La mujer que acusó a Trump de mala conducta sexual quiere que se escuche a Alva Johnson

Some of the more than 20 women who have accused President Donald Trump of sexual misconduct and harassment; Alva Johnson in c
ISABELLA CARAPELLA / HUFFPOST AND ERICA AITKEN PHOTOGRAPHY

En un momento más normal, si una mujer hubiera afirmado que el hombre que se convertiría en presidente de los Estados Unidos la besó sin su consentimiento, podría haber sido un asunto nacional de mayor importancia que habría merecido semanas de una intensa cobertura mediática.

Pero el presidente actual es Donald Trump, el mismo que ha sido acusado de mala conducta sexual y acoso sexual por más de veinte mujeres, el mismo que ha sido cazado en una grabación alardeando de toquetear mujeres y el mismo que fue de todas formas elegido para el cargo. Por tanto, cuando Alva Johnson, una exintegrante de la campaña de Trump, reveló el mes pasado que Trump la había besado a la fuerza antes de su elección, su nombre fue añadido a la larga lista y el ciclo mediático siguió su curso.

Otras mujeres que han acusado públicamente a Trump de mala conducta sexual están decepcionadas por el hecho de que no haya tenido ninguna repercusión, según dijeron al HuffPost varias de ellas. Sienten que a mucha gente sencillamente no le importa. También reconocen que hay tantas acusaciones de delitos cometidos por Trump en este momento, que es difícil hacer un seguimiento. Pero apoyan a Johnson y aún animarían a otras posibles víctimas a presentarse.

A Rachel Crooks no le sorprendió ver la afirmación de Johnson porque “hemos visto este tipo de comportamiento por parte de Trump durante décadas”, dijo al HuffPost en un email. Ella ha afirmado que Trump la besó a la fuerza sin su consentimiento hace más de diez años, cuando tenía 22.

“También estoy triste porque hemos decepcionado a Alva Johnson”, agregó. “Si nuestra sociedad hubiera responsabilizado a Trump por sus acciones, es posible que ella no hubiera tenido que soportar eso”.

Johnson afirma en su denuncia presentada el mes pasado contra Trump en un tribunal federal, que en agosto de 2016, cuando integraba el equipo de campaña de Trump, él le dio un beso a la fuerza en la boca. Ella intentó evitar el beso girando la cara y el incidente la dejó confundida y humillada. Johnson, una mujer negra, también dice que experimentó discriminación racial y de género, y que tenía un salario más bajo que el de los empleados hombres y blancos.


También estoy triste porque hemos decepcionado a Alva Johnson. Si nuestra sociedad hubiera responsabilizado a Trump por sus acciones, es posible que ella no hubiera tenido que soportar eso.
Rachel Crooks, una mujer que dijo que Trump la besó sin consentimiento.

Menos de dos meses después de que Trump supuestamente besara a Johnson sin su consentimiento, The Washington Post publicó la grabación de Access Hollywood, en la cual Trump se jactaba de que podía agarrar a las mujeres “por la vagina”. A raíz de eso, muchas mujeres hicieron públicas sus propias interacciones con Trump. Johnson quedó horrorizada con la grabación, según su denuncia penal, porque la conducta de la que se jactaba Trump era demasiado similar a la que ella había experimentado. Según la demanda, ella abandonó la campaña poco después.

“Parece que ahora estamos retrocediendo”, dijo Johnson a Teen Vogue en una entrevista publicada este mes. “No fue apropiado durante mucho tiempo. El que es ahora el hombre más poderoso del mundo se ríe de las personas que salen a denunciarlo [por abuso sexual] y las llama mentirosas a pesar de que sus historias son congruentes”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, tildó la acusación de Johnson de “absurda en su cara”. Trump ha negado reiteradamente las acusaciones de mala conducta sexual contra él. “Eres un ser humano desagradable”, decía una información del New York Times que lo cuestionaba por algunas de afirmaciones hechas por las mujeres. Desmintió sus comentarios en la grabación de Access Hollywood diciendo que eran “bromas de vestuario”. En 2016, también amenazó con demandar a las personas que lo acusaban. Eso nunca pasó.

Era solo cuestión de tiempo que alguien de la campaña de Trump o del gobierno tuviera experiencias similares a las que otras mujeres habían estado sufriendo desde hace algunos años, eso dijo Samantha Holvey, una ex Miss de Carolina del Norte, Estados Unidos.

