La mayoría en EEUU cree que los padres ayudan demasiado a sus hijos adultos jóvenes

Por muchas generaciones, los jóvenes estadounidenses aspiraban a independizarse a los 18 años o poco después, cuando se iban de la casa paterna y comenzaban a ganarse la vida por sí mismos. Los propios padres tenían también esa expectativa y todo ello era un componente clave de la cultura de desarrollo individual y búsqueda del éxito de Estados Unidos.

No es que los padres abandonaran o ignoraran a sus hijos mayores de 18 años. Con frecuencia les seguían prestando ayuda, sobre todo en tiempos difíciles. Pero independizarse es visto como un paso clave para cimentar un futuro exitoso.

Muchos más adultos jóvenes en EEUU dependen financieramente de sus padres o viven con ellos que en décadas pasadas. (Getty Creative)
Muchos más adultos jóvenes en EEUU dependen financieramente de sus padres o viven con ellos que en décadas pasadas. (Getty Creative)

El deseo y el ideal al respecto siguen siendo así en gran medida en Estados Unidos, pero para los jóvenes estadounidenses independizarse es hoy mucho más arduo y difícil y muchos padres continúan prestándoles asistencia muy importante a sus hijos veinteañeros e incluso a los de mayor edad. Vivir con los padres o recibir dinero o servicios de ellos se ha vuelto, así, más frecuente y duradero que en el pasado en el caso de los adultos jóvenes en Estados Unidos.

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Y aunque los padres lo hacen, es de suponer, voluntariamente e incluso con gusto, el asunto tiene filos singulares. Por ejemplo, un estudio del Centro Pew revela que la mayoría de los estadounidenses cree que los padres hacen demasiado por sus hijos adultos jóvenes: 55% así lo considera, contra un 10% que piensa que hacen demasiado poco y 34% que cree que hacen lo justo.

Las personas de mayor edad tienen una visión incluso más severa: 65% de los mayores de 65 años creen que la ayuda paterna a los hijos adultos jóvenes es demasiada, 4% muy poca y 30% lo justo.

Con todo, ¿qué es demasiado, poco o justo? En 1980, por ejemplo, el 32% de los adultos jóvenes eran financieramente independientes a los 22 años (es decir, que podían sufragar por sí mismos sus gastos básicos y se colocaban por encima del nivel de pobreza), cifra que cayó a 24% en 2018.

En paralelo, una amplia mayoría (64%) cree que los jóvenes deben ser financieramente independientes de sus padres a la citada edad, pero dado que solo el 24% lo logra, existe una muy amplia brecha entre las expectativas y la realidad. Eso quizá explica por qué muchos creen que los padres hacen demasiado por sus hijos adultos jóvenes: esa ayuda estaría previniendo que se lancen a ser independientes.

Con todo, lanzarse no es algo sencillo ni tiene garantizado el éxito, por lo que la ayuda paterna no es un mero paliativo sino un apoyo que para muchos es indispensable.

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Por ejemplo, el Pew señala que el 45% de los jóvenes de 18 a 29 años señalaron que recibieron ayuda importante de sus padres en el año reciente, y desde el punto de vista de los padres ese apoyo es aún mayor: 59% dijo haberle dado a sus hijos de esas edades un apoyo sustantivo en el año reciente.

Esos recursos son, en general, para gastos de manutención (como alimentos o servicios básicos), renta, hipoteca, pago de matrícula universitaria o gastos médicos.

Eso sugiere que aunque no vivan con sus padres, muchos jóvenes estadounidenses aún dependen de ellos. Y, quizá, pensarán algunos, justamente les ayudan para que no tengan que regresar a vivir al hogar paterno, como sería el caso de los recursos usados para pagar la renta o la hipoteca de los hijos. Al respecto, el 23% de los encuestados cree que los padres dejen vivir a sus hijos adultos con ellos es hacer demasiado por ellos.

Los jóvenes en general, por su parte, no creen en el mismo nivel que los padres hagan demasiado por ellos. El 51% de los encuestados cree que los padres los apoyan de modo justo, 18% muy poco y 31% demasiado.

Pero cuando se les pregunta específicamente a los jóvenes de 18 a 29 años que reciben ayuda paterna, el 65% cree que es lo justo, 18% demasiado y 16% muy poco. Curiosamente, los padres que ayudan a sus hijos de esa edad están en cierta sintonía: 63% creen que les ayudan lo justo, 28% demasiado y 8% muy poco.

Por otra parte, la percepción de que los padres no deben ayudar demasiado a sus hijos adultos jóvenes varía según el grupo étnico-racial al que pertenecen: las personas de raza blanca son los que más creen que los padres hacen demasiado al respecto: 62% en comparación con el 46% entre los afroamericanos y 38% entre los hispanos. Variaciones que presumiblemente tienen consideraciones tanto culturales como económicas, al estar los hispanos y afroamericanos en general en condiciones menos favorables estructuralmente.

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Y el asunto va más allá, hijos de 30 años o más viven o dependen hoy de sus padres en una proporción también mucho más alta que en el pasado, un signo de transformaciones socioeconómicas singulares, sobre todo por la dificultad mayor que existe para encontrar empleos estables y suficientemente pagados parta permitir la independencia financiera.

Con todo, hay mejorías. A principios de los años 80, por ejemplo, el 63% de los varones de 18 a 19 años eran independientes financieramente, proporción que cayó continuamente en las décadas siguientes y llegó al rango de 40% hacia 2010. En 2018 esa cifra ha subido a 52%.

Las mujeres de esa edad han en realidad progresado: el 38% eran independientes en 1980 y en 2018 lo fueron el 42%, aunque la cifra aún revela que las mujeres enfrentan mayores obstáculos para ser financieramente independientes que los varones. Las mujeres, con todo, se gradúan hoy de la universidad en mayor proporción que los varones: 41% contra 33% en las edades de 25 y 29 años.

Un signo de todas estas transformaciones socioeconómicas es la edad a la que los estadounidenses se casan y tienen hijos. En 1980, el 42% de los estadounidenses entre 18 y 29 años de edad estaba casado, cifra que en 2018 es solo del 18%. Y, en la actualidad, el 70% de las mujeres en ese rango de edad nunca han tenido hijos, cifra que era 57% en 1980. Muchas mujeres, así, difieren la maternidad hasta después de los 30 años en una proporción mayor que en el pasado.