La extraña celebración de los futbolistas argentinos (o lo que nos perdemos por culpa del teléfono móvil).
He aquí a un grupo de jugadores extasiados tras ganar un partido con su selección nacional de futbol. He aquí a la selección argentina celebrando una importante victoria en la Copa América. He aquí abrazos, y sonrisas y gritos de guerra.
Ups.
Ups.
He aquí una celebración que tiene lugar en las redes sociales y no el el vestuario.
¿Les parece raro? Pues piensen, piensen cuántas veces han hecho ustedes lo mismo.
“Ojo retina, tengo un ojo retina”, me contestó sonriente una madre cuando le pregunté el otro día por qué no grababa con su teléfono móvil la actuación de fin de curso de su hijo. “Prefiero verlo y recordarlo que grabarlo”. Era la única persona -de todos los padres que estábamos allí- que no estaba inmortalizando el momento.
¿Se acuerdan de esta fotografía?
Se hizo viral el año pasado. Todo el mundo mira lo que ocurre a través de las pantallas de sus teléfonos móviles. Todo el mundo menos una mujer. Y solo hay que verle la cara para darnos cuenta de lo que está disfrutando.
Y sí, yo también podría ser una de las cabezas de esta foto, porque mis manos tamibién han sostenido mi móvil para inmortalizar a La Mona Lisa en el Louvre parisino. Ninguna fotografía será capaz de captar el magnetismo de los ojos de esa mujer que te siguen hacia cualquier lugar de la sala al que te desplaces.
Esta otra imagen también provocó revuelo hace un par de años. Adolescentes ante un Rembrand incapaces de levantar la vista de sus móviles. Quizá nunca vuelvan a estar ante ese cuadro, y habrán perdido la única oportunidad que tenían para contemplar tanta belleza.
Y esto, tengo la sensación, no ha hecho más que empezar.