La enigmática dualidad sexual del famoso espía Charles de Beaumont

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La segunda mitad del siglo XVIII Francia vivió los grandes cambios políticos que marcarían su destino. Medio siglo antes del inicio de su famosa revolución de 1789, bajo el reinado de Luis XV tuvieron lugar en el país una serie de intrigas políticas en las que Charles de Beaumont se convirtió en una de las piezas claves.

Beaumont, proveniente de una familia aristocrática de la región de Borgoña, consiguió colocarse a trabajar para el monarca quien le confió una misión secreta como diplomático y espía.

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Luis XV quería alejar de la corte francesa a su primo Luis Francisco de Borbón (más conocido como el Príncipe de Conti), de quien desconfiaba. Para ello trató por todos los medios que Beaumont intercediese para conseguir que el Príncipe de Conti acabase como rey de Polonia; de ese modo tendría contento a su primo y al país polaco como nación satélite de Francia.

Finalmente dicha empresa no pudo llevarse a cabo, pero el trabajo realizado por Charles de Beaumont (quien también fue famosamente conocido como ‘Chevalier d'Éon’) hizo que siguiera contando con la confianza del rey, quien lo mando al Reino Unido.

Luis XV quería invadir las islas británicas y para ello necesitaba cuanta más información mejor por lo que en 1763 envió a Chevalier d'Éon para que espiase desde la embajada francesa en Londres. El problema fue que Beaumont no fue nombrado embajador tal y como él deseaba (y le había prometido en un principio el rey) quedando supeditado a las órdenes de Claude-Louis-François Regnier (conde de Guerchy), con quien no tenía buen trato, además de tener el convencimiento de que el nuevo embajador era un auténtico inepto para ocupar tal cargo.

Ahí es cuando comenzó la fricción entre el espía y su monarca, tensándose cada vez más la relación entre ambos y siendo destituido finalmente por el rey ante el comportamiento insolente de Chevalier d'Éon. Le mandó volver a Francia, orden que desobedeció.

Beaumont disponía de muchísimos documentos e información secreta que, de hacerse públicos, afectaría de lleno al monarca francés pero también a numerosos políticos británicos a quienes había sobornado. Éstos llegaron a ofrecerle hasta 40.000 libras (toda una auténtica fortuna) por guardar silencio y entregar los mencionados documentos, pero denegó tal oferta a la espera de otra mucho más generosa por parte del rey francés.

Luis XV, indignado por el chantaje al que le había sometido, ordenó que d’Éon fuera secuestrado y llevado ante su presencia, pero el espía ya estaba al corriente de dicha maniobra y pidió protección al gobierno británico mientras resolvía su situación, concediéndole un juez la inmunidad política.

Fue durante su estancia en Londres donde de la noche a la mañana Charles de Beaumont apareció en algunos lugares y actos públicos vestido de mujer. Los rumores se dispararon y se convirtió en la comidilla de la corte británica, llegándose a realizar apuestas astronómicas sobre cuál era su verdadero sexo.

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Lo sorprendente del asunto es que al igual que un día había aparecido en un lugar con vestido de mujer, al día siguiente lo hacía como caballero, lo que originó todo tipo de comentarios que incluso llegaron a oídos de Luis XV. En 1774, el mismo año que el rey francés fallecería, un médico dictaminaría oficialmente que Charles de Beaumont en realidad era una mujer y a partir de aquel instante pasó de ser llamado Chevalier d'Éon a Mademoiselle d'Éon.

A pesar de esa oficialidad en la que se le declaraba mujer, hubo un sinfín de ocasiones en las que siguió apareciendo vestido de hombre e incluso una en la que, una vez fallecido Luis XV y por tanto levantada la orden contra él, se presentó ante el nuevo rey francés (Luis XVI) vestido como militar y se puso a su disposición. El monarca no aceptó reincorporarlo al servicio de la corona francesa y lo invitó a abandonar el país.

Tras regresar a Londres, donde vivió el resto de su vida (falleció en 1810 a la edad de 81 años), lo hizo como mujer y así se mantuvo todo ese tiempo. Tras su muerte, el médico que tuvo que certificar su defunción pudo comprobar que los genitales de Mademoiselle d'Éon eran masculinos y por tanto era realmente un hombre.

Lo que siempre quedará como una incógnita es el porqué cuatro décadas antes otro galeno lo declaró oficialmente como mujer, sospechándose que la principal razón de su ambigüedad sexual posiblemente estaba motivada por una filia al travestismo, algo que aprovechó para lucrarse ganando parte del muchísimo dinero que hubo por medio en las apuestas en las que se jugaba cuál era su verdadero género.

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