones. Más de 100 instituciones públicas federales y estatales, y más de 1,000 planes entre privados y municipales. En tan sólo dos instituciones, IMSS e ISSSTE, se encuentran más de 90 % de los afiliados y más de 80 % de pensionados.

5) Las cifras del gasto por pensiones a cargo de la federación se relacionan con el PIB, los ingresos tributarios, los presupuestos del gasto público federal. Lo regresivo se advierte cuando las asignaciones del presupuesto al sistema educativo y la salud han disminuido al mismo tiempo que se han incrementado los pagos hacia pensiones. Se destaca que el insostenible pasivo por pensiones y la desigualdad se deben mayormente a las pensiones corporativas de la minoría favorecida.

6) La sostenibilidad actuarial consiste en que las pensiones estén cubiertas a largo plazo por cuotas, aportaciones y rendimientos financieros. Desde el inicio del IMSS hubo desbalance actuarial al acordar beneficios adicionales sin aumentar las cuotas. Fue una medida de alto valor político, que parecía sostenible ante ingresos para pensiones que se pagarían en un futuro lejano. Así inició una serie de beneficios agregados sin las aportaciones correspondientes. El desbalance actuarial nunca se subsanó y ahora es la abrumadora insostenibilidad.

7) A fines del siglo pasado surgió la crisis anunciada, cuando el pago por pensiones sobrepasó los recursos disponibles y se recurrió a subsidios federales. En busca de sostenibilidad se cancelaron pensiones al cambiar a ahorro cuentas individual en Afores. El cambio se aplicó primero a los nuevos asegurados del IMSS, después del ISSSTE y en algunas otras instituciones.

8) La reforma desaceleró el crecimiento del pasivo por pensiones, pero solamente por las nuevas contrataciones. Permanece el abrumador pasivo por pensiones en curso de pago y de derechos adquiridos de trabajadores activos al momento del cambio. En 2024 el pago por pensiones será de $1.5 billones (millones de millones) y se proyecta que sean $2.0 billones en 2030.

10) Las Afores son financieramente débiles, más de la mitad de sus recursos son deuda pública, su capacidad de ahorro es mínima, con inversiones sin orientación hacia el desarrollo económico. Siempre fue evidente que no logran una pensión aceptable, a lo más un 30% del último salario.

Los obstáculos son intereses creados que en las condiciones actuales son imposibles de salvar. Modificarlos requiere gran voluntad política, económica y social en las que todos tienen algo que ceder. Un primer deber es recatar el sentido de la seguridad social y el retiro, ante el creciente envejecimiento demográfico y sus características reales de dependencia económica, familiar o social. Se trata de otra clase de personas mayores, cada vez con mejor salud y capacidades.

En el ámbito mundial los problemas de las pensiones y su recomposición han sido temas importantes, y se han realizado esquemas de tres pilares. El pilar uno sería la pensión ciudadana no contributiva, sólo para quienes no tienen otra pensión y están en pobreza. En nuestro caso sería hacer más justa la Pensión del Bienestar. El segundo pilar es una pensión contributiva ligada al empleo y la seguridad social, de beneficio definido, que permita cubrir necesidades básicas de la vida cotidiana. La tercera sería el ahorro personal y capitalizable, quizá en Afores.

En el caso de México la propuesta es considerar otros dos pilares, basados en el estudio interdisciplinario y de colaboración entre instituciones académicas, que estoy realizando. Es un proyecto financiado por CONAHCYT denominado “Prospectivas sexenales del envejecimiento demográfico en relación a la seguridad social, el sistema de pensiones, la atención a la salud, y la necesidad de cuidados personales, como problemas críticos de interés nacional”.

El cuarto pilar es por demás crucial. Son los servicios de salud, pues el mayor gasto en la vejez es la atención a la salud y la discapacidad, para lo cual las pensiones son insuficientes. El problema primordial es transformar el sistema de salud, con énfasis geriátrico. Los programas de prevención serán primordiales.

El quinto pilar es la capacidad de otorgar cuidados personales en la vejez. En este aspecto la acción institucional es ínfima y toca considerar cuales son las necesidades que puedan atenderse. Mientras tanto, se requieren apoyos a familias y hogares que se encargan de personas en dependencia.

El esquema descrito no es fácil, ni inmediato. La propuesta es que bajo este modelo se revise la dinámica esperada para el sexenio 2024-2030 y sus tendencias hasta mitad del siglo, en términos de eficiencia, equidad y sostenibilidad. A diferencia de las proyecciones que intentan predecir lo que ocurrirá en el futuro, se propone un análisis prospectivo, con los objetivos y métodos de elaborar escenarios bajo políticas públicas y programas de gobierno, que identifiquen alternativas y propuestas viables para evitar crisis y asegurar el largo plazo.

Como ejercicio de análisis político, un primer escenario es mantener las inercias y los arreglos actuales, con la correcta interpretación que permita estimar cómo y cuándo serán las crisis ya advertidas. Otra consideración es evaluar cualquier promesa de beneficios corporativos, actitud común en las campañas electorales que soslayan la insostenibilidad.

La acción responsable es la construcción de escenarios prospectivos que permitan eficiencia, equidad y sostenibilidad, frente a intereses ya sean individuales, colectivos, corporativos o políticos, en un esquema de verdadera solidaridad entre clases sociales y también de relaciones intergeneracionales y sus efectos en el largo plazo.

El futuro siempre es incierto, aunque es verdad que las grandes tendencias pueden modificarse, particularmente cuando se trata de evitar crisis como la insostenibilidad económica y la injusticia social de las pensiones. Asimismo, se esperan cambios tecnológicos, del medio ambiente y de la inteligencia artificial que todo van a cambiar, incluyendo escenarios del envejecimiento y la seguridad social, por lo que los ejercicios de prospectiva deberán ser de constante actualización.

* Roberto Ham Chande es investigador de El Colegio de la Frontera Norte. Contacto: rham@colef.mx.