La escalofriante similitud entre un anuncio de campaña de 1964 y las elecciones del 2016

A veces fantasmas del pasado regresan para ayudar, advertir o torturar a los vivos. Y esos extraños retornos también se dan en las elecciones presidenciales.

Es lo que ha sucedido con un singular anuncio de televisión, de una duración de 4 minutos (algo que sería inusual en la TV de hoy), que fue originalmente emitido en Estados Unidos durante el proceso electoral de 1964 y que ha cobrado fuerza en redes sociales en la presente campaña presidencial.

El video se titula ‘Confessions of a Republican’ (Confesiones de un republicano) y muestra a un hombre atribulado, de gafas y con un cigarrillo encendido y humeante (otro elemento que hoy resultaría ‘políticamente incorrecto’, aunque le pese a Donald Trump), hablando a la cámara. El individuo reconoce que siempre ha votado por el Partido Republicano, como su padre y su abuelo, pero expresa su malestar con el político que ha sido nominado a la candidatura presidencial de esa formación.

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Un joven expresa en un anucio su perturbación por las ominosas peculiaridades del candidato presidencial republicano de 1964. (Youtube)

Le asusta e inquieta, por ejemplo, que ese candidato haya recibido el apoyo de grupos ominosos como el Ku Klux Klan, reconoce que muchas veces no sabe lo que el candidato quiere decir con sus dichos, le perturba su belicosidad y duda si los republicanos deben mostrar unidad en torno a un candidato que fue nominado “por equivocación”.

Hacerlo, dice el hombre un tanto compungido, sería una mentira.

Pero no se trata del flashback de un desplazado miembro del establishment republicano o un conservador tradicional frustrado o espantado porque un candidato contestatario –como Donald Trump hoy, dirían algunos– se haya apoderado del partido y lo coloque en una posición difícil en su aspiración de regresar a la Casa Blanca.

La elección de 1964 se daba, cabe señalar, en momentos de peculiar tensión: a pocos meses del asesinato del presidente John F. Kennedy, con un país convulsionado por tensiones raciales y un activo movimiento por los derechos civiles, con Martin Luther King a la cabeza, encarando el rechazo racista y violento de muchos. Por añadidura, la Guerra Fría seguía ardiendo y muchos en el país se cuestionaban si el presidente Lyndon Johnson, que ascendió desde la vicepresidencia tras la muerte de Kennedy, era realmente el adecuado para conducir al país por ese camino turbulento.

El candidato republicano que surgió de la elección primaria de ese año fue el senador por Arizona Barry Goldwater, quien en su momento fue considerado el líder del resurgimiento conservador de base, contrario a los políticos de Washington y enfrentado a un ala más moderada, vinculada al establishment republicano.

Si eso se parece en algo al proceso de 2016 no necesariamente es pura coincidencia. Y lo cierto es que en 1964 Goldwater derrotó en la primaria republicana a Nelson Rockefeller y otros gobernadores y enfrentó en la elección general a Johnson.

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Barry Goldwater, el candidato presidencial republicano en 1964. (Getty Images)

Y para enmarcar las tribulaciones del joven del anuncio en cuestión, cabría citar lo dicho por Goldwater ante la Convención Republicana que le otorgó la nominación: “Yo les recuerdo que el extremismo en defensa de la libertad no es un vicio. Y déjenme decirles también que la moderación en la búsqueda de la justicia no es una virtud”.

Solo le faltó decir que emprendería deportaciones masivas, derogaría las leyes de su antecesor, encararía firmemente a gobiernos mañosos y devolvería la grandeza a Estados Unidos para completar un hipotético círculo comparativo.

Así, la figura de Goldwater resultó demasiado para el joven del anuncio, quien dijo que en el pasado votó por el venerable Einsenhower y por Nixon contra Kennedy. Su turbación era tal que aunque acepta que pensó no votar en 1964 al final hace acto de reflexión y contrición y decide que lo mejor es votar contra Goldwater, es decir por el Partido Demócrata para reelegir al presidente Johnson.

Pero aunque el video ‘Confesiones de un republicano’, grisáceo de origen y un tanto maltratado por el tiempo, desarrolla sus ideas con aparente sinceridad, se trata de una farsa, una aguda maniobra propagandística. El individuo, como relató el portal Quartz, no era un consternado republicano sino un actor contratado por la campaña de Johnson justamente para difundir entre el electorado la noción de que Goldwater era una opción tan negativa que hasta los propios republicanos le han dado la espalda.

Es un papel que quizá algunos estarían pensado asumir (o en contratar para un comercial) ante el auge del cáustico ‘outsider’ Trump y el contestatario Ted Cruz. Y, por qué no, ante el crecimiento en el polo opuesto de Bernie Sanders, el “demócrata socialista” que ha puesto en jaque a la jefa de una dinastía política.

Sea como sea, y más allá de ese anuncio profético o nostálgico, en 1964 Johnson barrió con Goldwater en la elección general: el republicano logró apenas el 38.4% de los votos y ganó en solo seis estados. Un resultado que, proyectando esa elección a la presente, muchos miran con deseo, inquietud o mera incredulidad.

Y es que, en muchos sentidos, 1964 no es 2016, aunque el disgusto de las bases con las élites partidistas haya sido entonces y sea hoy el tono de la elección.

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