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La prueba de fuego de Melania Trump ante el presidente de Francia

Una cena puede ser ejemplo de talento organizador y apertura de miras y eso es lo que, al menos desde la comunicación oficial, se ha presentado en torno a los preparativos de la cena de estado que la Casa Blanca ofreció al presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El presidente estadounidense Donald Trump y su esposa Melania recibieron en visita de estado al presidente de Francia y su esposa, Emmanuel y Brigitte Macron. (AP)
El presidente estadounidense Donald Trump y su esposa Melania recibieron en visita de estado al presidente de Francia y su esposa, Emmanuel y Brigitte Macron. (AP)

Melania Trump, esposa del presidente estadounidense Donald Trump, ha optado por un bajo perfil y ha tenido hasta ahora, en comparación a primeras damas anteriores, una agenda pública menos intensa. En agudo contraste con su estridente marido (y a veces a causa de él), Melania se ha mantenido relativamente apartada de los reflectores públicos, aunque sin poder alejarse del todo de los estertores de las conductas y decisiones, presentes y pasadas, de su esposo Donald.

Pero Melania ha optado, con motivo de la visita a Washington de Macron, mostrar que tiene un lado activo, abierto y diligente, que hace eco de lo que primeras damas del pasado también presentaron, en sus respectivas épocas, al público estadounidense.

Es la primera cena de estado que los Trump ofrecen y para ello no han recurrido, como hicieron otros presidentes y primeras damas, a contratar a un organizador profesional. Ha sido Melania quien, se indica, se ha hecho cargo de todo el asunto. Detalles de ello han sido difundidos en Instagram y Twitter.

Así, como narra People, Melania Trump fue parte activa en la decisión de las actividades de esa recepción de estado a Macron y su esposa Brigitte y seleccionó muchos de los detalles al respecto.

Por ejemplo, el lunes los Trump y los Macron plantaron un árbol, una simbólica tradición republicana fortalecida en este caso por el hecho de que el árbol procede de Belleau Wood, el bosque francés en donde soldados de Estados Unidos combatieron y murieron en la Primera Guerra Mundial en apoyo de Francia. Luego, hicieron un recorrido panorámico de Washington D.C. a bordo del helicóptero presidencial y visitaron Mount Vernon, que fue la casa del primer presidente estadounidense, George Washington. Todo ello, se comenta, decidido por Melania.

(AP Photo/Andrew Harnik)
(AP Photo/Andrew Harnik)

La jornada del martes concluirá con la asistencia a la Ópera Nacional de Washington y con una cena de estado en la Casa Blanca, cuyo menú y esplendor decorativo la primera dama estadounidense eligió y ha supervisado personalmente. Entre los platos figuran, de acuerdo a Politico, costillas de cordero, jambalaya con arroz dorado de Carolina y un vino producido por vides francesas cultivadas en Oregon, entre otros manjares.

Pero más allá del menú, se ha destacado que en su preparación se usaron, en las ensaladas y postres, verduras y miel de las huertas y colmenas instaladas en los jardines de la Casa Blanca por Michelle Obama y los platillos se servirán en vajillas de porcelana que en su momento llegaron a la mansión presidencial por el impulso de las primeras damas Laura Bush y Hillary Clinton.

Ser cónyuge del presidente de Estados Unidos es una tarea de peso, pues si bien la primera dama (y el primer caballero en el futuro) no tiene funciones o responsabilidades codificadas, históricamente las personas que han llevado ese título han sido figuras de referencia en la vida estadounidense, tanto en lo político como en lo social, y han sido vistas como ejemplos a seguir y defensoras de causas y comunidades.

Al margen de las tribulaciones pasadas, la visita de estado de Macron es para Melania Trump una oportunidad de mostrarse en ese rol singular de las primeras damas estadounidenses, al menos en su aspecto social y protocolario, y todo indica que lo habrá conseguido de modo significativo y encarando, además, responsabilidades paralelas de última hora.

Destacó que a pocos días de la cena de estado, Melania recibió en Florida al presidente japonés y, sobre todo, que acudió a Texas al funeral de Barbara Bush, una primera dama de época, y se le vio interactuar de modo cívico y cordial con los dos expresidentes Bush, Bill y Hillary Clinton y Barack y Michelle Obama.

El expresidente George H. W. Bush, rodeado de los expresidentes George Bush y su esposa Laura, Bill Clinton y su esposa Hillary, Barack Obama y su esposa Michelle y la actual primera dama y esposa del presidente de EEUU Donald Trump, durante el funeral de Barbara Bush, esposa y madre de presidentes. (AP)
El expresidente George H. W. Bush, rodeado de los expresidentes George Bush y su esposa Laura, Bill Clinton y su esposa Hillary, Barack Obama y su esposa Michelle y la actual primera dama y esposa del presidente de EEUU Donald Trump, durante el funeral de Barbara Bush, esposa y madre de presidentes. (AP)

Una foto de ese momento, cubierto por el luto por el fallecimiento de Barbara Bush pero significativo por su espíritu incluyente, mostró la disposición de Melania a gestos de conciliación y apertura que hacen mucha falta en la presente y crispada política estadounidense.

Una prueba más para ella es el ser anfitriona de Macron y aunque el tema de las cenas y las recepciones del jet set político puede sonar frívolo y apartado del diario vivir de los estadounidenses, hay en ello un aura de moderación y normalización necesaria, sobre todo considerando la vorágine que actualmente, con punzantes repercusiones para el país, se vive en la Casa Blanca.

Sigue a Jesús Del Toro en Twitter: @JesusDelToro