La ruleta rusa del SIDA en las fiestas de moda en Barcelona. Las chemsex.


Maratones de drogas y sexo con desconocidos y sin control. Una o varias personas de la orgía tiene SIDA. O sífilis. O hepatitis. O gonorrea. O el virus del papiloma humano. Nadie sabe quiénes son los portadores, y en eso radica el subidón del placer. ¿Estaré teniendo sexo con un portador de VIH?

Este tipo de fiestas, que se vienen celebrando en las grandes ciudades europeas desde hace años, están ya en España. En los hospitales llevan meses tratando a pacientes contagiados en estos eventos. Un grupo de médicos del Hosptial Clínico de Barcelona han lanzado la voz de alerta: están aumentando los casos de transmisión de enfermedades sexuales.

“La falta de miedo viene originado por la creencia que tenemos tratamiento para todo. Y eso es falso”, advierte el doctor Josep Mallolas, jefe del enfermedades infecciosas del Hospital Clinico de Barcelnoa.

Se las conoce como las Chemsex, por la mezcla de drogas -chem, la abreviación de química, en inglés- y sexo. Son fiestas que duran horas, incluso días, en los que las drogas ayudan a deshinibir a la persona, que pierde todas las barreras de la prudencia.

Y no sólo está el riesgo en sí de contagiarse, sino que hay asistentes que se vuelven adictos. Desesperados, algunos acuden a la consulta pidiendo que les ayuden a salir de este mundo. Una ruleta rusa que entra con fuerza en el ambiente de las fiestas sexuales privadas en nuestro país.