La cadena de contagio que desató un enfermo de COVID-19 a través del aire acondicionado de un restaurante
Noticias inquietante sobre formas en que el coronavirus puede esparcirse y contagiar a las personas provienen de un estudio realizado en China: allí, en un restaurante un solo comensal infectado pero sin mostrar síntomas contagió a otras nueve personas, incluso a varias que estaban en mesas a varios metros de distancia.
El virus logró alcanzar a esas personas a través del sistema de aire acondicionado del restaurante, de acuerdo a un reporte de la investigación publicado recientemente por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Eso sucedió en enero pasado en un restaurante sin ventanas en la ciudad china de Guangzhou (Cantón) por lo que el estudio recomienda a esos establecimientos, para el momento en que las condiciones permitan su reapertura, que mejoren su ventilación e incrementen el espacio entre mesas.
Es ya ampliamente aceptado que para que los restaurantes puedan volver a servir comida en sus instalaciones (actualmente en EEUU solo pueden ofrecer alimentos para llevar o envío a domicilio) tendrán que respetar el distanciamiento social, con mesas suficientemente separadas entre sí, y presumiblemente aplicando otras técnicas para reducir las interacciones cercanas entre clientes y empleados.
Por ejemplo, se requerirá muy posiblemente que el personal use máscaras y guantes y que se limite de modo importante el tiempo que los comensales puedan pasar dentro del local. Al requerirse mantener el distanciamiento social, la capacidad de los restaurantes también deberá reducirse.
Todo ello en el momento, aún incierto, en que la epidemia de COVID-19 se mitigue en grado suficiente y se cuente con datos que validen permitir la reapertura de los restaurantes.
Pero la noción de que el virus puede difundirse por los sistemas de aire acondicionado, y con ello quizá sabotear el esquema de mesas separadas y distanciamiento social, es especialmente preocupante, sobre todo para muchos establecimientos que no cuentan con ventanas en cantidad suficiente ni tienen otras opciones de ventilación. Y ello, además, quizá podía también suceder en otros espacios cerrados, como oficinas y tiendas.
Según el estudio citado, una sola persona contagió a nueve más que comían al mismo tiempo en el restaurante, pero ninguno de los otros 73 comensales y ocho empleados se infectaron. Pero en ese restaurante al parecer solo había una persona infectada asintomática: ¿qué pasaría si hubiesen varios infectados y, por ende, mayor cantidad de coronavirus con el potencial de ser esparcido?
El enorme reto de reabrir
Las restricciones previamente consideradas, y las nuevas que podrían imponerse como el mantener apagados el aire acondicionado y la calefacción y quizá no servir alimentos en lugares sin adecuada ventilación, harán que muchos restaurantes tengan dificultades para reabrir o no puedan hacerlo.
Con todo, los investigadores señalan que el estudio citado aborda el caso de un solo restaurante y no es necesariamente generalizable. Pero es una señal adicional de alerta sobre la potencia y alcance del contagio de coronavirus.
La industria restaurantera es un empleador de primera magnitud y cerca de 3 millones de sus trabajadores se han quedado sin empleo en EEUU desde marzo a la fecha, de acuerdo a cifras de la Asociación Nacional de Restaurantes. Y la caída de sus ventas suma ya al menos unos 25,000 millones de dólares.
Muchos de los restaurantes estadounidenses, y en otros países, posiblemente no podrán abrir del todo o les será difícil sobrevivir dadas las limitaciones de operación que enfrentarán. Muchos posiblemente no sobrevivirán siquiera el presente cierre causado por la epidemia.
Y es posible, como se comenta en Business Insider que cada estado (y cada país) tendrá normas y alcances distintos sobre la reapertura de restaurantes y otros negocios.
Lo cierto es que ningún dato ha de pasarse por alto, y expertos han señalado que las revelaciones del estudio en el citado restaurante chino son elementos a considerar.
“Vamos a abrir de nuevo… Pero el truco será abrir despacio, en fases… abriendo restaurantes a media capacidad, espaciando los asientos…”, comentó William Schaffner, profesor de enfermedades infecciosas de la Universidad Vanderbilt, a Business Insider.
Otros expertos como Jennifer Horney, directora del programa de Epidemiología de la Universidad de Delaware, plantean por ejemplo, el uso de menús desechables, el pago de la cuenta de modo que no haya necesidad de hacerlo físicamente; quizá, por ejemplo, vía sistemas de pago en línea o de interacción inalámbrica.
Pero aún hay mucho por conocerse y definirse, y no solo del lado de qué hacer con la clientela. Se ha mencionado por ejemplo la posibilidad de que, si cayeran enfermos de COVID-19, empleados podrían demandar a sus empleadores si sus condiciones de trabajo resultasen inadecuadas o de alto riesgo.
Casos como los de propagación del coronavirus a través de sistemas de aire acondicionado ponen cargas adicionales a esas consideraciones y posibilidades.
Y siempre existe el problema de cómo hacer cumplir las normas si un restaurante añade algunas mesas más de las permitidas, admite a más comensales que el límite o los coloca más juntos, pues la cantidad de inspectores y demás es limitada. Ni se diga si lo hace en ambientes sin ventilación adecuada o que puedan difundir el virus, como señala el estudio realizado en China.
Por ello, en buena medida el cumplimiento de medidas de seguridad dependerá tanto de los dueños y empleados de los restaurantes como de los comensales, que deben tener especial cuidado de a qué locales acudir y en qué condiciones. La seguridad común para evitar el contagio es indispensable.
Así, al final la reapertura de restaurantes, con más o menos restricciones, debe depender de factores objetivos claros, pese a las tentaciones de hacerlo de modo súbito. Por ejemplo, dueños de restaurantes en Georgia, donde el gobierno estatal permitirá la reapertura a partir del próximo lunes 27 de abril, consideran que esa medida es prematura y dicen que no abrirán si eso implica poner en riesgo a sus empleados y clientes, según reportó Eater.
Para que eso se haga de modo seguro, se reitera, la epidemia debe haberse reducido de modo sustantivo y ha de contarse con suficientes datos de test de diagnóstico y de detección de anticuerpos y con capacidad de contener y rastrear los nuevos casos para concluir que la población en cuestión puede ya volver a actividades con riesgo mínimo.