Por qué los ciclistas colombianos son conocidos como ‘escarabajos’

El ciclismo es uno de los deportes que más espectadores y aficionados atrae en cada una de las competiciones que se celebran y/o retransmiten. Se tiene constancia de que la bicicleta apareció a finales del siglo XVIII (bajo el nombre de velocípedo) y las primeras pruebas deportivas en las que se hizo uso de ellas fue a partir de 1868.

(imagen vía nuestrociclismo.com / Flickr)
(imagen vía nuestrociclismo.com / Flickr)

Desde entonces mucho ha evolucionado este deporte, existiendo numerosas competiciones que se celebran en todo el planeta a lo largo del año y existiendo una nomenclatura muy específica para referirse a infinidad de cosas o personas relacionadas con las carreras ciclistas: farolillo rojo, abanico, coche escoba, contrarreloj, esprínter, maillot, lanzador, pájara, escarabajo

[Te puede interesar leer: ¿De dónde surge llamar ‘farolillo rojo’ al ciclista que queda último en la clasificación?]

Y es precisamente al origen del último término referenciado (escarabajo) al cual voy a dedicar este post en el ‘Cuaderno de Historias’, debido a que es un apodo que se aplica específicamente para referirse a los ciclistas de origen colombiano y guarda tras de sí una curiosa historia y que está relacionada con uno de los ciclistas más célebres que ha tenido este país sudamericano: Ramón Hoyos.

En 1951 comenzó a disputarse la competición de ciclismo en ruta (carrera que se realiza por carretera y cuyas diferentes etapas de salida y meta son en distintas poblaciones, realizando un recorrido) ‘Vuelta a Colombia’. Un año después entre los ciclistas inscritos se encontraba un joven de 20 años de edad, originario de Marinilla (departamento de Antioquia) gran aficionado al ciclismo pero que no era profesional.

Había participado en varias carreras previas, obteniendo desastrosos resultados (en muchas de ellas quedando en último lugar) y a pesar de su inexperiencia, Ramiro Mejía (uno de los grandes patrocinadores de ciclistas de la época) confió en él y decidió enviarlo a correr a la Vuelta a Colombia de 1952 con el equipo ‘Antiloquia’.

[Te puede interesar leer: El célebre campeón ciclista que salvó la vida a 800 judíos italianos durante la IIGM]

La primera etapa se disputó el 12 de enero entre Bogotá (capital de Colombia) y la población de Honda (en el departamento de Tolima) con un recorrido de 163 kilómetros y no pudo ser más desastrosa para el joven Ramón Hoyos.

La dureza de aquella primera etapa hizo que quedase descolgado del pelotón (participaban 60 ciclistas) y a pocos kilómetros de la meta topase con una piedra, cayendo al suelo y quedando conmocionado durante bastante tiempo. Cuando volvió en sí estaba siendo atendido por unos sanitarios que pretendían llevárselo en una ambulancia hasta un centro médico, pero Ramón se negó y quiso terminar con dignidad aquella larga y dificultosa etapa.

Con mucho esfuerzo y dolor (apenas podía ver por un ojo, debido al golpe recibido en la cara) llegó a la meta, encontrándose con la sorpresa de que allí ya no quedaba absolutamente nadie esperándolo. Se retiró a descansar y al día siguiente (a pesar de estar entumecido y dolorido) se presentó para tomar la salida de la segunda etapa entre Honda y Fresno (un recorrido de 41 kilómetros), pero los organizadores le dijeron que estaba descalificado por no haber llegado a meta el día anterior.

Tras una larga discusión en la que explicó lo sucedido y cómo sí había cruzado la meta, aunque no había nadie allí para demostrarlo, finalmente se le dejó participar, siendo advertido que no volverían a admitir que siguiera corriendo en la Vuelta si volvía a repetirse lo del día anterior.

Aquella segunda etapa no fue una gran carrera para Ramón Hoyos (a nivel de ciclista) pero sí que demostró tener agallas y la corrió a pesar de las contusiones, dolor y no ver con claridad por uno de sus ojos. La postura que llevaba sobre la bicicleta (por el dolor corporal que tenía, además de su casi nula experiencia como profesional) hizo que llamase la atención de los periodistas que estaban apostados en la línea de meta y donde uno de ellos soltó a través de la retransmisión radiofónica que padecía un ‘escarabajo’.

[Te puede interesar leer: El idolatrado ciclista francés que en su vida privada era un violento maltratador]

La mayoría de fuentes aseguran que fue el comentarista deportivo José Enrique Buitrago quien pronuncio dicha frase y puso ese apodo a Ramón Hoyos, aunque hay quien apunta que fue Carlos Arturo Rueda, otro insigne periodista colombiano de la época.

A partir de aquel momento Ramón Hoyos fue conocido como ‘el escarabajo de la montaña’, debido a que, a pesar de tener casi todo en contra, acabó realizando una gran Vuelta a Colombia, ganando incluso la 9ª etapa (de las 13 que componían la carrera) entre las poblaciones de Cali y Sevilla (de 169 kilómetros) y quedando en la clasificación final en 6º lugar.

Ramón Hoyos, ‘el escarabajo de la montaña’, se convirtió en toda una leyenda del ciclismo colombiano, ganando la Vuelta a Colombia en cinco ocasiones (1953, 1954, 1955, 1956 y 1958) y uno de los mayores representantes de su país en este deporte. Incluso el mismísimo Gabriel García Márquez, en sus años de periodista, lo entrevisto en varias ocasiones y publicó hasta 14 artículos dedicados a este gran ciclista en 1955 en el periódico ‘El Espectador’.

Tras retirarse Ramón Hoyos de la competición profesional, en 1964, otros muchos ciclistas colombianos destacaron por ser grandes escaladores, motivo por el que la prensa continuó utilizando el mote ‘escarabajo’ para referirse a prácticamente todos los corredores de esta nacionalidad, llegando de este modo hasta nuestros días.

Fuentes de consulta e imagen: elespectador / lifestyle / eltiodelmazo / eltiempo / nuestrociclismo.com – Flickr

[Te puede interesar leer: ¿Cuál es el origen del ‘coche escoba’ de las carreras ciclistas?]