La peligrosa cueva subacuática de la Florida donde mueren los buzos más expertos

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Muelle de acceso a Eagle’s Nest. Foto: Facebook, Eagle’s Nest.

La señal bajo el agua puede asustar a los buzos, pero ese sin dudas es su objetivo. “¡Detente! Evita tu muerte. No vayas más lejos. Nada en esta cueva hace que valga la pena que bucees. No vayas más lejos”.

El letrero en Eagle’s Nest, un peligroso sistema de cuevas bajo el agua en el centro de la Florida, explica además que el buceo en cuevas es altamente especializado y requiere un equipo específico.

Es un sitio hermoso. A simple vista sólo se ve un estanque rodeado de verde vegetación, pero el interés de los buzos es explorar una milla de cuevas que en ocasiones llega a más de 300 pies (91 metros) de profundidad.

Se le llama a menudo “Monte Everest” o “Gran Cañón” del buceo por el reto que representa el intrincado sistema, que puede confundir al más experimentado de los buzos.

Patrick Peacock, de 53 años, y Chris Rittenmeyer, de 38, lo sabían perfectamente. Poseían el equipo especializado y habían buceado en cuevas en numerosas ocasiones. Por eso a familiares y amigos no les sorprendió que ambos, residentes en en Fort Lauderdale, en el sur de Florida, prepararan una excursión a Eagle’s Nest, donde habían estado antes, relata The Sun Sentinel.

Un tercer amigo, Justin Blakely, no había ido nunca.

A las 2 de la tarde del pasado domingo 16 de octubre, los tres se sumergieron. Blakely decidió permanecer cerca de la superficie. Habían acordado reunirse en un lugar una hora después.

Blakely fue puntual, pero sus amigos no. Hizo varios intentos por volver al sitio acordado, pero al ver que no aparecían, decidió llamar a la policía alrededor de las 6 de la tarde.

Los cuerpos de Peacock y Rittenmeyer fueron hallados al día siguiente, atrapados a unos 260 pies (79 metros) de profundidad, en un área “muy peligrosa y compleja” del sistema de cuevas, según las autoridades.

Los buzos que rescataron los cuerpos fueron voluntarios privados, porque no hay buzos en plantilla estatal capaces de navegar el complicado sistema de cuevas de Eagle’s Nest.

Nadie sabe qué les sucedió a ambos hombres.

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Chris Rittenmeyer. Foto de su página de Facebook.

“Ambos tenían años de entrenamiento y habían buceado en sistemas de cuevas no sólo de la Florida, sino de México y América del Sur,” escribió en Facebook un amigo, Gary Shatzkin. “Estamos en shock aquí, ya que sería casi imposible encontrar dos más buzos más competentes y experimentados.”

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Patrick Peacock. Foto de su Facebook.

El par se convirtió en los buzos 9 y 10 en morir en el lugar desde 1981, y sus muertes han renovado pedidos para que Eagle’s Nest, bajo administración de la estatal Oficina de Conservación de Vida Silvestre de Florida, se cierre al público, debido a que no hay modo de controlar o supervisar a quienes se sumergen en las traicioneras aguas.

Ya había sucedido antes: en 1999 Eagle’s Nest se cerró al público pero reabrió en 2003, cediendo a presiones de asociaciones de buzos y espeleólogos. Entonces construyó un muelle, una escalera y un puente de madera para facilitar el acceso.

El día de Navidad de 2013, un padre, Darrin Spivey y su hijo adolescente, Dillon, perdieron las vidas en el mismo lugar. Ahora el padre de Darrin, Chester, une sus voces a quienes exigen restricciones para bucear en Eagle’s Nest.

“Si no tienes certificado de buceo no debes estar ahí. Perder a un hijo es lo peor que te puede suceder”, dijo el anciano.