Yahoo Noticias La modelo de EEUU que perdió su empleo por criticar a los famosos organilleros de la CDMX
La modelo estadounidense Breanna Claye, quien vive en la colonia Condesa de la Ciudad de México, criticó la música de los organilleros que suena en las calles de la capital y eso le costó su empleo.
Fue por medio de sus historias de Instagram, )cuya cuenta ahora mantiene privada), en donde Claye compartió un video quejándose de ello: “darles dinero a estas personas es como decirles que está bien que contaminen con su ruido, por eso yo no lo hago. Además, ni siquiera suena tan bien”
“El sonido número uno más molesto en México y hay muchos. No soporto a estas personas que convierten esta caja de música en sonidos horribles”, agregó la mujer.
Las declaraciones no cayeron nada bien en muchos de los habitantes de la capital del país, quienes desde hace tiempo llevan quejándose del fenómeno social de la gentrificación que se está viviendo en esa zona de la CDMX, que ha desplazado a sus habitantes, debido a la llegada de extranjeros, principalmente estadounidenses, encareciendo la vida pues tienen mayor poder adquisitivo.
Por lo que algunas quejas en redes sociales son: “Breanna Claye es el claro ejemplo de que cualquier extranjero cree que puede venir a criticar la cultura de México y todos van a estar de acuerdo con ello”, “aparte de gentrificar, se atrevió a decir que no le den monedas a los organilleros que trabajan honradamente y son parte de la cultura mexicana”, “la gentrificación en países latinos está tan grave que no solo desplazan a nuestra gente y nos quieren imponer su idioma, sino que también cambiar nuestra cultura como Breanna Claye, pidiendo que no le den dinero a un organillero por hacer ruido”.
Tras ello, la agencia de modelaje para la que trabajaba en México, Queta Rojas Group, emitió un comunicado para anunciar que ya no colaborarían con ella: “en Queta Rojas valoramos y respetamos la diversidad de culturas y opiniones. Lamentamos cualquier malentendido causado por el reciente comentario de una de nuestras modelos y queremos dejar en claro que no compartimos su opinión. Debido a que no refleja la postura ni los valores de nuestra agencia hemos decidido no continuar con su representación”.
“Estamos conscientes que, al representar talento internacional, debemos de fomentar el respeto y la tolerancia con las diferencias culturales que puedan presentarse”, concluyeron.
Organilleros, tradición que se resiste a morir
Los organillos son instrumentos europeos que se utilizaban en circos y calles de países como Alemania, Francia y Suiza. Hay varias versiones de cómo fue que llegaron a México. Por ejemplo, la revista Muy Interesante señala que fue a finales del siglo XIX con la llegada de migrantes alemanes que instalaron negocios como la casa musical Wagner y Levien, quienes los rentaban para que la gente ganara unas monedas.
Otra, difundida por el México Desconocido, menciona que, a inicios del siglo XX, Gilberto Lázaro Gaona, un músico de León, Guanajuato: “fue a Alemania y trajo consigo el primer organillo al país, uno al que se le conoce como gavión, por su sonido parecido al de una gaviota”.
Lo único certero es que desde que llegaron a la capital se convirtieron en parte del paisaje sonoro y se mantienen así hasta ahora, no sin enfrentar algunas dificultades como su paulatina desaparición debido a la falta de piezas para reparación y a la pérdida del interés del público.
Actualmente hay organizaciones de personas que se dedican a este oficio como la Unión de Organilleros de la CDMX y la República Mexicana, que son los que llevan un uniforme color caqui inspirado en el ejército del revolucionario Francisco Villa y la organización Unión Libre.
En mayo del 2023 el gobierno de la Ciudad de México realizó el Primer Festival de Organilleros de México en el Centro Histórico, con la intención de visibilizar, rescatar y preservar ese oficio para que futuras generaciones lo conozcan.
Durante su inauguración, Víctor Manuel Maya Mondragón, representante de Organilleros de la Ciudad de México, mencionó: “el oficio del organillo es una práctica viva, conservarlo debe de pasar por ser Patrimonio Intangible. Este festival pretende celebrar nuestro oficio, que nos escuchemos y conozcamos, pasar un tiempo entre compañeros. El mundo de las organilleras y los organilleros es como un inmenso mar”.
