La semana de terror que México no olvidará por cuerpos y desaparecidos en Poza Rica y Lagos de Moreno

Imagen de archivo de una escena del crimen en Sonora, México. | Foto:  REUTERS/Victor Medina
Imagen de archivo de una escena del crimen en Sonora, México. | Foto: REUTERS/Victor Medina

La violencia no para en México, siempre ha existido, es uno de los problemas que deberían de combatir con determinación los tres niveles de gobierno. La evidencia diaria reportada por los medios y los datos que arrojan las estadísticas indican que los crímenes letales se incrementan en la nación.

Transcurridos los primeros cuatro años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informó en mayo que “impuso un récord de asesinatos, registrando, en el periodo de diciembre del 2018, cuando llegó al poder, al pasado 24 de mayo del 2023, 156 mil 136 asesinatos.” Lo que convierte al gobierno de la 4T como el más violento de la historia reciente de México.

Las noticias diarias en los medios informan sobre delitos cometidos en Sonora, Baja california, Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco, Guerrero, Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Colima, Guanajuato. En estas y otras entidades la delincuencia organizada roba, extorsiona, secuestra, viola, trafica drogas y personas y mata. El país convertido en campo de batalla en el que los carteles se disputan a muerte el contrabando de droga, el huachicol, el tráfico de ilegales y las extorsiones a comerciantes, entre otros.

Los actos ilegales, cuando son denunciados por los ciudadanos, no reciben pronta atención de las autoridades. Están rebasadas por el número de quejas, la insuficiencia de recursos, escasez de personal capacitado, el atraso tecnológico, entre otros, lo que hace que los afectados se manifiesten de diversas maneras en demanda de atención y justicia.

El dominio territorial de la delincuencia y su capacidad de fuego configuran condiciones que le permiten retar al Estado que tolera su presencia y actividad debido a la vigencia de la “Política de Seguridad” de “Abrazos no Balazos” impuesta por el presidente López Obrador. En su discurso reconoce que su gobierno registra el mayor número de homicidios dolosos en la historia reciente, pero no asume la responsabilidad y afirma que es resultado de la herencia que le dejaron los gobiernos anteriores.

Posiblemente el presidente tenga razón, así lo atestiguan las tumbas clandestinas reveladas por cientos de mujeres que buscan a sus seres queridos desaparecidos, muchos sepultados hace años. Otros enterrados en lo que va del sexenio. Tiene razón López Obrador, pero su reproche es relativo, comparte con sus antecesores el inhumano número de muertes violentas registradas en México.

La violencia tiene consecuencias que afectan a familias que sufren el crimen que comete la delincuencia en contra de alguno de sus integrantes.

Los casos recientes que documentan el fracaso de la “Política de Seguridad de Abrazos no Balazos” de López Obrador sucedieron en los estados de Jalisco y Veracruz.

El pasado viernes, cinco jóvenes de Lagos de Moreno, Jalisco, se trasladaban en dos automóviles, dispuestos a divertirse, en algún punto del camino fueron detenidos y secuestrados por hombres armados. Sus familias los reportaron como desaparecidos y exigieron a las autoridades su pronta localización.

Los delincuentes habrían violentado de manera extrema a los jóvenes. En una grabación que circula en redes sociales se les ve amordazados y golpeados y los habrían obligado a pelear entre sí hasta matarse. La Fiscalía del estado no ha confirmado la autenticidad de las imágenes, pero declaró que ya forman parte de la investigación que tiene en curso.

El video está firmado por las letras “MZ” asociadas al nombre de “el Mayo Zambada”, perteneciente al cartel de Sinaloa, grupo que, se dice, mantiene una confrontación con el Cartel Jalisco Nueva Generación, en disputa por el control de Lagos de Moreno, plaza relevante para sus operaciones pues tiene carreteras que conectan con el centro de Jalisco, el noroeste, noreste y centro de la república.

En Poza Rica, Veracruz, policías de la ciudad se enfrentaron con integrantes del crimen organizado a los que persiguieron hasta sus casas de seguridad. En esos domicilios fueron encontrados, dentro de hieleras y refrigeradores, un número indeterminado de cuerpos de personas desmembrados y congelados.

El gobernador de Veracruz Cuitláhuac García precisó que eran “solo” 13 cuerpos. Además, se encontraron armas de fuego y drogas. La fiscalía trabaja para identificar a los cadáveres y precisar el número real de víctimas. En años recientes en el norte del estado fueron encontradas bolsas de plástico con cuerpos desmembrados.

Según el Mapa Criminal publicado por la empresa AC Consultores, Poza Rica es una zona en la que el Cártel del Golfo, los Zetas Vieja Escuela y el Grupo Sombra operan el narcomenudeo, el robo a transporte, secuestro, extorsión cobro de piso y tráfico ilegal de hidrocarburos.”

Las autoridades del estado informaron que están investigando y en cuanto tengan resultados los divulgarán.

Dos ejemplos recientes, la ola de violencia e inseguridad nos empapa. Mientras, Ejército, Marina Armada, Guardia Nacional y policías de los estados “nadan de muertito”. Imposible negar el fracaso del abrazo.

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