La magistral estafa multimillonaria en la que se hizo pasar por un ministro francés

Francia protagonizó uno de las mayores fraudes derivados por suplantación de identidad y los detalles de este caso no dejan de sorprender a la opinión pública. Una o varias personas se hicieron pasar desde 2015 hasta 2017 por el por entonces ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian y lo hicieron usando una máscara de silicona. En total, defraudaron 80 millones de euros (90 millones de dólares) de una manera de lo más ingeniosa.

El cebo para pescar a sus víctimas estuvo tan bien elaborado que muchas personalidades influyentes del país galo cayeron en la trampa. El falso ministro les decía que necesitaba recaudar dinero para liberar a periodistas franceses secuestrados en Oriente Medio por terroristas islámicos. Como en Francia es ilegal pagar por rescates, el falso Le Drian le pedía a sus víctimas que transfirieran las donaciones a una cuenta ubicada en un banco de China, con la excusa de que así era más difícil seguir la huella de este dinero. A muchas personas, la proposición les olía mal, sin embargo hubo quien cayó en el timo y siguió las instrucciones.

“Todo sobre esta historia es excepcional”, señaló a la BBC Delphine Meillet, la abogada de Le Drian, quien actualmente es el ministro de Relaciones Exteriores francés. Se atrevieron a robar la identidad de un ministro, luego llamaron a CEOS de grandes compañías y miembros de gobiernos de todo el mundo para pedir grandes sumas de dinero”, aseguró.

Aunque el caso se está investigando, hay un hombre que se encuentra en la cárcel y sobre quien recaen todas las sospechas. Se trata de un ciudadano franco-israelí, Gilbert Chikli, quien afronta cargos por usurpación de la identidad y fraude organizado. En su currículum de fechorías se incluye una sentencia de 2015 en la que se le declaró culpable por una estafa en la que conseguía dinero haciéndose pasar por el jefe ejecutivo de grandes corporaciones, aunque se aprovechó de que Israel, país en el que vivía, se negó a extraditarle a Francia.

Según publica la BBC y tal y como indica la investigación, Chikli podría haber comenzado con la suplantación de identidad del ministro con una operación en la que intentó que el gobierno de Túnez le pagara por unos helicópteros que nunca fueron pedidos. A partir de entonces, la estafa se centró en personalidades con poder en Francia, desde iglesias hasta fundaciones y organizaciones caritativas.

El modus operandi comenzaba con una llamada telefónica de una persona que se hacía pasar por miembro del círculo más íntimo del ministro Le Drian. Esta persona se encargaría de coordinar una conversación con el falso político. Ésta se producía a través de Skype un sistema de video conferencia que para muchos fue sospechoso. Para ello, el autor se colocaba una máscara de silicona e incluso tenía que ser capaz de imitar la voz del ministro. Todo estaba medido con tal detalles que hasta la mesa ministerial estaba flanqueada por banderas e incluso había un retrato del por entonces presiente, François Hollande. Se aseguraban de que la conexión fuera mala y así la conferencia duraba menos tiempo, lo suficiente para que las víctimas picaran en la estafa.

“Con el tiempo, cuando miro atrás, me hago muchas preguntas. ¡Pero se parecía a él!”, afirmó a la televisión francesa, Guy-Petrus Lignac, miembro de una de las dinastías más influyentes en el mundo de los vinos. “Me pedía que le ayudara para servir al Estado. Asusta, porque si hubiera pedido más dinero quizás se lo hubiera dado”, prosiguió.

Entre sus víctimas hay una gran mayoría que prefiere no salir en los medios aunque se sospecha que hay un hombre de negocios de origen turco que podría haber donado la mitad de los 80 millones de euros defraudados.

Chikli cometió un error que le acabó llevando a la cárcel y es que durante su huída de las autoridades viajó a Ucrania en agosto de 2017 con el objetivo de comprar una máscara. Fue extraditado y ahora será Francia quien tome cartas en un asunto de película.