La increíble historia del hombre que ayunó durante un año

Angus Barbieri antes de iniciar su ayuno voluntario (izquierda) y después de pasar 382 días sin comer (derecha). (Captura pantalla Twitter)
Angus Barbieri antes de iniciar su ayuno voluntario (izquierda) y después de pasar 382 días sin comer (derecha). (Captura pantalla Twitter)

Dejar de comer mata.

Pero hay excepciones para todas las reglas, como la del escocés Angus Barbieri, quien sobrevivió saludable a un régimen extremo para rebajar que duró 382 días.

Y aunque el largo ayuno ocurrió hace 53 años sigue siendo un misterio médico.

La historia comenzó cuando Angus tenía 27 años y fue al Hospital Real de Dundee para que lo ayudaran a bajar de peso.

Le diagnosticaron que estaba “gravemente obeso” con 207 kilogramos.

Los médicos le recomendaron seguir un corto periodo de ayuno, como lo hacían con la mayoría de las personas con sobrepeso mórbido que deseaban mejorar su salud. Los especialistas no tenían demasiadas expectativas de que Angus lograra seguir el programa por la elevada tasa de deserción que tienen los regímenes estrictos para rebajar. Pero estaban equivocados.

Los días sin comer se convirtieron en semanas y Angus se sentía con las energías para continuar. Desde el primer día estaba decidido a dejar de comer hasta alcanzar su peso ideal de 82 kilos.

Para lograrlo, Barbieri se recluyó en su casa. Sólo salía al hospital para sus revisiones de rutina o para pasar las noches en el hospital.

Esas constantes visitas hospitalarias permitieron probar que Angus realmente permaneció sin comer más de un año porque le realizaban analíticas sanguíneas para asegurarse de que su vida no corría el peligro. Los efectos de la inanición pueden ser mortales porque la falta de nutrientes pueden afectar el funcionamiento del corazón, el cerebro y los riñones.

Pero el tiempo siguió pasando y el disciplinado paciente se mantuvo saludable, ante la mirada atónita de sus médicos.

Barbieri no comía pero tomaba bebidas sin calorías como café, te y agua con gas. También tomó suplementos vitamínicos, sodio y potasio a petición de los doctores para mantener sus funciones orgánicas. Y hasta admitió haber usado algo de azúcar o leche en el té durante las últimas semanas del ayuno.

Barbieri volvió a subirse a la báscula el 11 de julio de 1966. Esta vez la aguja marcó los 82 kilos que tanto había anhelado y lo más sorprendente es que cinco años después no había recuperado gran parte del peso perdido y se mantenía en 89 kilos.

Su primera comida después del ayuno consistió en un huevo hervido, con una rebanada de pan con mantequilla y un café negro, según una nota publicada en el diario Chicago Tribune, que lo describió como un hombre de unos 1,82 metros, sonriente y satisfecho. Reveló que deseaba vacacionar en España y hacer lo posible por no recuperar el peso perdido.

A pesar del éxito de Barbieri, sus médicos se mostraron cautelosos sobre la efectividad del ayuno como un mecanismo para perder peso de manera permanente.

"En la mayoría de los pacientes obesos, existe una barrera para la pérdida de peso expresado en el equilibrio entre el deseo de perder peso y el deseo de comer. Cuando el primer deseo continúa superando al segundo, no debe descartarse el ayuno terapéutico prolongado", concluyó el informe publicado en Postgraduate Medica Journal en marzo de 1973.

El ayuno como arma

El caso de Barbieri es quizás uno de los ejemplos más extremos de ayuno registrados por la ciencia, pero no ha sido el único.

Poco antes de la odisea de Barbieri, especialistas estadounidenses estudiaron el impacto del ayuno en 11 pacientes obesos. El que menos duró en el estricto régimen logró ayunar 12 días mientras que uno pasó 117 días sin consumir calorías con una pérdida promedio de peso de unos 410 gramos diarios.

En sus conclusiones, los investigadores alertaron sobre complicaciones como hipotensión, anemia y artritis, aunque los niveles de electrolitos, lípidos y aminoácidos de las personas estudiadas se mantuvieron estables. "El ayuno prolongado no es recomendado para pacientes obesos con enfermedad cardiovascular isquémica o enfermedad cerebral, con antecedentes de gota o enfermedad hepática".

