La sucia misión del espía que SeaWorld infiltró en PETA

En la lucha por proteger los derechos de los animales y preservar el medio ambiente se han visto tácticas diversas y controversiales. Son icónicos los momentos cuando activistas de Greenpeace o del barco Sea Sheperd encararon a balleneros y se interpusieron entre los buques y los enormes mamíferos marinos para impedir su caza.

O, también, los casos en que activistas han conseguido empleo en empresas u entidades para documentar y denunciar, muchas veces con videos tomados a escondidas, abusos y crueldad contra los animales.

Pero, a veces, hay quienes reaccionan a la presión de los grupos protectores de animales con lo que podría constituir un desaseado contraespionaje: es el caso de la revelación de que SeaWorld, que opera tres famosos y criticados parques acuáticos admitió que envió a uno de sus empleados a hacerse pasar por activista para infiltrar a la organización PETA –una de las mayores entidades defensoras de los derechos de los animales y fuerte detractora de SeaWorld– e incitar, como señaló el periódico New York Post, a los verdaderos activistas de ese grupo a emprender tácticas de protesta ilegales en contra del parque acuático.

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Las orcas eran una de las mayores atracciones de SeaWorld, y el foco de las críticas sobre presunta crueldad contra los animales en ese parque. (AP)

La intención, cabe suponer, sería desacreditar a PETA y mostrarla como una organización capaz de romper la ley con tal de imponer su visión de las cosas.
Todo ello comenzó a desvelarse cuando el año pasado PETA señaló que un individuo que se hacía llamar Thomas Jones y se decía activista pro animales era en realidad Paul McComb, un empleado del área de recursos humanos del parque SeaWorld de San Diego.

Aunque el señalamiento sobre la infiltración y las actividades potencialmente desestabilizadoras de Jones/McComb se hicieron hace meses, no ha sido hasta este 25 de febrero de 2016 que SeaWorld lo ha reconocido. El jefe ejecutivo de la empresa operadora de los parques acuáticos Joel Manby admitió que desde dentro de SeaWorld se ordenó infiltrar y espiar a PETA, aunque ya se ha ordenado suspender esas actividades.

No está claro cuál habría sido el alcance de las ‘incitaciones oscuras’ que el espía habría emprendido (o intentado), pero de acuerdo a PETA, Jones/McComb trató de extraer información de ese grupo y contactó a través de redes sociales a algunos de sus activistas para incitarlos a realizar “actividades ilegales” contra SeaWorld.

Entre las supuestas acciones a las que ese espía habría incitado, se desprende del comunicado de PETA, figuran crear incendios en SeaWorld o drenar los tanques donde se mantiene a los animales.

Y posiblemente Jones/McComb –quien fue suspendido luego de las denuncias de PETA pero que ya habría regresado a trabajar en SeaWorld– no sería el único caso de espionaje contra ese grupo defensor de los animales.

El diferendo entre SeaWorld y esa organización defensora de los derechos de los animales es de larga data, y en el centro de ella están las denuncias de la crueldad y el maltrato que PETA alega se cometen contra las orcas y otros mamíferos marinos en esos parques acuáticos. El documental ‘Blackfish’ que revela esas denuncias y que impactó severamente la concurrencia a sus parques habría sido, de acuerdo al New York Post, el catalizador para que SeaWorld decidiera espiar y tratar de desacreditar a PETA.

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Activistas de PETA se manifiestan en contra de la cadena de parques acuáticos SeaWorld. (Reuters)

En todo caso, todo esto no sería sino una espina más en los escozores que agobian a SeaWorld. Aunque de acuerdo a Los Angeles Times, la compañía emprendió una intensa campaña de marketing y logró en 2015 recuperarse parcialmente luego de la debacle desatada tras el estreno de ‘Blackfish’ en 2013, su situación financiera no sería la mejor.

Según el periódico USA Today, la empresa habría sufrido pérdidas de su valor en bolsa y aunque sus ingresos son importantes -1,370 millones de dólares en 2015- estos habrían caído en términos netos un 1.6%.

Todo en el contexto de un importante cambio en los altos mandos de SeaWorld, que incluyeron la salida del jefe de operaciones de sus parques, el jefe de su división de zoología y el director de su parque en San Antonio, Texas.

En cambio, el espía ha vuelto a trabajar a la empresa, aunque en otro departamento, y SeaWorld no habría pedido una disculpa formal por las actividades de su empleado al infiltrarse en PETA.

Y la pugna continúa.