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La pifia de una 'experta en lenguaje no verbal' que tunde a AMLO por "no ser líder"

AMLO es constantemente criticado por una 'experta en comunicación' que cometió una pifia al evaluar esta foto de Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin. (Pictures from History/Universal Images Group via Getty Images)
AMLO es constantemente criticado por una 'experta en comunicación' que cometió una pifia al evaluar esta foto de Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Joseph Stalin. (Pictures from History/Universal Images Group via Getty Images)

AMLO es escrutado todos los días por la especialista Bárbara Tijerina, que se define a sí misma como analista del lenguaje no verbal. Cada fotografía o acción del presidente amerita un diagnóstico de Tijerina, que el 100% de las veces concluye que López Obrador no tiene liderazgo, es dominado, no tiene porte o alguna otra simpleza por el estilo. Lo mismo hace con otros integrantes del gabinete a quienes, tras un 'análisis meticuloso', les encuentra algún signo de debilidad que merece ser evidenciado en Twitter, cómo no.

Sin embargo, en esta ocasión, Bárbara falló de manera garrafal en uno de sus supuestos análisis. Por una vez, se salió del tema AMLO y compañía, y decidió traer a cuento la famosa fotografía de “Los tres grandes” (Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y Stalin) tomada en febrero de 1945. De acuerdo con los conocimientos de la experta, Roosevelt tenía las piernas colocadas en una posición territorial que se correspondía con su autoridad como presidente de los Estados Unidos.

Según el lúcido relato de Tijerina, Churchill se veía cansado y Stalin mostraba deseos de retirarse de la reunión. Aunque, luego del chasco, uno ya podría poner en duda también esas hipótesis. Y es que a Bárbara se le pasó un pequeño detalle en su reflexión: Roosevelt padecía poliomielitis y portaba un armazón que le impedía juntar las piernas. Diversos usuarios le señalaron el error en las respuestas al analítico tuit, pero la especialista solo cayó en cuenta cuando su comentario fue retomado por Joaquín López Dóriga. “Hola Bárbara. La postura de las piernas de Roosevelt era por el armazón que usaba por el polio”, escribió el periodista a modo de corrección respetuosa.

Esta vez la venta de humo no prosperó. Ante el rubor de haber visto desmontada la teoría que con mucha seguridad había planteado, Tijerina apenas se limitó a darle las gracias al “Teacher”. Pero está claro que las conclusiones ridículas no acabarán con esto. La más elemental foto es digna de un sobreanálisis encandilador. Que si Ebrard cede autoridad ante el atleta Javier Sotomayor, que si Nayib Bukele le arrastra la mano a López Obrador; que si la Orden del Quetzal amerita un meme, que el presidente tuvo las manos recogidas en su encuentro con Díaz-Canel.

Para nadie es secreto que este tipo de expertos suelen sobrevalorar los gestos de los demás, pero también es hora de decir que sus propios conocimientos gozan de una estima muy alta que, a decir verdad, no merecen. Están tan obsesionados con la palabra liderazgo que observan su presencia o ausencia en todos lados, en el más mínimo gesto que sea capturable. Al final de cuentas, todo les da la razón a expertos como Bárbara Tijerina, que han hecho del sobreanálisis su llave al mundo de la política, porque para ellos las formas siempre importan más que el fondo, y lo suelen sustentar en una frase que bien podría decir mi abuelita: “Para ser hay que parecer”.

Imaginemos lo insoportable que, a largo plazo, debe ser convivir con este tipo de personas que sacan conclusiones irrefutables en un abrir y cerrar de ojos. Literalmente, les basta una imagen para saber quién es “dominante”, quién tiene liderazgo, y demás palabras que derriten a eruditos en la materia. Incluso el peinado de Beatriz Gutiérrez Müller es digno de escrutinio para Tijerina. ¿No sabían? La calidad de la diplomacia se mide también en el cabello. Cuando la insignificancia es digna de análisis y sirve para cosechar certidumbres, es momento de apagar el celular durante un ratito.

A los especialistas habría que pedirles más análisis y menos sobreanálisis. Y al público, un poquito de exigencia. Está bien comprar humo, pero hay que elegir mejores proveedores. De lo contrario, llegará el día en el que uno ya no podrá ni tomarse una foto a gusto.

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