Los médicos dejaron de usar los ayunos a mediados de la década de 1970 porque dejar de comer rebaja pero también puede matar a los pacientes.

Pero no todos dejan de comer de manera voluntaria por razones estéticas o de salud. Los ayunos también se han usado como una manera de protesta.

El líder independentista indio Mahatma Gandhi realizó 17 huelgas de hambre entre 1913 y 1948. El político pacifista consideraba el ayuno como un arma para liberar a India del Imperio Británico y todos fueron efectivo aunque ninguno se prolongó por más de 21 días.

Indian statesman Mahatma Gandhi (Mohandas Karamchand Gandhi, 1969 - 1948) fasts in protest against British rule after his release from prison in Poona, India.    (Photo by Keystone/Getty Images)
El líder indio Mahatma Gandhi (Mohandas Karamchand Gandhi, 1869 - 1948) usó el ayuno como una forma de protesta contra el gobierno británico. (Photo by Keystone/Getty Images)

El británico Dennis Galer Goodwin protagonizó la huelga de hambre más larga de la historia al negarse a consumir alimentos durante 385 días para defender su inocencia y rechazar una acusación por violación mientras permanecía recluido en el Centro Penitenciario de Wakefield en West Yorkshire. Pero ante el deterioro de su estado físico, las autoridades penitenciarias decidieron alimentarlo a la fuerza con una sonda nasogástrica.

Otras popular forma de ayuno tiene motivaciones religiosas. En el ayuno del Ramadán, millones de musulmanes dejan de consumir alimentos desde que sale el sol hasta que se pone durante 30 días. Se trata de un ritual sagrado que pretende purificar al cuerpo, alejar a los creyentes de las tentaciones de este mundo y acercarlos a la espiritualidad. En 2019, el Ramadán se celebró entre el 6 de mayo y el 4 de junio.

La dieta intermitente

Vivimos en un mundo sin equilibrio, donde los humanos mueren por una alimentación inadecuada, bien sea por sobrepeso, en las naciones desarrolladas, o por desnutrición en los países pobres.

La mayoría de los expertos en nutrición recomiendan seguir una dieta balanceada con proteínas, carbohidratos, vegetales y el mínimo alimentos procesados.

Mención aparte merecen los trastornos alimentarios, que son patologías que afectan la salud física y mental de los que las padecen. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno alimentario compulsivo, el trastorno OSFED, y el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos (ARFID, por sus siglas en inglés) son algunas de estas afecciones de origen psicológico que suelen comenzar con una percepción negativa de la imagen corporal.

Lo que comienza con un guiño negativo porque una chica no le gusta lo que ve cuando se para frente al espejo puede terminar con una enfermedad mortal. Y todo comienza con una dieta o un atracón.

Pero hay quienes aseguran que restringir el consumo de alimentos es beneficioso para la salud. Estrellas de Hollywood como Jennifer Aniston y Reese Witherspoon han admitido que ayunan varias horas al día y se sienten estupendas.

Esta nueva tendencia para evitar el sobrepeso que se llama el ayuno intermitente, que consiste en dividir las 24 horas de un día en dos partes. En una de las partes, se ayuna de manera ininterrumpida entre 14 y 18 horas. Es decir, no se come nada en ese lapso. Sólo se toma agua, café o té, como Angus Barbieri. Y en la segunda etapa, que puede durar de seis a 10 horas se comen alimentos de manera balanceada, aunque sin restricciones.

Aniston prefiere tomar una cena temprana para dejar de consumir alimentos alrededor de las 18h y no vuelve a alimentarse hasta las 10h, en una especie de desayuno tardío. La ventaja es que, a diferencia del ayuno sagrado del Ramadán, las horas de sueño cuentan dentro del periodo en que se restringe la comida y es más fácil evitar la tentación de probar algún bocado.

La otra modalidad de la dieta intermitente es consumir 500 calorías dos días a la semana y comer normalmente los otros días.

El cuerpo comienza a metabolizar la grasa cuando ya terminó de digerir todos los alimentos y ha absorbido todos sus nutrientes.

Lo que no hay que abandonar nunca es el sentido común y el asesoramiento médico a la hora de cambiar los hábitos de alimentación. Recordemos que podemos enfermar y morir por inanición.