La fotografía que muestra la realidad de los Juegos Olímpicos

En octubre del año 2009 las calles de Río de Janeiro se inundaron de celebraciones. Todo festejo era poco por un sueño que representaba años de ilusión: ser elegidos la ciudad que organizaría los Juegos Olímpicos de 2016, los primeros en Sudamérica. Una decisión que situaba definitivamente a Brasil como el centro del mundo deportivo junto con el Mundial de Fútbol de 2014.

La fotografía que muestra la realidad de los Juegos Olímpicos

Entre lágrimas, el por entonces presidente de Brasil Lula da Silva, principal impulsor del sueño olímpico, proclama que "este pueblo merecía esa oportunidad. Por haber sido colonizados teníamos la manía de ser pequeños, de no ser importantes" y confesaba que ese día era "el más emocionante de mi vida. Empezaré a trabajar por los Juegos Olímpicos mañana, no pasado mañana, sino mañana mismo", concluyó.

Ya ha llovido desde ese momento de euforia y la situación del país es muy distinta. La marcha de Dilma Rousseff. Un ministro de deportes en funciones. En medio de una crisis económica. La inseguridad. Parece que el desánimo se adueña cada vez más de los brasileños, hasta el punto que el 50% se oponen a los Juegos Olímpicos y el 63% piensa que harán más daño que bien, tal y como revela el diario O Globo.

Por si esto fuera poco, una fotografía que circula por las redes sociales ha colmado el hartazgo de los brasileños:

 

Para muchos esta imagen describe claramente la realidad de estos Juegos Olímpicos: una vagabunda durmiendo al lado de un puente donde se puede ver el logo de Río 2016 junto a una frase que el autor de la fotografía Felipe Barcellos se cuestiona: "Un mundo nuevo, ¿seguro?".

Hay quien puso en duda la veracidad de esta imagen, por lo que también publicó un vídeo donde se ve claramente que no hay manipulación alguna. Aunque duela, esta es la realidad del país.

En mayo, unas semanas antes de dejar la presidencia del país, Dilma Rousseff afirmaba que "Brasil será capaz, conviviendo con un período difícil, crítico para su historia y la democracia", de ser "el mejor anfitrión que los Juegos Olímpicos haya conocido". Y nadie duda de que el pueblo vaya a dar la más calurosa de las bienvenidas a todos los atletas y espectadores que acompañan a este gran acontecimiento.

La principal incógnita es qué pasará cuando tras la ceremonia de clausura de los Juegos Paralímpicos el mundo deje de mirar a Brasil.

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