Holvey dijo que cuando conoció a Trump en un evento anterior al concurso de Miss Estados Unidos en 2006, él la miró como un “pedazo de carne”. Afirmó que “nunca se había sentido tan cosificada y sucia”, dijo. Unos días más tarde, ella se encontraba en la zona de peinado y maquillaje, y él entró de una forma en la que parecía que “quería ejercer su dominio y poder” (Trump alardeó de haberlo conseguido y se iba detrás del escenario cuando las concursantes estaban vistiéndose, aunque en general su campaña negó que lo hiciera).

“Ha estado agrediendo sexualmente y acosando a mujeres durante décadas sin que eso tuviera repercusiones, así que, ¿por qué iba a parar ahora?”, dijo Holvey al HuffPost en un email.

Aunque algunas mujeres han acusado a Trump de un comportamiento que se ajusta a la definición de toqueteos, muchos de los incidentes ocurrieron hace mucho tiempo y los cargos han prescrito. Johnson espera que se haga justicia, no solo por ella misma, sino por todas las víctimas, eso dijo su abogado Hassan Zavareei al HuffPost en una entrevista telefónica.


Ha estado agrediendo y acosando sexualmente a mujeres durante décadas sin que eso tuviera repercusiones, así que, ¿por qué iba a parar ahora?
Samantha Holvey, ex Miss de Carolina del Norte, Estados Unidos.

La mayoría de sus amigos y familiares, incluso desconocidos de la calle, han animado a Johnson, dijo Zavareei, pero “el comportamiento de Trump y las malas acciones se han normalizado tanto que apenas son registradas por la conciencia pública”, añadió.

Parte de las razones por las que Johnson quiso denunciarlo, añadió, era decir, “es normal, no está bien”. Puso sobre la mesa la pregunta de cómo el público habría reaccionado si el acusado hubiera sido otro presidente.

El expresidente vivo cuya supuesta conducta quizás se acerque más sea Bill Clinton, quien fue acusado reiteradamente de mala conducta sexual y cuya aventura con la exbecaria de la Casa Blanca Mónica Lewinsky ha generado un nuevo tipo de escrutinio sobre la dinámica de desigualdad del poder. En el caso de Clinton, sin embargo, él negó las acusaciones de mala conducta, pero la Cámara de Representantes liderada por los republicanos hizo movimientos para recusarlo.

Ahora el clima es diferente. El movimiento Me Too también ha expulsado a los hombres poderosos de sus puestos de trabajo y, en algunos casos, ha tenido repercusiones legales: el exmagnate del cine, Harvey Weinstein, podría enfrentar una cadena perpetua en prisión si es declarado culpable de delitos sexuales; Bill Cosby ya ha sido declarado culpable de agresión sexual agravada. A las mujeres que acusen de mala conducta sexual también les gustaría verlo asumir las consecuencias, pero no son optimistas en ese sentido.

“Sería bueno ver que pasa algo con él, sería bueno que no salga reelecto”, dijo Kristin Anderson, quien asegura Trump le metió la mano debajo de su camiseta y la toqueteó en un club nocturno a principios de los años 90. El hecho de que saliera elegido por primera vez, más allá de las acusaciones contra él, demuestra que a alguna gente “realmente no le preocupa que abusen de otra gente. Si fueran ellos, se preocuparían”, dijo al HuffPost en una entrevista telefónica.

A ella le gustaría ver, como mínimo, que Trump se disculpara y cambiara sus formas, pero en base a lo que Johnson dice que le pasó, parece que “él sigue en condiciones de hacerlo”, agregó.

La mujer con la que habló HuffPost dijo que aún animaría a las mujeres a denunciar sus experiencias.

“Cuanta más gente lo haga, más se hará visible ‒al menos debería‒ el tipo de persona que es”, dijo otra mujer que ha acusado públicamente a Trump de mala conducta sexual, pero que pidió no ser nombrada por miedo a las consecuencias para su familia si sigue hablando.

Para las mujeres que han hablado “rinda él cuentas o no, ya lo han hecho público”, dijo Anderson, al tiempo que señalaba que siente que la parte más importante es que las mujeres hablen de ellas mismas. “Es muy sanador y eso es lo que cuenta”.

Dana Liebelson
HuffPost